Cartagena


La odisea de poner una denuncia tras un robo

MÓNICA MEZA ALTAMAR

04 de agosto de 2015 12:00 AM

Lucía Paz* fue víctima de robo la noche del pasado jueves, cuando por escasos minutos dejó su bolso en su vehículo, que estacionó frente a una tienda en el barrio Manga, donde reside. Motorizados rompieron una ventana y se llevaron el bolso con los documentos y objetos que guardaba.

“Yo soy de las que aconseja no dejar el bolso en el carro, pero cuando van a pasar las cosas todo se da para que pasen (…) A los cinco minutos llegaron dos auxiliares de Policía y revisaron una cámara de seguridad que está en un poste, diagonal al lugar de los hechos”, dijo.

Según le contaron los policías, ese video muestra que dos hombres a bordo de una moto venían siguiendo la camioneta en la que iban ella y su esposo. “No lo vi el video porque para mí lo más importante en ese momento era bloquear mis tarjetas”, afirmó Paz, quien de inmediato empezó a tramitar la denuncia de los documentos y objetos hurtados.

“Me acosté como a las 2 de la mañana bloqueando los dos celulares y las tarjetas (…) A las 10 de la mañana terminé de diligenciar un formato para denunciar documentos, que aparece en la página de la Policía. Se supone que lo crearon para evitar que los ciudadanos tuvieran que llegar a las ventanillas a hacer las diligencias, pero eso no funciona. Completé la información, pasaron dos horas y nunca grabó”.

Fue entonces cuando “llamé a un 018000 y me dijeron que cuando es pérdida se puede denunciar por la página, pero como en este caso se trataba de robo no podía hacerlo por ahí; tenía que ir personalmente a una estación de Policía, y ahí empezó la odisea”, aseguró Paz.

DE UN LADO A OTRO
Por recomendación de un amigo que trabaja en el Gaula, Lucía cogió un taxi, a eso de las 11 de la mañana del viernes, rumbo a la estación de Policía de Chambacú para denunciar los documentos robados.

“Cuando llegué me dice el policía de turno que qué pena, pero en ese momento no había forma de poner el denuncio porque el sistema estaba caído. Empecé a cuestionar esa debilidad de la Policía, porque siendo una de las oficinas principales, donde los ciudadanos van a poner sus denuncias, me parecía una excusa absurda”.

De Chambacú la enviaron a la estación de Policía de Bocagrande. “Cogí otro taxi y llegué antes de las 11:30 de la mañana. Esa estación tenía un letrero que ‘decía 9 a.m. cerrado por diligencia’, algo así. Toqué y nada, me fui a otra oficina que queda en el mismo edificio, donde había un policía, y me dijo que no podía recibir denuncias porque había una diligencia, que no podía hacer nada, que qué pena. A qué se refería con la tal diligencia, no sé; pero la oficina estaba cerrada”.

Anotó que “a este policía le dije lo mismo que al anterior, que cómo es posible que esto pase. Lo veo igual que al paseo de la muerte cuando se trata de ir a centros hospitalarios”.

Urgida por denunciar sus documentos hurtados, llegó al CAI de Crespo, a las 3 de la tarde. “Eso sí fue lo peor. Con despotismo, indolencia e indiferencia, uno de los agentes me dijo ‘eso no es aquí’. Hubo uno que sí me escuchó, pero entonces me mandó para la estación de Policía de Olaya Herrera”.

Señaló que “me senté en un andén, en actitud de protesta, y dije que ahí me quedaba hasta que encontrara solución a mi problema. Otro agente joven, de esos llenos de arrogancia y prepotencia por el uniforme, me dijo ‘se irá a quedar y se irá a morir ahí porque aquí no es donde va a encontrar solución a su problema’, y cogió la moto y se fue”.

La mujer sostiene que denunciará a los oficiales por el indebido trato.

SIGUE LA ODISEA
Después de perder tiempo y dinero yendo de una estación de Policía a otra, “sobre las 4 de la tarde llegué a la Fiscalía a poner la denuncia por los objetos hurtados (...) En media hora ya había puesto mi denuncio”, manifestó Paz.

Relató que “en la mañana del sábado fui al banco e hice una fila de casi dos horas para tratar de resolver el tema financiero, pues desde jueves no tenía dinero en el bolso porque me pagaron el miércoles en la noche y no alcancé a retirar dinero”.

En el banco diligenció el documento requerido para reactivar su tarjeta, “pero me dijeron que necesito la copia de la cédula para hacer el trámite, es decir tengo que esperar tener la contraseña por lo menos y, además, un documento que tenga mi nombre, número de cédula y foto”, sostuvo la afectada.

Advirtió que “si yo fuera una madre soltera, con hijos pequeños, que tuviera que darles de comer y pagar un arriendo, qué se supone que haría. Fui víctima de un robo como muchas personas lo han sido no solamente en esta ciudad, sino en muchos lugares, y por fortuna no me pasó nada, pero por la negligencia de las autoridades, lo que sucede después de que se llevan tus cosas es otro drama”.

*Nombre cambiado a petición de la víctima

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