En su mayoría, eran amas de casa que participaron en un concurso del producto alimenticio llamado 'Ricostilla', cuyo premio sería la entrega de unas ollas a presión, si lograban, a su vez, presentar 50 etiquetas del artículo, la cédula de ciudadanía y 12 mil pesos.
La aglomeración obligó a que al sitio acudieran agentes de la Policía Metropolitana de Cartagena y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), pues ya corrían rumoresde que al parecer en la ciudad de Barranquilla se produjeron desmanes cuando a muchas personas, quienes habían cumplido los requisitos, no se les dio el premio.
Ayer, desde las primeras horas de la mañana, dos filas arrancaban desde las puertas del Bernardo Caraballo, ocupando la Carrera 17 (vía principal del Paseo Bolívar) por ambos lados. Una fila llegaba hasta la sede de la liquidada Clínica Club de Leones, mientras que la otra avanzaba poco más allá de la Urbanización La Española.
La Policía se vio en la necesidad de desviar el tráfico vehicular por el Playón del Blanco y por el sector El Papayal.
La mayoría de los asistentes cumplía con los requisitos, pero se quejaban de los desórdenes en ambas filas, sobre todo cuando se iban acercando a las puertas del escenario deportivo.
DISGUSTO
Los habitantes de la Urbanización La Española, del Conjunto Residencial Tequendama y de otros complejos aledaños hicieron lo propio: se quejaron de que en todo el día no pudieron sacar sus automóviles y de que, presuntamente, les tocó presenciar los actos vandálicos que algunos filtrados en la aglomeración cometían contra las viviendas.
La mayoría de los concursantes eran amas de casa que protestaban por el sitio que se escogió para esa actividad.
“Esto lo hubieran hecho mejor en el Estadio 11 de Noviembre, o en otro lugar más grande, donde no se notara tanto el desorden. La cosa la organizaron mal, y quién sabe cuándo saldremos de aquí”, dijo una de las afectadas.
MÁS REPAROS
En contraposición, los residentes de las urbanizaciones cercanas sugerían que un evento de esa naturaleza debía desarrollarse en diferentes barrios para que hubiera menos aglomeraciones, no se perturbara el tráfico “y sobre todo, para que no violentaran la tranquilidad de las familias que viven aquí. Anoche no pudimos dormir con tanto ajetreo en ese coliseo”.
ALTERACIÓN
Mientras los vendedores de jugos, raspao, helados y agua en bolsas hacían su agosto, los motaxistas contaban que siendo aproximadamente las 3:00 de la tarde un joven fue sacado de la fila, ya que supuestamente la entrega de las ollas era sólo para mujeres, lo que fue desmentido con el hecho de otros hombres venían saliendo del recinto con sus ollas en las manos.
No obstante, los presentes dijeron haber presenciado que el hombre fue sacado de la fila y posteriormente reducido por los efectivos del Esmad cuando perdió los estribos y rompió una botella de vidrio en forma amenazante.
Durante todo el día, los almacenes y bodegas que funcionan en los alrededores mantuvieron sus puertas cerradas por temor a desmanes, pero siendo cercanas las 4:00 de la tarde empezaron a abrirlas tímidamente, a la vez que un funcionario de la empresa que entregaba las ollas dijo, megáfono en mano, que supuestamente se había anunciado con antelación que “la esta actividad se desarrollaría hasta agotar existencias. Se nos acabaron las ollas, y por hoy hemos terminado”.
Las protestas de las mujeres que todavía integraban ambas filas estallaron al instante, pero los agentes del Esmad también afilaron sus estrategias de miedo, de manera que, en grupos o individualmente, cada cual iba tomando camino hacia sus diferentes destinos: algunos con ollas en las manos. Otros, con las manos colgando en el vacío.
Comentarios ()