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Mucho ruido y pocas certezas en el plan europeo para salvar la Eurozona

AFP

25 de octubre de 2011 10:44 AM

Con cuatro grandes líneas, el mega plan para salvar al euro parece simple a primera vista, pero cada una de estas medidas requiere ingentes negociaciones y plantea una catarata de complicaciones. 
En los últimos días, los dirigentes europeos han esbozado un plan que contempla recapitalizar la banca, aumentar la quita de la deuda de Grecia, optimizar la capacidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, y fortalecer la unión política y fiscal de la Eurozona. 
Pero cada una de las medidas abre una verdadera caja de Pandora. 
Todos los dirigentes europeos están de acuerdo en la necesidad de recapitalizar la banca con unos 108.000 millones de euros para prepararla al seguro default de Grecia. Pero nadie ha detallado qué bancos necesitan ser recapitalizados y cómo se llevaría a cabo la operación. 
La Comisión Europea se ha limitado a decir que la idea es que los bancos primero recurran al sector privado, luego a sus gobiernos y como último recurso al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). 
Pero, ¿será suficiente esa recapitalización?, se pregunta Janis A. Emmanoudilidis, del Centro de Política Europeo (EPC). 
De hecho, el FMI estimó que la banca necesita unos 200.000 millones de euros en caso de default de Grecia, pero expertos privados elevan esa cifra a 300.000 millones. 
¿No será que termine aumentando aún más la deuda soberana de esos países?, se interroga Emmanouilidis. Y explica: “muchos de esos bancos no podrán obtener el suficiente capital en los mercados, lo que forzará a los gobiernos a hacerse cargo de la tarea”. 
Los dirigentes europeos también anunciaron que los bancos tendrán que elevar a 9% el capital básico de calidad (Tier 1), contra el 5% que se les pedía. 
Pero si se aumenta “el ratio al 9%, se limitará el crédito, principal motor del crecimiento”, advirtió Zsolt Darvas, del Centro Bruegel. 
En el mismo sentido se expresó el presidente del banco español Santander, Emilio Botín, cuando pidió a las autoridades europeas que dejen de sobrerregular la banca ya que acentúa “el riesgo de estrangulamiento del crecimiento económico”. 
Según fuentes europeas, un acuerdo ha sido alcanzado con los bancos para elevar a entre 50 y 60% la quita sobre la deuda griega, contra el 21% que se había decidido en julio. 
Tal como exigía Alemania, esa participación del sector privado se haría de forma “voluntaria”. 
Una importante asociación de bancos advirtió de que hay “límites” a lo que puede ser considerado una quita voluntaria, alertando de decisiones que puedan “equivaler a un default”. 
Una medida así “podría aislar a la economía griega de los mercados internacionales de capital durante muchos años”, señala el Instituto Internacional de Finanzas (IIF). 
Grecia expresó su alarma por las consecuencias para sus bancos y sus cajas de jubilaciones de una quita de su deuda soberana, que alcanzó los 350.000 millones de euros (162% de su PIB), lo que pondría “bajo tutela” a las entidades acreedoras de la deuda griega. 
Eso provocaría que Atenas tenga que acudir al rescate de su banca, aumentando a la vez su deuda. 
Uno de los puntos más complicados es la optimización del FEEF, devenido en el principal arma contra la crisis de deuda. 
Los europeos manejan dos opciones para reforzar la potencia del FEEF. 
La primera prevé que el fondo garantice entre un 20 a 30% de la deuda emitida por los países miembros. El objetivo es alentar a comprar deuda de países amenazados como España o Italia. 
La segunda crearía un vehículo para atraer a inversores externos, privados y públicos como países emergentes. 
“Aquí hay mucha confusión e incertidumbre”, opinó Darvas, quien cree que los europeos se inclinarán por la opción de “una especie de compañía de seguros”. 
Sin embargo, aclara, a estas alturas, una garantía de entre 20% a 30% es completamente insuficiente. 
“No creo que una garantía de un 20% o 30% sea suficiente para un inversor que cree por ejemplo que Italia está a punto del default”, consideró Darvas. 
“Y también podría traer más volatilidad a los mercados generando más distorsión entre los bonos garantizados y los que están en circulación”, explicó. 
Para Darvas, la única solución es crear una gobernanza económica de la Eurozona. “Pero todo parece demasiado complicado y llevaría tiempo”, remachó.

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