Cartagena


Cartagena, vulnerable ante un eventual sismo

Después del terremoto de 8,9 grados de magnitud en la escala de Richter y el consecuente maremoto que devastaron la costa nororiental de Japón el viernes 11 de marzo pasado, una especie de incertidumbre se ha inoculado en la mente miles de personas que habitan ciudades costeras.

En Cartagena, por ejemplo, ha sido bastante comentada la posibilidad de que ocurra este tipo desastres naturales cerca de las costas colombianas y comprometa desde luego vidas humanas, viviendas y edificios y todo a su paso.
Y la inquietud tiene fundamento, pues ciertamente la ciudad es muy vulnerable porque no está preparada estructuralmente preparada para fenómenos naturales de gran magnitud, dice Jairo Alvis Alis, ingeniero civil especializado en Estructuras, y profesor de la Universidad de Cartagena.

TODO EN EL PAPEL
Explica que, aunque desde 1984 rige una legislación que indica que las nuevas construcciones serán de estructuras sismorresistentes y que se debe fortificar a los antiguos edificios, tales preceptos no se han cumplido a cabalidad.
Dice Alvis que la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica (AIS) si bien estableció esas normas de construcción sismorresistente, no creó una entidad veedora para fiscalizar que en efecto, todos los edificios construidos a partir de esa fecha cumplieran con tales directrices. Todo ha quedado en el papel, señala.
En general, a las únicas edificaciones que se les exige cumplir con estas disposiciones son las escuelas, hospitales y establecimientos públicos, debido a la cantidad grande de gente que acude habitualmente a estos sitios.
Por estructuras a prueba de movimientos telúricos se entiende a aquellos edificios que resistan terremotos de magnitud 7 en la escala de Richter, que es el límite mínimo del cálculo soportable. A partir de esa medida y hasta el 10 grados es el máximo, y es inevitable que colapsen las edificaciones.

MOVIMIENTO TELÚRICO
La corteza terrestre está divida en placas tectónicas continentales y oceánicas que se ajustan entre sí como las fichas de un rompecabezas.
Estas grandes ‘piezas’ terrestres se mueven independientes unas de otras unos pocos centímetros al año por fuerzas internas de la tierra, y es precisamente por este desplazamiento que chocan y se dan los pliegues y fracturas, conocidas con el nombre de fallas.
En una parte grande del territorio colombiano hay actividad sísmica a diario, según la Red Sismológica Nacional de Colombia (RSNC), pero esos movimientos no representan riesgo por su baja intensidad.
De hecho es algo completamente natural debido a las fuerzas que se ejercen al interior del planeta. El único riesgo evidente lo hay en el centro del país por el roce entre la placa del Caribe y la Suramericana.

EDIFICIOS SIN GARANTÍAS
Dice Jairo Alvis Alis, ingeniero civil especializado en Estructuras, que una de las razones por las no hay en la Costa Norte un control tan estricto sobre resistencia de las edificaciones es que “como estamos ubicados en una zona de  bajo riesgo y son mínimas las probabilidades de un terremoto potencial, no se tienen tantas consideraciones”.
Hacer edificios sismorresistentes desde luego es mucho más costoso y como siempre que se va a emprender un proyecto de éstos se hace una estimación de su vida útil, que por lo general no supera los cien años, arbitrariamente se toma el riesgo y se diseñan sin muchas garantías.

EN BOLÍVAR TIEMBLA TODOS LOS DÍAS
En lo que va de este año ha habido en Bolívar actividad sísmica en los municipios del centro y sur del departamento: Santa Rosa del Sur, Barranco de Loba, San Pablo, Achí, Simití y Morales, y en general son movimientos casi imperceptibles que apenas alcanzan los 2,3 grados en la escala de Richter, como en el caso de San Pablo (sur de Bolívar) el 15 de enero pasado.
En la ciudad de Cartagena este año el fenómeno más destacado ha sido un temblor de 3,6 grados el 24 de enero pasado. Previo a esto no hay registro del 2010, ni del año inmediatamente anterior.
Según un documento de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica, que incluye la normatividad que rige los métodos de construcción, se hizo un estudio de las condiciones de cada región y se clasifica en tres categorías de riesgo: alta, baja e intermedia.
En la zona de más riesgo esta la Costa Pacífica, parte de Huila y los santanderes.
En la zona intermedia aparecen Guajira, Córdoba y Sucre, y en la de menos riesgo el sureste del país y los departamentos de Bolívar, Atlántico y Cesar.

EL SUELO DE LA CIUDAD
El riesgo de los sismos de baja intensidad depende de la zona en que ocurran.
Explica Guillián Barbosa Miranda, ingeniero civil con doctorado en Geotecnia y profesor de la Universidad de Cartagena, que en el caso de Cartagena existe el problema de que hay muchas zonas sonde las construcciones están erigidas sobre bancos de arena, caso de Bocagrande, Castillogrande,  Crespo y El Laguito.
Y un movimiento telúrico de 2, 3 y hasta 4 grados de intensidad en la escala de Richter, aunque no representa una amenaza devastadora, sí puede provocar la licuefacción del suelo, que significa que toda esa arena compactada en los cimientos de los edificios, por la vibración de la onda se agita y dispersa, cambiando a un estado liquido, lo que podría provocar el colapso de las estructuras.
Lo que se hace en estos casos para garantizar la seguridad de los edificios, es asegurarlos con pilotes que se clavan muy profundos en la base de los edificios, como soportes en caso de que se disuelva el terreno.
 

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