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ONU, blanco fácil para los extremistas en Nigeria

AFP

26 de agosto de 2011 04:04 PM

El sangriento atentado cometido este viernes contra la sede de las Naciones Unidas en Abuja, en Nigeria, demuestra que la organización internacional se convirtió en un blanco fácil para los extremistas, dijo su secretario general Ban Ki-moon. 
Ban calificó de “abominable” el atentado, que provocó al menos 18 muertos, e indicó que prevé pérdidas “considerables”. 
“Se trata de una agresión contra todos aquellos que colocaron su vida al servicio de los demás. Condenamos con vigor este acto abominable”, declaró a la prensa.  
El secretario general explicó que había personal de las 26 agencias de la ONU en el edificio en el momento del atentado, cometido con ayuda de un coche bomba.  
Ban, que había visitado el lugar dos meses antes, envió de inmediato a Abuja a su vicesecretaria general Asha-Rose Migiro y al encargado de seguridad de la organización, Gregory Starr. Dijo igualmente que se entrevistaría telefónicamente con el presidente de Nigeria Goodluck Jonathan. 
En homenaje a las víctimas, el Consejo de Seguridad comenzó un debate sobre las misiones de paz en el mundo realizando un minuto de silencio. Ban, que participó en esas discusiones, expresó su temor de que nuevos atentados tengan lugar. 
“Permítanme decirlo muy claramente: estos actos de terrorismo son inaceptables, pero no nos harán desistir de realizar nuestro trabajo, que es vital para el pueblo de Nigeria y para el mundo”, dijo a los 15 miembros del Consejo. 
Este atentado escandaloso y chocante es la prueba de que los edificios de la ONU son vistos cada vez más como un blanco fácil por elementos extremistas de todo el planeta”, agregó.  
Desde hace una década, y cada vez más a menudo, la ONU es tomada como objetivo de atentados. El más espectacular tuvo lugar el 19 de agosto de 2003, cuando un camión repleto de explosivos destruyó el cuartel general de la ONU en Bagdad, provocando la muerte del representante especial de Naciones Unidas Sergio Vieira de Mello y de otras 21 personas. 
Otros atentados fueron cometidos posteriormente contra edificios de la ONU en Afganistán y en Pakistán, y en 2007 18 empleados de la organización murieron en un ataque con coche bomba contra las instalaciones del organismo en Argel.
Este año ha sido particularmente difícil para la ONU, por los ataques perpetrados contra sus edificios y sus soldados de mantenimiento de la paz así como por accidentes de avión y varios desastres.  
Starr ya debió reforzar los dispositivos de seguridad en Afganistán luego que una masa de manifestantes ingresara en el perímetro de la ONU en Mazar-i-Sharif, el 1 de abril, y matara a siete de sus guardias y empleados.  
Treinta y dos funcionarios de la ONU murieron a su vez en un accidente de avión en República Democrática del Congo, el 5 de abril, mientras cuatro cascos azules fueron despedazados por minas en la región sudanesa de Abyei en agosto y dos cascos azules africanos murieron en Darfur en los dos últimos meses.  
Un creciente número de expertos advierte que la ONU y las organizaciones humanitarias se han convertido en blanco privilegiado de los militantes extremistas. 
El número de trabajadores humanitarios asesinados se triplicó en diez años, alcanzando una media de 10 por año, según un estudio publicado en abril. Cerca de 40 fueron por su lado secuestrados en los últimos cuatro años.  
Desde 2005, 180 ataques graves fueron cometidos contra trabajadores humanitarios en Afganistán, unos 150 en Sudán y un centenar en Somalia, de acuerdo a Jan Egeland, ex jefe de las operaciones humanitarias de la ONU.

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