El debate sigue sobre la mesa. La discusión sobre si debe o no dársele vía libre a proyectos de nuevas marinas en la ciudad no parece detenerse por ahora.
Pese a que algunas autoridades locales y comunidades han manifestado su oposición a estas instalaciones portuarias en puntos como la bahía en Manga, siguen surgiendo voces a favor de construir marinas en esta zona de la ciudad o en otros sectores de la bahía de Cartagena.
Después de que el alcalde Manolo Duque se comprometiera públicamente con los residentes de Manga a no permitir marinas en ese barrio durante su gobierno, el vicealmirante Pablo Emilio Romero, director de la Dimar, consideró como “vergonzoso” que Colombia esté rezagada en marinas, respecto a los demás países del Caribe. La consideración de Romero apareció en el marco de la llegada a Cartagena del lujoso yate ATESSA IV, que requiere determinadas condiciones para permanecer en la ciudad y que según expertos, no se le pueden brindar precisamente por la falta de marinas.
Entretanto, residentes de Manga y Castillogrande insisten en lo inoportuno que sería para sus comunidades instalar marinas, por eventuales problemas de movilidad vehicular así como de inseguridad en esos sectores. En El Laguito hay opiniones divididas.
Ante la creciente discusión, El Universal consultó a Antonella Farah, directora ejecutiva de la Asociación Náutica de Colombia (ANC), gremio que representa y promueve los intereses de la industria náutica de Colombia, uno de cuyos capítulos son las marinas.
Farah recordó que por su posición privilegiada en el continente, a Colombia se le reconoce como el “mercado emergente de la náutica en el mundo”, por lo que es importante darle impulso, entre otras cosas, a proyectos de marinas en el país. Sin embargo, cree que también es vital que surja un diálogo incluyente entre las partes interesadas para llegar a acuerdos sanos en las zonas donde se proyecten marinas.
PRIMERO SOCIALIZAR
“Las propuestas de marinas deben ir acompañadas de un proceso de socialización, que sea ampliamente divulgado a toda la comunidad que está en la zona de influencia de esas marinas que se proyectan. La solución a las diferencias que surjan está en una mesa de diálogo, en la que participen los inversionistas, las autoridades locales y la comunidad. Ese sería el espacio para socializar los proyectos a toda la comunidad, que tiene todo el derecho de conocer el proyecto, además sería la oportunidad para que los participantes hagan nuevas propuestas para llegar a acuerdos”, señala Antonella Farah.
La Directora de la ANC explicó que desde que el Ministerio de Transporte expidió la Resolución 489 de agosto de 2015, mediante la cual se adoptan medidas de operación y tránsito para implementar el sistema de transporte público marítimo en Cartagena, se trabaja de manera interinstitucional para simplificar los trámites de solicitud de permisos para construir marinas en la ciudad, que era una de las principales razones por las que no había nuevos proyectos.
“El proceso se simplificó en dos fases: prefactibilidad (trámites administrativos) y factibilidad (estudios técnicos y ambientales). A la fecha, hay 35 proyectos de construir marinas en Colombia, pero no hay uno solo que haya conseguido la resolución de prefactibilidad, porque ninguno ha completado los requisitos y certificaciones que se exigen en esa primera fase y permiten pasar a la segunda”, indicó, dejando claro así que por el momento para Cartagena no se ha aprobado ninguna nueva marina.
"LOCOMOTORA FUNCIONAL"
Pese a las trabas administrativas que se han convertido en un inconveniente para concesionar marinas en el país y que se seguirían simplificando gracias a gestiones interinstitucionales, Farah es enfática al defender estas instalaciones portuarias por sus múltiples beneficios, según dice.
“Tener marinas no es un lujo, es una necesidad para ciudades como Cartagena. Es una locomotora multifuncional porque pone a funcionar todo un engranaje. Una marina valoriza las propiedades frente a ella, contribuye con la seguridad, el desarrollo ambiental y el entorno”, manifestó.
En ese sentido y para ilustrar lo que pasaría en Cartagena u otra ciudad de Colombia en la que se impulsaran proyectos de más marinas, Antonella Farah puso como ejemplo a Cataluña, en España, el destino que más amarres (cupos para embarcaciones en marinas) logra en ese país.
“En 2015, los puertos deportivos de Cataluña invirtieron 484 millones de euros. Cada amarre les generó en promedio un empleo directo y entre 5 y 10 empleos indirectos. Una marina con 607 clientes o socios les generó 3 mil transeúntes”.
“Y analizando 10 proyectos de marinas presentados en Colombia, las cifras que se lograrían en caso de que se aprobaran serían de: 2 mil amarres, 2 mil empleos directos, 10 mil empleos indirectos y se invertirían 200 mil millones de pesos, mientras se desarrollen los proyectos. Entonces, esto genera una dinámica completamente diferente, impulsa el desarrollo de la hotelería, restaurantes, comercio, apoyo a los deportes náuticos y diversifica la oferta turística”, puntualizó.
¿DÓNDE DEBEN ESTAR LAS MARINAS?
Con la oposición a que construyan nuevas marinas en Manga o Castillogrande, surgieron propuestas de hacerlo en zonas insulares o incluso en la Ciénaga de Las Quintas, en Bazurto. Ante eso, la Directora de la ANC dice que “definir dónde debe ir una marina no depende de lo que quieran los inversionistas o las comunidades, depende de estudios técnicos. En Colombia, existe un Plan de Turismo Náutico donde hay unas recomendaciones para desarrollar la industria náutica y a eso debemos atenernos. Además, se debe analizar el público que se desea captar con una marina para promover el desarrollo de la industria, pensando en una ubicación estratégica”.
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