La incertidumbre tiene cercadas a tres familias del barrio Olaya Herrera, que el año pasado perdieron sus viviendas por cuenta de un incendio. Residían en la Calle de la Paz, sector Foco Rojo, cuando el jueves 3 de agosto, siendo las 5 y 30 de la tarde, se desató la conflagración destruyó los aposentos y demás pertenencias. El fuego se inició en la casa de Fany Villadiego, una recicladora de la tercera edad, quien acostumbraba a cocinar con leña, a la vez que mantenía los elementos propios de su trabajo, la mayoría altamente inflamables. “La señora tapó el arroz y salió a hacer una diligencia, cuando de pronto vimos candela asomándose por el techo”, relatan los vecinos asegurando que de inmediato se dispusieron a apagar el fuego, pero la rapidez de las llamas los hizo pensar en sus propias viviendas y en lo que podría pasarles si la candela se seguía propagando a esa velocidad. “Ese día todos los teléfonos estaban ocupados llamando a los bomberos dicen, y como a los 10 minutos se presentó el primer camión, pero al ratico tuvo que irse porque trajo poca agua. A los 15 minutos llegó otro, pero ya la candela había acabado con casi todo”. Además de la casa de Fany Villadiego, se arruinaron la de Flora Guerrero y la de Piedad Castro. La primera logró salvar algunos muebles y enceres, pero la segunda lo perdió todo, porque en ese momento no había alguien en casa. Al día siguiente, el entonces director de la Oficina de Prevención y Atención de Desastres del Distrito, Juan Yacamán, hi-zo presencia con su equipo de colaboradores y explicó que las tres damnificadas serían reubicadas en casas cuyo arriendo el Gobierno distrital ayudaría a pagar mediante un subsidio, mientras se lograba la reconstrucción de las viviendas. De esa forma, Flora Guerrero fue reubicada en una vivienda de la misma calle, mientras que Piedad Castro funge de in-quilina en la Calle del Tancón. Fany Villadiego, la propietaria de la casa en donde comenzó el incendio, no alcanzó a ser reubicada porque murió en oc-tubre de ese mismo año. “Esa señora no aguantó la pérdida de su casa”, dicen sus vecinos. En el espacio de lo que fue su vivienda vive a la intemperie Luis Alberto Domínguez, el hijo que siempre la acompañó y quien ahora desconoce si tiene o no derecho a reconstrucción de vivienda. Flora Guerrero y Piedad Castro cuentan que el primer subsidio para el arriendo les llegó en noviembre pasado y nunca más lo han visto. Pero lo que más esperan es la reconstrucción de sus viviendas, lo que les parece demorado y desesperante. “Los gastos han crecido explican, porque antes no pagábamos arriendo. Ahora hay que pagarlo, porque el Distrito no da la tarifa completa. Además, hay que pagar servicios; y la única entrada es la de nuestros esposos. Son más 300 mil pesos los que se nos van en gastos mensuales, sin meter otras arandelas”. Ya casi El alcalde de la calle, Carlos Crismatt, anunció que en abril se abrirá el proceso de convocatoria pública para la construcción de las viviendas, obra que empezaría en mayo y finalizaría en junio. En cuanto al atraso en la emisión de subsidios, dijo que las dam-nificadas pueden acercarse a su oficina o a la Secretaría del Interior, Plaza de la Aduana.
Cartagena
Damnificados de Olaya aún esperan
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