Por eso resultó algo soprendente para ella escuchar que en alguno de los 250.000 cables del Departamento de Estado divulgados por WikiLeaks ella misma fuera considerada un asunto tan delicado que incluso se aconsejó a los funcionarios estadounidenses no repetir su nombre.
“No creo que haya dicho algo que me pusiera en riesgo”, dijo Ferrari Bravo.
El episodio de la diplomática italiana, aunado a otras historias similares de otros legisladores, diplomáticos y activistas extranjeros que son citados en los cables estadounidenses como fuentes para “proteger estrictamente”, generan dudas sobre la gravedad del peligro que implicaron esas divulgaciones de WikiLeaks.
De la misma manera generan dudas las rabiosas acusaciones que el gobierno del presidente Barack Obama formuló hace más de un año en el sentido de que las revelaciones hechas por el portal de internet en contra de la confidencialidad ponían en peligro la vida de personas en todo el mundo.
Los ejemplos en Estados Unidos han sido estrictamente teóricos.
La identidad del periodista venezolano Nelson Bocaranda quedó al descubierto en un documento que describe cómo le informó al embajador de Estados Unidos en el 2009 que _de acuerdo con una de sus fuentes_ líderes rebeldes colombianos visitaron Caracas para sostener reuniones secretas con funcionarios venezolanos de alto rango. Bocaranda denunció el hecho en una de sus columnas en un diario.
“Me siento traicionado por WikiLeaks”, dijo Bocaranda el viernes. Pero reconoció que como periodista le resultaba natural conversar con diplomáticos de varios países, por lo que “va a ser más difícil para ellos (los diplomáticos) porque creo que nadie va a querer hablar por temor a salir publicado con su nombre... o por lo menos (con los que te divulguen) información sensible”, señaló.
“Yo creo que a los que han traicionado básicamente es a los diplomáticos americanos”, agregó el periodista venezolano.
Señaló que no cree que la seguridad personal o de su trabajo corran algún peligro adicional como resultado de que su nombre fuera expuesto, aunque dijo que sospecha del gobierno del presidente Hugo Chávez.
“Me imagino que... con esto, pueden tratar de desprestigiar, de lanzar dudas sobre uno, de decir que es miembro de la CIA”, dijo.
Bocaranda aseguró que no tiene nada qué ocultar y que la información que publica en sus columnas de los diarios y en internet son información pública. “No creo que mis fuentes me vayan a trancar”, agregó.
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