Buscar arriendo es más duro que perder la casa

Después de las arremetidas de la temporada invernal, el siguiente problema para los damnificados es conseguir que les arrienden una vivienda. La dificultad radica en que los propietarios de los inmuebles no quieren recibir damnificados, porque aún manejan la idea de que con el Gobierno Distrital el pago se demora dema-siado. Así lo cuenta Zuleidi Fontalvo, una madre soltera que residía con su madre y sus hijos menores de edad en la manzana 46 del barrio Nuevo Bosque, en donde dos avalanchas del barro que se desprendieron de la Loma del Marión terminaron por debilitar la casa. La Oficina de Prevención y Atención de Desastres del Distrito visitó la zona y recomendó a los ocupantes del inmueble que se dedicaran a buscar una nueva casa en donde vivir arrendados, recibiendo el subsidio del Distrito. Después de varias diligencias, Zuleidi Fontalvo consiguió una vivienda en la primera etapa del Nuevo Bosque, pero aún no la ha ocupado hasta que no le entregue al propietario los certificados de sueldo y laborales de dos fiadores que sean empleados de empresas privadas y devenguen un sueldo relativamente considerable. En otras condiciones, con un solo fiador bastaría. Pero explica Zuleidi que en cuanto el arrendador se entera de que se trata de una familia damnificada que esperará la ayuda del Distrito para pagar el arriendo, entonces exige el acompañamiento de los dos fiadores con las características mencionadas. Unas de cal... En diferente situación está su hermana, Faisudi Fontalvo Cabarcas, también damnificada del Nuevo Bosque y quien hace tres meses consiguió una vivienda de estrato dos, en donde vive con sus hijos menores de edad. Allí debe pagar $550.000 mensuales, los cuales completa con el subsidio de $150.000 que da el Distrito y con lo que le produce una pequeña tienda de variedades que funciona en la misma casa. Al mismo tiempo, Faisudi —quien afirmar que hasta el momento el Distrito le ha cum-plido con el subsidio— viene liderando el proceso de reubicación de barrios como Nuevo Bosque, Altos del Nuevo Bosque, Manzanares y Altos de San Isidro, todos pertenecientes a la Loma del Marión, en donde otras familias andan en la odisea de conseguir quien les arriende una vivienda. En esa zona hay 26 familias damnificadas, de las cuales sólo 12 han conseguido vivienda. El resto se divide entre los que reciben las negativas de los propietarios que no quieren tratos con algo que tenga que ver con el Distrito; y los que no desean salir de sus casas, porque ca-recen de una digna entrada de dinero que permita completar el pago de un arriendo. Pero Faisudi Fontalvo reconoce que en el caso de los que sí consiguieron vivienda, el Dis-trito actuó rápidamente, porque los daños en los inmuebles eran tales que no permitían espe-ra. De modo que ninguno tuvo que cumplir el proceso de llenar un formato de contrato fir-mado, esperar la visita de la Oficina de Prevención y Atención de Desastres (para saber si la casa a arrendar está en alto riesgo) y luego esperar un mes para obtener el primer subsidio y completar arriendos que oscilan entre 300, 350, 400 y 450 mil pesos. Otras de arena... Otra es la suerte de las hermanas Martha y Enit Julio Palomino, de Altos del Nuevo Bosque, quienes vivían con sus respectivas familias en una vivienda de dos pisos, pero la Loma del Marión, con sus deslizamientos continuos, la dejó en pésimas condiciones. La dificultad de las hermanas Julio es doble: en cuanto los propietarios de viviendas saben que son dos familias y para colmo damnificadas, les niegan el arriendo. Llevan más de un mes en esa búsqueda. Dice la secretaria del Interior del Distrito, Sindis Meza Pineda, que los trámites para ob-tener un subsidio de arriendo no tienen mayores dificultades, pues su despacho, en cuanto conoce la situación del damnificado, dicta un acto administrativo para que obtenga el subsi-dio hasta que pase el riesgo o se compruebe que el mismo no es mitigable. En este último caso, la familia damnificada es postulada para la entrega de una vivienda. Los actos administrativos que dicta el Distrito se envían a las fiduciarias que entregan los subsidios mensualmente y en efectivo, para lo cual el afectado debe llevar su cédula de ciudadanía. “Como se ve —explica Meza Pineda—, los subsidios tienen un trámite pertinente que debe cumplirse. En realidad, no hay demoras. Lo que tal vez sucede es que muchos de los damnificados son madres solteras con varios hijos; o matrimonios en donde ambos están desempleados y después no tienen cómo completar la plata del arriendo”. Al respecto, el presidente de la Asociación de Juntas de Acción Comunal de la Localidad 1 (Asojac 1), Aniano Morales Blanco, afirmó que la circulación de los subsidios en el Distrito en realidad no es tan rápido, ya que éstos cumplen el mismo trámite que debe cumplir cual-quier otra cuenta. Es decir, se demora hasta más allá de un mes. “En consecuencia —agregó—, cuando una familia desempleada logra recibir el subsidio, no lo usa para pagar el arriendo sino para comprar comida y pagar una que otra deuda. Y allí se origina otra problemática: la enemistad entre propietario e inquilino, pues el primero in-tentará desalojarlo y el segundo se resistirá descaradamente alegando que no tiene donde ir”. El dirigente cívico aseguró que en el proceso de consecución de subsidios, “algunos líde-res comunales se están llenando los bolsillos, llevando censos abultados al Distrito. Por ejem-plo: llevan un censo de 15 damnificados, pero en realidad son 10. Luego hacen que 5 perso-nas más se disfracen de damnificados para que cobren los subsidios. Juntos terminan repar-tiéndose las ganancias”. Para Morales Blanco, “todo eso hace parte de la falta de política serias que padece el Dis-trito en cuanto a prevención y atención de emergencias, dado que si fuera lo contrario, no habría necesidad de repartir subsidios”.