Aún se desconocen causas de la muerte de estudiante de Derecho

Como se sabe, Mieles González, de 22 años, fue ultimado por un sicario que le propinó catorce impactos de arma de fuego el lunes 5 de diciembre de 2011, a las 10:45 de la mañana, en  la oficina 301 del edificio Banco del Estado, sector La Matuna, Centro de la ciudad, donde funcionaba el despacho del abogado Marcelo Jiménez.
En ese momento se supo que Mieles González era el asistente del abogado Jiménez, y que cuando se presentó el pistolero que acabó con su vida estaba sentado en un escritorio del citado despacho utilizando un computador.
El hecho causó conmoción en la ciudad, puesto que, al parecer, el sicario logró evadir la seguridad del edificio, dado que nadie se percató de que llevaba consigo un arma de fuego.
Las primeras versiones dieron a conocer que el asesino llegó al despacho preguntando por Marcelo Jiménez, pero cuando le dijeron que no estaba desenfundó el arma y disparó en contra de Manuel Mieles. (LEA: Sicario burla seguridad de un edificio y mata a estudiante de Derecho)
Mediante otra versión se supo que, supuestamente, el pistolero arribó a la oficina y, sin mediar palabras, disparó contra el estudiante y se marchó tranquilamente.
Algunos testigos dijeron que, una vez en el primer piso, el sicario llevaba el arma en la mano, detalle que, al parecer, no notaron los vigilantes, quienes tampoco escucharon las detonaciones, pero minutos después fueron alertados por una persona que estaba en el tercer piso cuando ocurrió el hecho de sangre.
Efectivos de la Policía Metropolitana de Cartagena desplegaron un operativo por las calles del sector La Matuna, pero ya el pistolero se había escabullido entre la cantidad de personas que a esas horas trafican por el Centro.
Posteriormente, las autoridades descartaron que el crimen estuviera relacionado con el trabajo de Mieles González, puesto que en la oficina del abogado Marcelo Jiménez sólo se manejan asesorías en bienes raíces.
Después de un año, los familiares de Manuel Mieles, quien residía en el barrio San José de los Campanos, insisten en que el futuro abogado “no tenía problemas con nadie, era una persona pacífica y muy generosa. Si alguien hubiera ordenado expresamente su muerte, el sicario no hubiera tenido necesidad de llegar a la oficina, porque Manuel andaba tranquilamente por todas partes. No tenía por qué esconderse de nadie”.
En cuanto a la forma en que el asesino entró al edificio y logró la retirada, los allegados de Manuel cuentan que “en  ese edificio ahora es que están requisando. Antes no lo hacían. Por eso, el sicario entró armado. Lo otro es que la única cámara que tenía el edificio no captó nada”.
Al mismo tiempo que interpusieron la denuncia ante las autoridades, los familiares de Mieles González emprendieron averiguaciones por su cuenta, pero decidieron no proseguirlas cuando recibieron dos llamadas que ellos interpretaron como amenazas.
“Le hemos dejado ese caso a Dios, porque cuando vamos a la Fiscalía o a la Sijín nos dicen que están investigando, pero que tenemos que esperar porque hay muchos casos por delante. En ese son ya llevamos un año esperando”, relata la familia González.