Cartagena


Bruselas: S.O.S. por los jóvenes

REDACCIÓN CARTAGENA

10 de febrero de 2010 12:01 AM

La música salsa y las veladas deportivas son quizás los mayores distintivos con los que siempre se ha identificado, en toda Cartagena, al barrio Bruselas. Su parque, en donde se le hace adoración a una efigie de la Virgen del Carmen y se orga-nizan conciertos con orquestas y equipos de sonido, es uno de los más famosos de las zonas populares cartageneras. Sus enormes viviendas y calles pavimentadas lo ubican entre los que podrían ser los ba-rrios más privilegiados, en cuanto a infraestructura y organización urbana se refiere, pero en estos momentos el hecho de que no exista una Junta de Acción Comunal propiamente dicha parece tenerlo a la deriva y sin objetivos claros para enfrentar el presente y el futuro. Un grupo de mujeres y hombres que pertenecieron a lo que fue una pasada JAC (cuyo presidente y vice presidente renunciaron recientemente) se encargó de recibir la visita de El Universal, pero sin un previo acuerdo al interior de ellos mismos, para priorizar las proble-máticas por orden de importancia. Sin embargo, todos coincidieron en que actualmente la gran preocupación de los habi-tantes es el auge del consumo de estupefacientes dentro de la población juvenil, fenómeno que, según dicen, viene desde unos cinco años atrás. Por cuenta de esta afición, el Parque de Bruselas ya no sólo alberga encuentros deportivos y eventos salseros, sino también a grupos de consumidores de drogas, residentes del mismo barrio, quienes desde las 6 y 30 de la tarde empiezan a tomar posesión de los escaños y de los pretiles en donde los arbustos ornamentales sirven como trincheras para ocultarse. Cuestión de familias De acuerdo con Hernando Palau, el consumo de estupefacientes en Bruselas viene siendo asumido por jóvenes que oscilan entre los 15 y 25 años de edad, todos residentes en el ba-rrio, aunque aclara que no es allí en donde consiguen el producto. “Sucede que —explica—Bruselas está rodeado de barrios como Juan XXIII, El Paraguay, Las Lomas, Alcibia, Amberes, El Prado y El Bosque, en donde las autoridades sí han localiza-do expendios de estupefacientes, cuyos propietarios se vienen para nuestro barrio a venderles a los jóvenes”. Asimismo, cuenta que la Junta de Acción Comunal ha organizado, en el polideportivo y en el parque, reuniones con los altos mandos de la Policía Metropolitana, con el objetivo de solicitar la construcción de un CAI y la programación de patrullajes en los barrios aledaños. “Pero nos dicen que no hay presupuesto para más CAI, aunque los patrullajes sí se han programado”, anotaron los trabajadores comunales. Igualmente, recuerdan que el pasado 20 de diciembre, por petición de la JAC, el Dadis organizó una serie de charlas en el parque dirigidas a los jóvenes, “pero asistió casi todo el ba-rrio, menos las familias que tienen hijos comprometidos en el consumo de drogas”, asegura Hernando Palau. De calles y lotes Pese a que el barrio se destaca por el pavimento que lucen la mayoría de sus calles, algunas familias se muestran preocupadas por la necesidad de que se pavimenten otras más, que lle-van mucho tiempo destapadas y causando problemas, según dicen. Las calles son: —Guillermo León Valencia, que comunicaría eficazmente con la Avenida Crisanto Lu-que, pero viene siendo tomada por algunos vecinos como botadero de escombros, además de que invierno facilita a las corrientes de agua el inundar las terrazas de las viviendas cercanas. —Bolívar, que hace parte del entorno de la Maternidad Rafael Calvo y la Casa del Niño. —Calle Concentración, que algunas familias suelen tomar como basurero y escombrera, además de que padece un pésimo alumbrado público y se presta para la incursión de delin-cuentes y consumidores de drogas. —San Roque, Abadía Méndez y Eduardo Santos, las cuales se inundan en tiempos de in-vierno. Otra problemática que preocupa a los trabajadores comunales son los lotes abandonados, en donde crecen malezas y conviven ratas y serpientes que invaden las casas vecinas. Según los moradores, algunas personas han resultado mordidas por estos animales, sin que las auto-ridades de la salud hayan tomado cartas en el asunto. De otro lado, la JAC lleva varios años intentando que al barrio se le construya una casa comunal, obra para la que se ha propuesto la compra de casas en las calles Abadía Méndez y Guillermo León Valencia. Este proyecto necesita unos 300 millones de pesos para su ejecución, de acuerdo con lo calculado por los proponentes. Una vez construida, en ella funcionaría, además de la sede la JAC, una sala para la tercera edad y un Hogar Fami. Lo bueno y lo que falta Regina Isabel Guzmán Pérez, licenciada en Lengua Castellana y especialista en Desarrollo del Pensamiento Autónomo, analiza el tema de la educación en Bruselas desde dos puntos de vista: lo bueno y lo que falta. Según comenta, el barrio tiene experiencias positivas para mostrar en la parte educativa. Por ejemplo, la formación que actualmente se imparte a los adultos mayores a través del pro-grama Transformemos, que adelanta el Distrito de Cartagena. “Con este programa acercamos al conocimiento a las personas que no tuvieron la oportu-nidad de estudiar. Les demostramos que nunca es tarde para hacerlo y los motivamos a aprender a leer y a escribir”, señala profesora. Para Isabel, es emotivo compartir las aulas con personas conocidas del barrio. Ella, desde el pizarrón dando clases; y sus vecinos, en los pupitres estudiando. El centro donde comparte el saber esta comunidad es la “Institución Educativa San Juan de Damasco”, del barrio Amberes. La gran mayoría de personas que allí concentran son bruseleros y de otros sectores aleda-ños como Boston y La Candelaria. Para capacitarse, cuenta la docente, la institución no pone a la gente adulta límites de edad ni de cupos. El único requisito es querer aprender, ya que la política educativa del Dis-trito, por medio de sus escuelas oficiales, es que en Cartagena no haya iletrados. “A todas las personas que quieran estudiar los recibimos con los brazos abiertos. Quere-mos demostrar que loro viejo sí da la pata”, dice la educadora en tono jocoso. En la actualidad, el programa Transformemos trabaja 5 ciclos en la “Institución Educativa San Juan de Damasco”, que van desde enseñar a leer, escribir y sumar, hasta enseñanzas de Historia, Geografía y Literatura, entre otras áreas del saber. Por otra parte, Regina Guzmán aplica, por su propia cuenta, un programa al que ella misma llama “Leer es una nota”, que consiste en enseñar a leer con música. Lo que falta Al barrio le hace falta —según la consultada— una biblioteca que sirva para que los estu-diantes hagan consultas. “Es necesaria una biblioteca pública bien dotada de libros y textos que sirvan a la comu-nidad, ya que esto incentiva a la gente a ocupar su tiempo libre en cosas positivas, además de que el universo de los libros transmite enseñanzas que no sólo sirven para la academia sino para la vida misma”, puntualiza. También es necesaria porque muchos padres de familia no tienen dinero para comprar los libros que requieren sus hijos. El parque pide ayuda El parque del barrio Bruselas es uno de los más populares de la ciudad. Allí los habitantes de ese sector se reúnen para realizar actividades recreativas, deportivas y culturales. Desafortunadamente, la falta de luz artificial en algunos sectores y el abandono han dado pie para que se concentren allí jóvenes drogadictos, parejas de enamorados e indigentes, quienes lo han convertido en un sitio lúgubre y hasta peligroso. Cuenta con una cancha de microfútbol que puede ser utilizada para otras disciplinas co-mo el baloncesto y el voleibol, mientras que el altar donde está la Virgen del Carmen es su atracción principal. Joyce Escorcia es la actual secretaria de la Junta de Acción Comunal. Ella, desde hace tiempo, ha querido montar una escuela deportiva en ese parque para los niños y jóvenes del sector en las disciplinas de fútbol, microfútbol, baloncesto y voleibol. Pero no ha podido ha-cer realidad el proyecto debido a muchos inconvenientes. Y cita a la falta de unión entre los moradores para que estos programas que benefician a la comunidad se puedan hacer. Este parque es famoso porque allí se realiza, desde hace 25 años, la tradicional procesión de la Virgen de El Carmen en el mes de julio, acompañada de la cabalgata, y el festejo del ba-rrio el 19 de julio. En el mes de noviembre se hace también un desfile del bando que congre-ga muchas comparsas. Sarih Flórez, coordinadora cultural del parque, indicó que este año se está trabajando para presentar una jornadas de talleres de títeres, la presentación de grupos folclóricos, la feria ar-tesanal y un festival del dulce, que le darían vida al sector. Mientras tanto, están a la espera que el Ider le dé una mano al parque para recuperarlo. El guardián de la Virgen José Guillermo de Ávila Pérez es un guardián sin espada y sin sueldo. Tiene 64 años de edad y la mitad de su vida la ha dedicado a cuidar de la imagen de la Virgen del Carmen, situada sobre el Parque de Bruselas. Trabaja a diario sin esperar nada a cambio. Desde temprano saca una escoba y barre la ca-lle, luego camina unos pasos y asea parte del parque y, al final de la jornada, se arrodilla ante su patrona espiritual, a la que se encomienda y protege fervientemente. “Cuando la Orquesta Aragón vino a tocar su música al barrio, hace ya muchos años, fue tanta la algarabía de la gente que sin proponérselo deterioraron la imagen de la Virgen. Desde entonces, le prometí a ella que sería su guardián y que le mantendría reluciente en su pedes-tal”, cuenta José Guillermo. Recuerda que en esa ocasión el parque quedó en muy mal estado. “Las flores se marchita-ron y el jardín en su totalidad quedó dañado”. Fue así como se llenó de motivos para prometerle a la Virgen que hasta el último día de su vida cuidaría de ella. Fiel a su promesa, este hombre realiza actividades para agradar a la Virgen. Según co-menta, cuando él era joven la madre de Cristo intercedió por él para recibir de Dios un mila-gro. A nadie le cuenta el testimonio de la bendición, pero dice que es muy fuerte la ayuda que recibió, razón por la cual ni en momentos de enfermedad deja de salvaguardar la imagen de su patrona. En el barrio lo respetan y hasta lo ayudan para que mantenga y embellezca el jardín donde se encuentra puesta la Virgen con su pedestal. En Bruselas lo admiran por entrega y devoción.

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