Cartagena


Barras bravas atemorizan a vecinos de estadios

Los habitantes de los barrios que rodean al “Estadio de fútbol Jaime Morón” dijeron ayer sentirse atemorizados cada vez que hay un encuentro futbolístico en ese recinto. Y la razón no es otra que los actos vandálicos que se presentan, ya sea durante el desarrollo del partido o al finalizar. “El caso es que últimamente esos encuentros acaban de mala mane-ra; y quienes terminan pagando el pato somos nosotros, los que no tenemos nada que ver ni como espectadores ni como jugadores”, dicen los afectados. El más reciente de los actos vandálicos se presentó en la tarde del domingo pasado, cuan-do se enfrentaban los equipos “Real Cartagena” y “Atlético Junior”, de la ciudad de Barran-quilla. Moradores de barrios como Olaya Herrera, sector Nuevo Tesca; Castillete, El Líbano, Costa Linda, Los Cuatro Vientos y Escallón Villa, dijeron que las escaramuzas acaecieron, aproximadamente, a las 3:30 de la tarde, cuando se iba iniciar el segundo tiempo del men-cionado encuentro. La tienda “Perro amor”, del barrio Castillete, fue atacada por fanáticos que se transporta-ban en un bus urbano de Barranquilla, desde el cual lanzaban piedras a ambos lados de la Avenida Venao Flórez. “La tienda estaba llena de clientes —cuenta Hernando Rivera, el administrador—, cuan-do de pronto sentimos el primer peñón que golpeó el marco de la nevera exhibidora, en donde estaban dos señoras de pie, quienes casi resultan heridas. La segunda piedra rompió una vitrina pequeña para vender fritos; y la tercera, partió una mesa de plástico.” Dice el comerciante que, una vez pasó el primer bus, desalojó a los clientes y bajó las cor-tinas metálicas; “y cuando ya estaba todo cerrado, alcanzamos a ver que pasaron otros dos bu-ses de los cuales salían piedras en todas direcciones. Los vecinos también se encerraron en sus casas hasta las horas de la noche, cuando las cosas empezaron a calmarse”. Los habitantes de Castillete afirman que “casi siempre que hay algún partido no dejan de formarse los problemas, pero el del domingo fue el peor de todos; y siempre son los fanáticos del Junior quienes arman la gresca”. En el sector Nuevo Tesca, del barrio Olaya Herrera, los miembros de la familia Reyes Ca-nabal estaban sentados en su terraza cuando de pronto surgió el desorden en el campo que rodea al “Estadio Jaime Morón”; y dicen no recordar en qué momento una piedra fue a parar al techo saliente de la vivienda, perforando inmediatamente a una de las láminas de asbesto. “En esos desordenes —contaron— participan tanto adultos como muchachos fanáticos de todos los equipos. Pero a estos últimos primero los ves pidiendo plata para entrar al estadio. Después, cuando se acaba el partido, vuelves a verlos, pero tirándose piedras con los acompa-ñantes de los otros equipos que vienen de otras partes”. En Nuevo Tesca dicen creer que quienes vienen en los buses de otras ciudades, “desde por allá traen sus sacos de piedras para tirarlas aquí”. La familia Ramírez Pérez, del barrio Escallón Villa, Calle Pedro Adán Brioschi, relata que “hasta el momento no hemos tenido percances por estos lados, pero no deja de darnos mie-do, porque desde aquí se ve cómo corren, gritan, tiran piedras y se le cruzan a los carros esos muchachos que parece que no han aprendido a ver un partido decentemente”. José Ramírez Lora, miembro de esa familia, dijo que “lo que estamos pensado es en mu-darnos de por aquí, porque está resultando poco atractivo vivir cerca de una escenario depor-tivo. El domingo, que se supone es para descansar, se vuelve un verdadero tormento con esos partidos”. Estamos trabajando: Distrito Por su parte, la directora de la Escuela de Gobierno y Liderazgo del Distrito, Olga Acosta, dijo que el trabajo que su despacho está adelantando con las barras bravas, a través del grupo llamado “Los vales del Almirante Padilla”, empezó apenas el año pasado, “pero ya tenemos bastante adelantados los diálogos”, aclaró. Informó que en Cartagena no sólo hay barras del “Real Cartagena”, “sino también de equipos como el Nacional, Atlético Junior, América y Santa Fe, entre otros, en las cuales se pueden encontrar desde doctores hasta jóvenes desadaptados, quienes consumen estupefa-cientes. Así que el problema es de todos los estratos”. Explicó que hasta el momento su despacho ha conversado con siete grupos de fanáticos, pero que falta llegar a uno con el que no se ha podido dialogar, por diversas circunstancias, “y son esos los que vienen formando los desmanes alrededor de los estadios”. “La Escuela de Gobierno —indicó— ha hecho talleres con esas barras, para que entiendan que el deporte es fraternidad y que no hay razón para agredirse, que esos partidos deben verse únicamente como un espectáculo y no como un motivo para enemistarse”. Sin embargo, la funcionaria aclaró que el hecho de que existan esas manifestaciones van-dálicas alrededor del deporte “es una muestra fehaciente de la descomposición social que vive Cartagena”. Dijo que también se vienen organizando mesas de trabajo para dialogar con las autorida-des de Barranquilla, Santa Marta y demás ciudades de donde vienen las barras, para que se adelante el trabajo que se está haciendo en Cartagena, “con el fin de que todos hablemos el mismo lenguaje en eso de extinguir el vandalismo en las justas deportivas”. Reconoció, además, que su despacho nunca se ha enfocado hacia los habitantes de los ba-rrios que viven cerca de los estadios, tema este que será incluido en su agenda de trabajo.

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