La socialdemocracia, que con el presidente Alvaro Colom ha gobernado Guatemala por primera vez en medio siglo, dejará el poder tras las elecciones del domingo sin haber introducido cambios profundos y tras fracasar en reducir la pobreza y la inseguridad, dijeron analistas.
Colom, líder de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE, socialdemócrata), no consiguió la “base política” para aprobar las reformas que prometió en la campaña de 2007, dijo el director de la sede guatemalteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Edmundo Urrutia.
La UNE, que como los gobiernos anteriores fracasó en lograr que el Congreso aprobara una reforma fiscal y otras iniciativas, fue incapaz de “impulsar una base política fuerte”, declaró Urrutia a la AFP.
El gobierno de Colom, el primero de centroizquierda desde la caída de Jacobo Arbenz en una rebelión militar orquestada por Estados Unidos en 1954, carece de posibilidad de tener continuidad, porque no lleva candidato a las elecciones del domingo, pues el Tribunal Electoral impugnó a la ex primera dama Sandra Torres.
Los propios esfuerzos por mantener en la carrera electoral a Torres, quien se divorció de Colom para eludir una norma constitucional que le prohibía postularse, terminaron por desgastar más a la UNE, favoreciendo a su principal adversario, el general retirado derechista Otto Pérez, favorito de los sondeos.
“Se generaron muchas expectativas y se abrieron muchas esperanzas con la llegada de la UNE al gobierno, sobre todo con ese pronunciamiento suyo de que iba a desarrollar una agenda predominantemente social”, indicó la directora del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos, Catalina Soberanis.
Sin embargo, “el divisionismo (en las filas de la UNE) fue fatal”, dijo Soberanis a la AFP.
“Nunca se percataron y con ellos predominó aquel dicho de 'divide y vencerás', lo cual le ha pasado a todos los partidos históricos de Guatemala, pues ya no existen”, añadió la analista y ex presidenta del Congreso.
Colom, que entregará el sillón presidencial en enero al vencedor de estas elecciones, no cumplió sus grandes promesas de campaña: reducir la pobreza y la violencia.
Un 51% de los 14 millones de guatemaltecos vive en la pobreza, y el país sigue sumido en la violencia, con un promedio de 18 muertos al día, una de las mayores cifras de América Latina.
El único legado de Colom será su programa en favor de las zonas empobrecidas, según Soberanis.
“La UNE instauró esa agenda de cohesión social y que es irreversible, porque aunque la UNE ya no esté en el gobierno esa agenda va a continuar porque nadie se atrevería a dejar sin efecto esos programas”, dijo la analista.
Esto “es lo más significativo de un gobierno socialdemócrata”, consideró.
El propio Colom ha reconocido su fracaso en el combate a la pobreza y la desnutrición, la cual afecta al 49% de niños menores de cinco años, una de las tasas más altas del mundo y primera en Latinoamérica.
Sin embargo, el presidente ha defendido sus logros en educación, salud y lucha contra el crimen, pese a que las cifras de muertes violentas son ahora superiores a los de la guerra civil (1960-1996).
Colom se justifica diciendo que encontró una férrea oposición política, pues hay sectores que siguen inmersos en la pugna entre izquierda y derecha, como cuando fue derrocado el reformista Arbenz, en plena Guerra Fría.
“Aquí hay un socialdemócrata y creen que es comunista. Todavía hay un analfabetismo político exacerbado. Hay un ejercicio no resuelto de armonía nacional, de empezar a ver más allá de un esquema de izquierda-derecha”, dijo Colom recientemente en una entrevista con la AFP.
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Guatemala: socialdemocracia dejará el poder sin cambios profundos
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