Cajeros automáticos, preferidos por los delincuentes

Lo último que recuerda Juan José (*) es que entró a sacar dinero en un cajero electrónico la tarde del jueves pasado en del Centro Comercial La Castellana. Lo que vino después es un misterio para la familia de este hombre que apareció ayer en Turbaco muy aturdido, al parecer porque delincuentes lo sedaron con escopolamina para atracarlo. Carolina (*), esposa de la víctima cuenta que: “Mi marido salió a las 4:30 de la tarde a hacer un retiro en un cajero de Bancolombia en La Castellana y desde ahí no volvió a contestar su teléfono ni dio señales de vida”. “Lo llamé insistentemente pero el celular se iba a buzón y pensé que se había quedado con sus amigos tomando cervezas. Vencida por el sueño me acosté para esperar que regresara”, prosigue la mujer. Carolina narra que a la 1 de la madrugada de ayer recibió una llamada de un familiar de su marido que vive en Turbaco, el cual dijo que el hombre estaba atolondrado, sin documentos ni celular, y que sospechaba que lo había robado. LO ENCONTRÓ UN AMIGO Al parecer la víctima fue llevada hasta este municipio por un amigo que lo encontró deambulando por el sector El Amparo y se sorprendió al ver que no respondía a sus preguntas ni coordinaba sus movimientos. Dicho amigo sólo conocía la dirección de uno de los familiares del atracado en Turbaco y por eso lo condujo a ese lugar. Posteriormente el hombre fue internado en una clínica de Cartagena, donde los médicos confirmaron que le habían suministrado una cantidad mínima de escopolamina e iniciaron un tratamiento para su desintoxicación. Ni el amigo ni la esposa el hombre saben cómo fue atacado el hombre, y mucho menos él, quien hoy continúa aturdido y recuperándose en su casa. Según los familiares, el los delincuente se llevaron los $150.000 que tenía la víctima en su cuenta de ahorro, además de su celular, un reloj y su billetera. DENUNCIA Los familiares del sujeto robado denunciaron ayer este hecho ante la Policía Metropolitana de Cartagena, a la espera de que se esclarezca quiénes fueron responsables del mismo. La esposa de la víctima dice que: “Queremos que esta situación sirva de ejemplo para que las personas que utilicen cajeros automáticos tengan más cuidado y denuncien cualquier anomalía que vean en estos aparatos”. Carolina también pide a la Policía que refuerce la seguridad en los alrededores de los cajeros y los bancos para evitar la acción de los ladrones. ESCOPOLAMINA EN EL TECLADO Una de las modalidades empleadas por los delincuentes para robar a usuarios de cajeros automáticos consiste en esparcir escopolamina en los teclados de estos aparatos. Una vez el cliente toca el teclado la sustancia se impregna en sus dedos y puede intoxicar su organismo cuando éste acerque sus manos a la boca o nariz. Fuentes médicas indican que la escopolamina anula la acción del neurotransmisor acetilcolina, lo que provoca un borrado de memoria. Al ingresar en el organismo de la víctima, tan sólo hacen falta unos minutos para que la persona se vuelva total-mente vulnerable. De este modo, quien se encuentra bajo los efectos de la escopolamina se vuelve manipulable y sumiso. Esta droga también puede ser suministrada a través de bebidas y comidas. También es fácilmente suministrable por vía respiratoria, por ejemplo, cuando un criminal ofrece un cigarrillo contaminado a su víctima.