Con Jesucristo, Campo Elías llegará a las pandillas

Pertrechado con la imagen de Jesucristo y con la seriedad de su palabra, Campo Elías Terán Dix, alcalde de Cartagena, busca ‘exorcizar’ las malas influencias que rondan a más de 7.000 jóvenes que hacen parte de 463 pandillas que delinquen en las zonas subnormales de la ciudad.
Estos jóvenes en riesgo social y la violencia que se ha generado en los barrios, sobre todo en las últimas semanas, es el problema que le quita el sueño a Terán Dix, para quien la vía más expedita para combatir las pandillas es hablándoles de Dios y llevándoles amor a sus integrantes.
Campo Elías habla sosegadamente del tema y piensa cada palabra antes de decirla.
Frunce el ceño para decir que irá a las faldas del Cerro La Popa, a El Pozón, a Olaya Herrera y demás sectores del Distrito de Cartagena para hablar con los pandilleros.
“Pero no llegaré solo, no señor.... me acompañarán sacerdotes católicos y pastores de diversas religiones, quienes impartirán la palabra de Dios para lograr un verdadero cambio en estos jóvenes que hoy son aislados por sus familias e incluso por sus vecinos y amigos”, dijo.
“Nadie más que yo en esta ciudad conoce el tema de pandillas y soy la persona, no porque sea Alcalde de Cartagena, que puede ingresar en el corazón de esos muchachos. A muchos los conozco porque cuando dirigía el Noticiero Popular llegaba hasta sus sitios de reunión a hablarles y a conocerlos. Ya lo hice con Las Marmotas, con los del Campamento, cuyo radio de acción es el Sector Central de Olaya Herrera”.
Y prosigue el Alcalde: “Ahora quiero subir las faldas de La Popa y caminar como antes, desde el Mirador de la Virgen, Hábitat 89, bajar por El Sinaí, La Heroica, La Paz, llegar a San Francisco, subir a la Loma del Peyé, visitar a los Kalimanes y recorrer todos los sectores subnormales de la ciudad donde el fenómeno de las pandillas esté arraigado”.

Acompañamiento religioso
Para atender bien este tema de las pandillas en sus propios reductos o en el mundo en que viven sus integrantes, Campo Elías Terán ya ha invitado a pastores de iglesias cristianas, mientras que por la religión católica esta semana hablará con el arzobispo de Cartagena, monseñor Jorge Enrique Jiménez, para que lo apoye en las jornadas que va a emprender en procura de sacar del ostracismo a miles de jóvenes y volverlos útiles a la sociedad.
“La mayoría de estos jóvenes no tienen padre y los que lo tienen han sido testigos mudos de la violencia intrafamiliar. Se han criado solos. La falta de afecto los ha hecho violentos. Debemos dialogar con ellos y con sus padres, abuelos, tíos, porque todos, de una u otra forma, han visto como estos jóvenes se pierden en el mundo de las drogas, alcohol y la ilegalidad”, dijo.
Según Terán Dix, el 90% de los pandilleros consume alucinógenos y es una verdad que conocen las autoridades. El Alcalde es consciente de que el problema es tan grave que ha dejado muchos muertos.
“La venta de narcóticos en los barrios ha desbordado los límites y hay niños que consumen drogas desde los 12 años. Todo esto conlleva a una degeneración porque las mujeres pandilleras jóvenes tienen sexo sin protección, y entonces hay embarazos no deseados y nacen niños sin futuro. Por eso es que me voy a meter a los barrios, pero no solo con los sacerdotes y pastores, también con médicos y profesionales de la salud para iniciar un trabajo social con estos jóvenes que Cartagena necesita. Hay que desintoxicarlos, brindarles oportunidades educativas en los Ceres y luego laborales en hoteles y empresas reconocidas. Debemos volverlos productivos”, expresa el mandatario cartagenero.
El alcalde sigue soltando la madeja sobre lo que piensa hacer con las pandillas y de pronto deja de hablar por unos segundos, se lleva la mano a la barba y sentencia:
“Pero esto lo haremos con el apoyo de los concejales, juntas de acción comunal, la empresa privada y los demás cartageneros que quieran ver un cambio. Espero que los curas y los pastores no me dejen solo. Mi equipo de asesores trabaja en la elaboración de proyectos para hacer realidad este sueño”.
Ahora Campo Elías hace una pausa y agarra un crucifijo que le cuelga de una cadena de oro que no se la quita nunca para clamar: “Jesús, en ti confío”.