Torres Yagi, de 38 años, fue condenado a cadena perpetua en primera instancia en Hiroshima en julio de 2006. Pero la fiscalía recurrió, criticando la sentencia por ser “extremadamente ligera e injusta” dada la gravedad del crimen, y alegando que “la pena de muerte es la única opción”. El cuerpo de la víctima, Airi Kinoshita, fue encontrado en una caja de cartón en un descampado de Hiroshima en noviembre de 2005. Torres Yagi fue detenido pocos días después y confesó el asesinato, aunque dijo haber obedecido a “voces del demonio”. Su defensa alegó sin éxito la alienación mental. El crimen conmocionó a Japón y provocó que el gobierno endureciera las leyes sobre la inmigración, en particular cuando se trata de personas de origen japonés.
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Japón: confirma cadena perpetua para peruano acusado de asesinar niña de 7 años
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