Con la ilusión de tener un excelente viaje de vacaciones y aprovechar la oportunidad de conocer varios destinos, Javier Ante Ipia, un caleño de 31 años, compró tiquetes para viajar en uno de los cruceros más conocidos y lujosos de España, el Monarch, que hace parte de la empresa Pullmantur. El recorrido comenzó el pasado 18 de enero y se extendió hasta el 25 de ese mes.
La decisión de tomar el viaje terminó como uno de los peores momentos que ha tenido que vivir Javier Ante Ipia, un joven que ahora denunció ser víctima de una discriminación racial, detención ilegal y violación a los derechos humanos.
“Compré un paquete para viajar desde Cartagena a Panamá, Aruba y Curazao. Cuando llegamos a Aruba e íbamos bajando del crucero, me detuvieron varios miembros de inmigración”, relató el denunciante.
Agregó que “les pregunté por qué lo hicieron y ellos dijeron que era algo rutinario, me devolvieron y requisaron mi cuarto y dijeron que me avisaban a ver si podía entrar a la Isla. Esperé… y a los 15 minutos me dijeron que no podía entrar y que no me podían decir por qué”.
“Me quedé en mi cuarto encerrado. Llegando a Curazao, en la mañana, me timbraron a la habitación y me dijeron que bajara que estaba Inmigración ahí esperándome,
pensé que era normal para todos los pasajeros, cuando bajo, me dicen que debo ir al séptimo piso, cuando es que veo que me van a meter a una oficia muy apartada
del barco con policías y entraron dos personas más de Pullmantur conmigo. Me comenzaron a interrogar que de dónde había conseguido dinero para pagar el crucero, que si tenía cómo comprobar que trabajaba, que les mostrara tarjetas de crédito... al final les dije que era una falta de respeto, que estaban violando mis derechos, les dije a los de Pullmantur que me ayudarán porque yo había pagado un tiquete a ellos para una excursión de vacaciones y que no me estaban cumpliendo. Y me contestaron que no podían. Les dije que tenía que pedir ayuda, que me dejaran bajar y la respuesta a eso fue que si yo salía a pedir ayuda me bajaban esposado y me encerraban sin agua y sin comida”.
Catalogando el hecho como amenaza y secuestro, Javier pidió a quienes lo interrogaban y a los miembros de Pullmantur el respeto por sus derechos y el deber de cumplir con lo pactado y pagado.
Una suma de casi cuatro millones de pesos, fue según Ante Ipia, la que ahorró con su trabajo, que consiste en vender dulces importados en un local en Palmira, y que a su juicio resultaron un esfuerzo que ahora se ha convertido en un mal rato que resultó por ocasionarle una afectación psicológica.
PULLMANTOUR
Este medio se comunicó con la empresa que maneja el crucero y que al parecer, estuvo al tanto del proceso. A pesar de que este medio les envió vía correo electrónico el documento de la demanda interpuesta por Javier Ante, y a pesar de que éste dejó quejas por escrito en el barco, desde la oficina de comunicaciones de Pullmantur respondieron que no tienen una respuesta oficial que dar pues no han sido notificados oficialmente.
“El departamento legal del grupo Pullmantur no ha recibido un parte oficial sobre este caso. Nosotros hemos estado haciéndole el seguimiento y hasta hoy no tenemos ninguna información oficial”, dieron a conocer.
“ESO SOLO ME LO HICIERON A MI”
El Universal se comunicó con varios de los pasajeros que firmaron un oficio donde relacionaron sus número telefónicos en apoyo a Javier, y confirmaron que la única razón que encontraron para que a Javier no lo dejaran bajar del barco, fue que era el único moreno.
Esta versión es la que también comenta Ante Ipia, que puede ser el motivo, pues nunca ha tenido problemas legales o ha protagonizado espectáculos que puedan perjudicarlo.
“A los demás pasajeros no los interrogaron como a mí, ellos se dieron cuenta y me dieron apoyo, me firmaron papeles como testigos del hecho y reclamaron porque
el capitán debió defenderme. Eso solo me lo hicieron a mí, yo me siento aún afectado psicológicamente”, afirmó.
ABOGADO
La suerte de Javier al parecer tuvo una luz y fue encontrarse con un viajero abogado, quien de inmediato le ofreció ayuda y ahora está al frente del proceso
que ya reposa en la Fiscalía, en manos de un investigador.
“Luego de que se enteraron de que yo tenía abogado, él recibió una llamada de los señores de Pullmantur donde le dijeron que dejaran eso así, que lo que pasaba en el barco se quedaba en el barco y que eso no tenía porqué salir a relucir”, comentó Javier.
Javier cuenta que luego que encontró el abogado, pudo desplazarse libremente y salir de su cuarto. De cuatro destinos solo pudo conocer Panamá y la Guaira.
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