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Socorristas intensifican búsqueda de supervivientes en Nueva Zelanda

AFP

23 de febrero de 2011 09:20 AM

El primer ministro, John Key, decretó el estado de urgencia a nivel nacional después del terremoto ocurrido este martes, el más mortífero desde hace 80 años en Nueva Zelanda
Key, que creció en el sur de la isla y se describió como “orgulloso de ser un hijo de Christchurch”, prometió que la ciudad será reconstruida. “Hoy, todos los neozelandeses lloran por ti, Christchurch”, la segunda ciudad del país, con 340.000 habitantes. 
Los daños materiales provocados por el violento terremoto se valoran en 11.500 millones de dólares neozelandeses (8.600 millones USD,  6.300 millones de euros), según una estimación realizada este miércoles por AIR Worldwide, empresa especializada en el cálculo de los daños financieros para las aseguradoras tras una catástrofe. 
Los socorristas han recuperado 75 cuerpos y unas 300 personas seguían desaparecidas la mañana del miércoles, indicaron las autoridades. 
Durante la noche, 500 socorristas actuaron en medio de las ruinas y consiguieron liberar a una treintena de personas, indicó el comisario de policía Russell Gibson. 
Los socorristas tuvieron que amputar miembros de algunos supervivientes para poder sacarlos de los escombros. 
Un 40% de la ciudad seguía privada de corriente eléctrica el miércoles por la tarde y varias réplicas del sismo dificultaron las labores de rescate, según las autoridades. 
Los socorristas pasan por cada edificio del centro de la ciudad y los esfuerzos se concentran en dos inmuebles, en cuyo interior se encuentran sobrevivientes que pudieron entrar en contacto con los socorristas, añadió el comisario. 
“Recibimos SMS y oímos golpecitos de gente que se encuentra en el interior. Ahí nos estamos concentrando en este momento”, dijo. 
Una de las personas rescatadas fue Anna Bodkin, una mujer que pasó 26 horas bajo los escombros. Los servicios de rescate consideraron su salvación como un “milagro” que esperan que se repita, puesto que en el edificio continúan personas atrapadas. 
En otros inmuebles, sin embargo, la policía abandonó toda esperanza de rescatar a gente con vida, como, por ejemplo, en el edificio sede de la televisión regional Canterbury Televisión y en una escuela de idiomas para estudiantes extranjeros, donde probablemente están atrapados diez estudiantes japoneses y dos surcoreanos. 
“La verdad es que creemos que no han podido sobrevivir”, reconoció el director de operaciones de la policía Dave Lawry. 
En el corazón histórico de la ciudad, la catedral se ha transformado en una tumba gigante, en la cual puede haber una veintena de personas atrapadas. 
“Nunca había visto esto en Nueva Zelanda”, aseguró el líder de la oposición, Phil Goff, tras constatar los daños. “Pensábamos que teníamos inmuebles de primera clase”, agregó, en referencia a las estrictas normas antisísmicas que se aplican en la construcción. 
Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Corea del Sur, Taiwán y Australia enviaron especialistas para ayudar en las tareas de rescate. 
Según el jefe de los socorristas, John Hamilton, los equipos disponen de menos de tres días para encontrar supervivientes bajo los escombros. 
Varios jefes de Estado, entre ellos el estadounidense Barack Obama, el francés Nicolas Sarkozy y la reina Isabel II de Inglaterra (jefa de Estado de Nueva Zelanda), enviaron condolencias. El papa Benedicto XVI también pidió “rezar” por las víctimas. 
Entre los muertos hay dos irlandeses, según confirmó el gobierno de Irlanda. 
El terremoto de magnitud 6,3 se produjo a las 12H51 del martes (23H51 GMT del lunes) a 5 km de la ciudad y a sólo 4 km de profundidad, seis meses después de otro sismo, también en Christchurch, de magnitud 7 que no causó víctimas. 
El terremoto de este martes fue menos fuerte pero más destructor porque su epicentro se encontraba más cerca de la superficie terrestre y de la ciudad. 
Situada en el cinturón de fuego, Nueva Zelanda registra hasta 15.000 temblores al año. 
El terremoto más mortífero desde que existen las estadísticas se cobró 256 vidas el 3 de febrero de 1931 en la bahía de Hawke, sur de la isla del Norte. 
Supervivientes del terremoto, sus familias y muchos neozelandeses han creado un centro de gestión de crisis en internet para informar sobre el estado de las víctimas o proponer alojamiento a los supervivientes.

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