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Venezuela: Nicolás Maduro dice no pactará con burguesía

AP

14 de abril de 2013 02:54 PM


El presidente encargado y candidato oficialista, Nicolás Maduro, adelantó que de ser electo mandatario en los comicios del domingo no realizará ningún acuerdo con quienes calificó como miembros de la burguesía.
En una aparente alusión a su rival opositor Henrique Capriles, a quien llama “burguesito”, Maduro señaló que su idea es dialogar con la “clase obrera” y los venezolanos de pie, pero no con las élites.
“Aquí no habrá pacto con la burguesía”, dijo el ex líder sindical de 50 años quien busca suceder en la presidencia a Hugo Chávez, fallecido el 5 de marzo a consecuencia de un cáncer.
Maduro también dijo que su gobierno está listo para regularizar sus relaciones con Estados Unidos siempre y cuando estén sustentadas en el respeto mutuo.
Venezuela expulsó en marzo a dos agregados militares de la embajada estadounidense en Caracas a quienes acusó de incitar a militares a sublevarse. Washington expulsó en reciprocidad a dos funcionarios venezolanos. Venezuela y Estados Unidos carecen de embajadores en sus respectivas capitales desde 2010.
Siempre hay dificultades, porque ellos siempre están conspirando”, dijo en rueda de prensa tras emitir su voto en la capital venezolana.
El presidente encargado llamó a los venezolanos que no lo han hecho a salir a votar y dijo que pasadas las dos de la tarde local (1830 GMT) habían acudido a sufragar 11,5 millones de los 18,8 millones de electores.
Sin embargo, el equipo de campaña del candidato opositor dijo que los datos que habían recibido era que poco antes del mediodía habían votado poco más de siete millones de personas.
Poco después, tras acudir a votar, Capriles, de 40 años, llamó a la gente a usar las últimas horas de la jornada a acudir en “avalancha” a sufragar.
Luego de una jornada en la que por varias horas no se vio una asistencia tan masiva como en los comicios de octubre, cuando perdió ante Chávez, Capriles dijo que él había sugerido a las personas acudir de manera espaciada a las urnas.
“Hoy con nuestro voto es para derrotar a la violencia”, dijo el candidato, ataviado con una chamarra deportiva de la selección de fútbol, considerado un símbolo de unidad nacional. “No tenga ninguna duda de que hoy gana Venezuela
Tras una campaña en la que el oficialismo acusó a la oposición de planear el desconocimiento de los resultados, Capriles aseguró que “lo que el pueblo diga para mí es sagrado”.
La jornada electoral arrancó formalmente a las seis de la mañana (1030 GMT) cuando comenzaron a abrir los centros de votación que recibirán los sufragios hasta las 18 horas (2230 GMT), aunque se mantendrán en operación en caso de que aún haya personas formadas.
La autoridad electoral ha dicho que tres horas después de concluida la votación podría dar a conocer los resultados.
Desde las tres de la mañana (0700 GMT) se podía escuchar un “toque de diana” desde altavoces colocados en vehículos, con el que tradicionalmente se convoca a la gente a prepararse para la votación. Media hora después ya podía verse a ciudadanos comenzando a hacer fila fuera de las mesas de votación.
Largas filas de electores, menos concurridas que en los comicios de octubre cuando Chávez fue reelegido por tercera ocasión, se observaron desde tempranas horas en varios centros del este de la ciudad.
En las elecciones del 7 de octubre Chávez se impuso con 55,07% de los votos sobre Capriles, quien entonces compitió por primera vez y obtuvo 44,3% de los sufragios. La participación registrada fue del 80,4% de los electores.
Interrogada sobre el flujo de votantes, la presidenta del Consejo Nacional Electoral dijo que la menor presencia por momentos en algunos centros de votación se explica porque en las jornadas electorales la gente asiste en distintos momentos.
“Hay un grupo grande de personas que se va a votar tempranito... esa es la primera ola”, dijo y añadió que luego se relaja la asistencia por algunas horas.
“Es el comportamiento electoral de las venezolanas y los venezolanos”, aseguró.
En la cercanía de algunos centros capitalinos se observó la presencia de camiones con grandes cornetas sonando música a favor del oficialismo y el sonido de la diana, así como pequeños toldos rojos donde se concentraban algunos seguidores del gobierno para coordinar el traslado de electores en moto para sufragar.
Interrogado por quién había votado, Reynaldo Ramos contestó que “por Chávez”, y enseguida se corrigió él mismo para decir que por Maduro.
En la barriada pobre de Petare, al este de Caracas, el empleado de la construcción de 60 años no pudo, sin embargo, dejar de hablar de Chávez.
“Hay que votar siempre para Chávez, porque siempre hizo lo mejor para el pueblo y vamos a seguir con lo mismo”, dijo Ramos, quien añadió que los chavistas lo ayudaron a conseguir empleo en el metro.
“Estas elecciones son trascendentales para todos los venezolanos” dijo Cristina Bardina, una enfermera de 48 años, antes de votar en la misma barriada.
El país requiere “un cambio porque para nadie es un secreto que el país está en un caos terrible. Hay mucha delincuencia, mucha violencia”, comentó.
Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano, dijo a The Associated Press que la jornada electoral se da después de que Maduro emprendió una campaña con “ineptitud” que provocó el distanciamiento de chavistas moderados al intentar “repetir el guión de Chávez”.
En la provincia venezolana, menos activa políticamente, se presentaron algunos retrasos en la instalación de las mesas debido a que cerca de las seis de la mañana aún no habían llegado todos los testigos ciudadanos.
“Pase lo que pase, mañana yo creo que hay que mandar una señal”, dijo José Romero, un ingeniero industrial de 48 años, quien esperaba la apertura de un centro de votación en Valencia, capital del estado central de Carabobo.
“No podemos seguir creyendo en mesías... no podemos seguir pensando que va a llegar un mesías, hay que trabajar”, estimó. “Este país ha aprendido muchísimo y hoy sabemos que una persona no lo arregla todo”, añadió el hombre que dijo que votaría por Capriles.
El próximo presidente guiará el destino de Venezuela por los próximos seis años en medio de dificultades económicas y un clima de aguda polarización social.
“Hugo Chávez le dejó una herencia muy pesada al próximo presidente, sea Maduro o Capriles”, dijo a la AP Arlene Ramírez Uresti, profesora de la universidad privada Tecnológico de Monterrey en México.
Los desafíos de Venezuela son grandes.

Muchas empresas venezolanas operan a media capacidad por los estrictos controles del tipo de cambio que les complica pagar por bienes y materiales importados. Algunos líderes empresariales han dicho que algunas empresas estarían al borde de la quiebra porque son incapaces de abrir líneas de crédito con proveedores internacionales.
Chávez impuso un control al tipo de cambio hace una década intentando evitar la salida de capitales y su gobierno expropió tierras y decenas de empresas.
Ahora los dólares se venden en el mercado negro tres veces por encima del tipo de cambio oficial y el gobierno encargado de Maduro ha tenido que devaluar dos veces este año la moneda local, el bolívar.
El tipo de cambio oficial es de 6,3 bolívares por dólar.
Además, la gente batalla por conseguir en las tiendas algunos productos como leche, mantequilla y harina. El gobierno responsabiliza de la escasez a acaparadores, mientras la oposición dice que es responsabilidad del control de precios impuestos por Chávez bajo el argumento de enfrentar la inflación de dos dígitos.
La inflación cerró en 2012 en un 20% y hasta febrero de 2013, la última cifra disponible, se tenía una tasa en términos anuales de 22,8%.
Maduro ha dicho que mantendrá las políticas de Chávez mientras que Capriles promete modificarlas y, por ejemplo, revertir las expropiaciones de tierra.
“Si el presidente encargado Maduro es electo y no hace un ajuste al programa económico de Venezuela, (el país) se va a venir abajo y va a haber un creciente desempleo”, dijo la experta del Tecnológico de Monterrey.
Los altos precios internacionales del petróleo han sido y son una bendición para Venezuela, que sustenta su economía. Chávez gastó 500.000 millones de dólares para reforzar los programas sociales, lo cual se tradujo en una reducción de la pobreza de un 50% a alrededor de 30%.
El 96% de los ingresos de Venezuela por exportaciones provienen de la venta de petróleo en el exterior.
En 2012 los ingresos por exportaciones petroleras ascendieron a 93.569 millones de dólares, un aumento con respecto a los 88.132 millones de dólares registrados un año atrás.
Sus críticos, sin embargo, sostienen que el gobierno ha abusado de esa industria, al ordenar a la petrolera estatal PDVSA la distribución de alimentos y el financiamiento de planes sociales descuidando las inversiones necesarias para evitar la caída de la producción y refinación.

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