Después de padecer varios años de incomodidades y bajo nivel de vida, el niño Jesús David Meza Barboza por fin tiene una vivienda adaptada a los requerimientos de sus limitaciones físicas.
Jesús David tiene 12 años de edad, y sufre de una parálisis cerebral que únicamente le permite mover los ojos y sonreír. De esa manera, comunica si está contento o incómodo.
En las últimas semanas, su madre, María del Carmen Barboza, siempre interpreta que está contento con la silla especial que la regalaron, pero aún más con la remodelación de su vivienda, misión que estuvo en manos de la Fundación CODIS, que opera en el corregimiento de Pasacaballos.
Dicha fundación lleva tres años construyendo casas nuevas o mejorando las ya existentes, para familias de muy bajos recursos, pero con materiales de alta calidad y acabados de una vivienda digna y sin que los favorecidas tengan que aportar algo.
Algunas de las familias favorecidas han sido rastreadas por la misma fundación, mientras que otras se han presentado ante ella y contado su situación, caso que un comité somete a investigación, busca los recursos y toma la determinación de favorecer a los solicitantes.
Segismundo Acosta Castaño, director de CODIS, entidad que ya ha construido un total de 15 viviendas en tres años, dice que algunas veces la fundación se ha visto precisada a conseguir lotes para construir. Otras veces, convierte en casas firmes los aposentos que antes eran de maderas, y otras, también regala neveras, acondicionadores de aire y estufas, sobre todo en las familias donde hay personas con alguna discapacidad.
En el caso de Jesús David, su familia había vivido en varias casas y con serias dificultades para atenderlo, de manera que la idea de la CODIS fue construirles una vivienda diseñada para la discapacidad del niño, empezando por el baño, que tiene todos los implementos asignados a personas con esas limitaciones.
Acosta Castaño destacó que actualmente la fundación trabaja solo en Pasacaballos, pero no descarta la posibilidad de hacerlo en los barrios pobres de Cartagena, desde donde también les llegan algunas solicitudes.
Anotó que gran parte del presupuesto que se necesita para esta labor es aportado por la fundación, pero también cuenta con la colaboración de empresas como Petromil y Ladrillera La Clay.
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