Fabio Fory Mina está a cargo de una familia de Arauca, hoy mudada en Cartagena, en busca de la debida atención en salud para su hermana Kely Fory Mina, de 24 años, quien desde hace 4 padece de un grave y raro mal conocido dentro de las patologías huérfanas como Arteritis de Takayasu, que es una enfermedad inflamatoria de origen desconocido que afecta la arteria aorta y sus ramificaciones.
La tragedia de Kely se descubrió en el Instituto Neurológico de Medellín en el año 2009, cuando los médicos dieron un dictamen poco alentador: la Arteritis de Takayasu no tiene cura, pero con tratamiento se puede controlar.
La de Kely es una familia de pocos recursos que, en su odisea por brindar un mejor nivel de vida a la paciente, ha pasado por las ciudades de Arauca, Medellín, Bogotá y ahora Cartagena.
La joven tuvo una recaída que se sumó a la falta de un especialista para atender su afección.
La familia de la paciente denuncia negligencia por parte de la EPS Caprecom, a la cual está afiliada.
Las demoras en la asignación de las citas para visitar al reumatólogo y al neurólogo tardan en promedio tres meses y ella, dicen sus familiares, no puede esperar tanto tiempo.
Su hermana Brenda Fory cuenta que ante la insistencia de la familia, Caprecom autorizó el traslado de Kely a Bogotá en agosto del año pasado, donde la examinaron 5 médicos, quienes al no conocer del tratamiento para su enfermedad decidieron no asumir el caso.
A Cartagena viajaron hace un año en busca de una cirugía para la colocación de un stent (cánula o dispositivo tubular que se coloca dentro de la arteria para mantenerlo permeable y evitar su colapso u obstrucción).
Este permite suministrar sangre despejando la obstrucción en la vena.
Pero el nubarrón se mantiene igual desde hace un año, pues no hay eficiencia por parte de Caprecom, la autorización para la cirugía tardó tres meses, y como consecuencia de esa larga espera una de las arterias de Kely dejó de funcionar.
Ni con tutela
Frente a las trabas impuestas por Caprecom EPS, los familiares de la paciente instauraron una tutela el pasado 30 de agosto, reclamando el derecho a la salud para su hermana, pues el peligro es evidente para su vida.
Las clínicas San Juan de Dios y Madre Bernarda están calificadas para atender a Kely, pero no tienen contratos con Caprecom.
Los medicamentos formulados por los especialistas que han logrado verla, no les son entregados completos. Brenda Fory, hermana de la paciente, cuenta, por ejemplo, que de 48 pastillas de Metrotexate que le recetaron, solo les entregaron 24. Igualmente, las citas médicas no se las programan oportunamente.
“Mientras tanto Kely está en casa, es una mujer fuerte y espiritual, camina, hace sus terapias en el hogar, pero tiene limitaciones”, comentó su hermano Fabio.
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