Por diversos factores, sectores del cordón amurallado del Centro Histórico de la ciudad están en peligro de desplome.
Así lo advirtió Jorge Rocha Rodríguez, ingeniero estructuralista representante de la Asociación de Residentes del Centro Histórico de Cartagena (Asocentro) en el Comité Técnico de Patrimonio Histórico y Cultural, cuya misión es asesorar al Distrito en la defensa, preservación y recuperación del patrimonio histórico y cultural.
“Las estructuras militares están en alto riesgo de dañarse. Hay sectores en peligro de desplome porque las estructuras están totalmente cariadas, es decir, que la piedra está comida”, dijo Rocha.
Precisó que “hay muchas fracturas que no se han reparado a pesar de que existen procedimientos manuales de operación y tipología de materiales para sellarlas. Por ejemplo, el lienzo de muralla en El Pedregal tiene cuatro fracturas grandes que estoy tratando que la ETCAR selle desde hace uno o dos años porque le está entrando mucha agua y se va a desestabilizar. Nadie dice nada porque no hay presupuesto”.
El ingeniero aseguró que al baluarte San Francisco Javier, además de cargarlo con mucho peso, le han distorsionado su perfil de monumento.
“Parece un vivero. Está lleno de materas donde montan grandes palmeras. Son sumamente pesadas y esas toneladas sobre la plataforma están aumentando la presión interna sobre el relleno de arena que está dentro de la escarpa y la contraescarpa”.
“Si se aumenta el peso y llueve -añadió-, adentro se aumenta la capacidad de presión lateral y se empieza a generar presión hacia afuera y desplazamiento de los sillares. Eso es lo que se está generando, pero ¿quién dice algo? En una inspección pregunté al arrendatario de ese baluarte quién autorizó el montaje de ese poco de materas. Quedaron en que las iban a desmontar y no desmontaron nada”.
EL PESO DE LAS CASETAS
Según Rocha, otro peso que tienen que aguantar las murallas es el de las casetas. “Los monumentos han sido utilizados últimamente como plataformas para montar casetas, no se ven sino que quedan en un segundo plano, detrás de los montajes que hacen para las fiestas de los hoteles o conciertos. Entonces, ¿qué se está mostrando al mundo? En el Coliseo Romano no aceptarían una cosa de esas, pero aquí si porque todo el mundo es chévere, se hace lo que se le da la gana a la gente”.
“¿Qué pasa con la reglamentación y las autoridades? -cuestionó-. ¿A quién recurre uno? Uno se siente impotente porque muchos permisos para esos eventos vienen del Ministerio de Cultura, en Bogotá; se saltan al IPCC, que es el ente regente del patrimonio, y a la ETCAR, que lo administra. No podemos hacer nada”.
A este último peso le agregó el de la circulación de ciertos vehículos. “Los vehículos pesados deben ser suprimidos dentro del Centro Histórico, porque debido a que los pavimentos no son perfectos, la rueda está produciendo un microsismo sobre las cimentaciones. Ahí empieza la desestabilización porque no todas las estructuras de las murallas son homogéneas”.
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