Bajos de puente, guarida de habitantes de la calle

La inseguridad en el barrio Martínez Martelo no da tregua. Así lo aseguran sus habitantes, para quienes la situación ha empeorado desde que unos 7 habitantes de la calle decidieron domiciliarse en los bajos del puente vehicular cercano al Peaje de Manga. “Los indigentes caminan todo el día por la Avenida del Lago, a veces se meten al barrio y a veces al Mercado, y hemos visto que ahora los que se metían en La Islita viven a pocas cuadras del barrio, debajo del puente del peaje. Esa guarida nos ha traído toda clase de perjuicios”, explica un residente que pidió la reserva de su nombre. Robos constantes Los vecinos dicen que la situación de inseguridad en Martínez Martelo se traduce en robos constantes a las viviendas y en atracos a los residentes más jóvenes del barrio, en especial a mujeres. “La verdad es que ya no aguantamos más, con frecuencia los rateros se meten por los patios de nuestras casas a robarnos. Hace menos de un mes entraron dos hombres a robar en mi vivienda, y de no ser por los ladridos del perro que tenemos ni nos hubiésemos percatado de que habían entrado”, narra Leandra Pérez, residente del barrio. Para los moradores de Martínez Martelo, el hecho de que los indigentes hayan encontrado un “refugio” bajo el puente del Peaje de Manga, se deriva en intranquilidad, principalmente para los hijos menores, a quienes ya no les permiten salir durante mucho tiempo a las calles del barrio. Según los residentes, la inseguridad llega a tal punto que muchos también evitan caminar por la Avenida del Lago. “Esa gente (los habitantes de la calle) siempre han estado debajo del puente, sólo que ahora se ven en mayor cantidad. Me han dicho que atracan bastante ahí debajo del puente, es impresionante”, indica Édgar Lobo, añadiendo que los hurtos ocurren tanto en el día como en la noche. “Esos delincuentes lo atracan a uno amenazando con botellas partidas, ya ni siquiera los pelaos’ pueden estar en las esquinas, incluso a veces cuando van caminando por la Avenida del Lago nos encienden a piedra las casas”, asegura Eliécer Castellar, también vecino. Además en la Parroquia Ni siquiera la Parroquia San Luis Beltrán, del barrio Martínez Martelo, se ha salvado de ser profanada, pues en dos ocasiones fue blanco de los delincuentes en junio pasado. El padre Henry Piñeres narra que el último robo lo perpetraron el lunes de esta semana. “Se robaron los equipos de amplificación del sonido que se utilizan para las prédicas. Es una situación grave, en el lapso de dos semanas nos han robado dos veces. La primera vez se robaron los micrófonos y los cables de la luz de nuestra parroquia”, relata el padre Piñeres. El valor de estos hurtos a la iglesia sobrepasan los 600 mil pesos, de lo cual ya tienen conocimiento las autoridades. El padre Piñeres ratifica que los habitantes de la calle señalados por los vecinos, son sospechosos de los robos, y han hecho que la gente ahora sea más precavida. “Durante la liturgia les he dicho a los feligreses que hay que estar más atentos y activar las alarmas para comunicarse con la Policía Metropolitana”. Percepción muy negativa Alfonso León Vásquez, procedente de Ocaña (Norte de Santander), quien visita frecuentemente a Martínez Martelo, explica que su percepción del barrio es negativa. “Vengo seguido a visitar a una hermana y da la casualidad que siempre, tan pronto llegamos, nos enteramos de que han matado a alguien o ha ocurrido algo nefasto como hace un tiempo, cuando mataron a un tipo en este barrio. Yo muchas veces no me atrevo a salir”. Agrega: “A principio de este año mi hija salió por los lados de la Iglesia con una cámara fotográfica, se detuvo un momento a tomar algunas fotos y en eso llegaron dos delincuentes en moto, la amenazaron con un arma y le quitaron la cámara. La verdad es que esa es siempre la impresión que me llevo de Cartagena”. Sobre las denuncias, El Universal en una indagación hecha en el lugar pudo constatar que los bajos del puente del Peaje de Manga es la “casa” de cuatro hombres y tres mujeres que utilizan el sitio para guarecerse de las inclemencias del clima, y también para cocinar y lavar sus ropas. Frente de seguridad Los lugareños de Martínez Martelo se quejan de que a pesar de que en el barrio hay un frente de seguridad, sólo entra en actividad en las noches, por lo que “de día no tenemos vigilancia alguna”, señala otro vecino que también pidió no ser identificado. “Vemos pasar de vez en cuando patrullas de la Policía, pero los robos no disminuyen”, sugiere la misma persona. “Yo he visto –dice otro habitante– cómo la Policía deja en las noches a varios indigentes en el barrio, después de que los recoge en los alrededores del Centro. Eso siempre ha sido así, los esconden cuando hay visita de alguien importante y nos los traen al barrio”. En resumen, Martínez Martelo se perfila como uno de los barrios mas inseguros de Cartagena, y en sus habitantes, la mayoría de ellos comerciantes de Bazurto, cunde el desespero. “Les ofrecemos atención integral” Indagada sobre el problema de inseguridad en Martínez Martelo, aumentado por los habitantes de la calle, la directora de la Secretaría de Participación y Desarrollo Social de Cartagena, Nubia Chams, explica que con la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio se ha acordado un plan de trabajo mediante visitas para identificar a los habitantes y ofrecerles atención integral. “A los directivos de la JAC les manifestamos que por la ley de garantías no teníamos vigentes los contratos para atender a los indigentes, sin embargo hay que tener en cuenta que no son procesos fáciles, puesto que son problemas que tienen más de 5 años, son personas que tienen problemas de drogadicción”, expresa, la funcionaria. “Esta semana hemos formalizado el convenio para brindarle atención integral a estos habitantes de calle. El operador tiene instrucciones de atender los casos más críticos”, precisa.