Condenados por el abandono

No pueden causar otra cosa más que estupor los dos hombres que hace dos semanas piden limosna frente al Centro Comercial Centro Uno, exhibiendo lo que podrían ser sus cadáveres por el aspecto de su contextura física de delgadez extrema que apenas recubre sus huesos. El par de hermanos, Royman y Reynel Castillo Bustamante, de 25 y 29 años respectivamente, aseguran que la enfermedad conocida como Distrofia Muscular de Cintura Progresiva que tienen es producto de una maldición que contrajo su padre. “UNA MALDICIÓN” “Esto no es cosa de Dios es una condena, una maldición que le cayó a mi papá porque es una enfermedad hereditaria y nos la pasó a nosotros. Mi papá tuvo varias mujeres y una de ellas le echó esta maldición que ahora nos duele tanto”, asegura el menor de los hermanos Castillo. Y agrega: “tenemos dos hermanos más y ellos son normales por eso nos sentimos condenados y desesperados”. Sin embargo la idea de apostarse frente a este Centro comercial sobre la Avenida Venezuela es de Reynel Castillo, quien tomó la determinación de ayudar a su mamá con quien viven en el barrio Daniel Lemaitre y está “en avanzada edad, ayudando a lavar en las casas de los demás”, indica. Sus cuerpos famélicos provocan asombro de todos los transeúntes de la zona, pero a pesar de eso, nadie les ha ofrecido una ayuda real pues necesitan tratarse esta enfermedad que contrajeron a la edad de 19 y 12 años. Están sentados sobre dos sillas de color rojo y azul que se las regaló un italiano quien es quizá la única persona que se conduele de ellos regalándoles algunos billetes de 2.000 pesos pero que no puede costear los tratamientos. PIDEN AYUDA Los Hermanos Castillo solicitan la ayuda de la Administración Distrital. “Nosotros somos de Arjona (Bolívar), pero queremos que la Alcaldesa Judith Pinedo nos tienda una mano porque no encontramos otra cosa que hacer para sobrevivir, necesitamos vitaminas y que nos vea un especialista, alimentarnos y elementos de aseo”. Afirman además que tienen muchas dificultades para caminar y sobre todo para sostener en sus manos elemento de peso. El mayor de los hermanos dice: “Muchas personas nos han prometido que nos van a ayudar y que nos van a llamar pero nunca nos han llamado. No tenía con qué comer ni con qué comprar las cosas personales, como no puedo trabajar me tocará quitarme la camiseta, se me ocurrió entrando este año”. SIN RESPUESTA El Universal intentó comunicarse en repetidas ocasiones con la directora de la Secretaría de Participación Distrital, Nubia Chams, para indagar sobre la ayuda que le podría ofrecer esta dependencia distrital, sin embargo nunca contestó su celular. La última llamada se realizó a las 4:01 de la tarde de ayer. LA ENFERMEDAD Las distrofias musculares de cintura afectan en conjunto a entre 5 y 6 personas de cada millón. Las formas autosómicas dominantes son más infrecuentes que las formas autosómicas recesivas. Cada una de las distintas formas ha sido descrita en una sola o en un número reducido de familias. Las distrofias musculares de cinturas se manifiestan por una pérdida progresiva de la fuerza de los músculos de la pelvis y de los músculos de los hombros Se trata de enfermedades cuyo modo de expresión clínica y su evolución son muy variables. En las formas recesivas, los primeros signos aparecen frecuentemente antes de los 20 años. En las formas dominantes, el inicio puede ser más tardío. Los primeros signos consisten, principalmente, en dificultad para correr, para subir escaleras y para levantarse del suelo. Las caídas son frecuentes.