$5 millones costó entierro de ballena

A mediodía y ante la mirada de un grupo de curiosos, por fin fue enterrada ayer la ballena hallada muerta desde el martes pasado en una playa de Arroyo de Piedra, corregimiento de Cartagena. Aguas de Cartagena finalmente se encargó de la labor de entierro del pesado mamífero, proceso cuyo costo fue calculado en $5 millones. Este monto incluyó el traslado de una retroexcavadora en un camión camabaja, el pago de trabajadores y la disposición final del animal en una fosa de 1,50 metros de profundidad por 4 metros de largo. La operación de sepultura duró casi dos horas y fue dirigida por Gabriel Luna González, biólogo marino de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique), quien cuidó cada detalle del proceso para garantizar la conservación de los restos óseos del cetáceo. PARA ESTUDIO El cadáver fue enterrado en un predio a 50 metros del sitio donde fue encontrada la ballena. Los despojos fueron cubiertos con un plástico especial, con el que se conservaría, hasta su extracción en seis meses, la osamenta de esta especie mari-na. Los estudios científicos del cuerpo los realizará algún instituto dedicado a la investigación de mamíferos marinos, y ya se considera para esto a la Fundación Omacha, una de las primeras instituciones en acudir a Arroyo de Piedra (norte de Cartagena), al saberse que había allí una ballena muerta. Gabriel Luna lamenta que algunos de los restos del gigante se hayan perdido por el oleaje fuerte, o terminado en boca de perros callejeros. Debido a la demora en el entierro de la ballena, algunas de sus vértebras fueron encontradas varios metros a la redonda del sitio donde fue encontra-do el animal. Estas partes fueron recuperadas y enterradas con el resto del cuerpo. Entretanto, los habitantes de fincas cercanas al sitio de la operación celebraron el entierro del animal, puesto que el olor fétido que expedía era muy fuerte por el estado avanzado de descomposición del cuerpo. “Con este proceso estamos evitando un problema de salud pública delicado, ya que a pocos metros hay viviendas con familias que podían sufrir las consecuencias de la descomposición del animal al aire libre”, puntualiza Luna.