“Estoy cansado, furioso y me siento impotente ante el nuevo llamado del Gobierno”, comenta Ricardo García, un reinsertado del bloque Héroes de los Montes de María, de 46 años.
Hasta el miércoles 28 de diciembre próximo hay plazo para que los desmovilizados ‘rasos’ de las Auc (Autodefensas Unidas de Colombia) retomen el proceso de reintegración y se acojan a los beneficios que les brinda la Ley 1424 de 2010.
“Me desmovilice desde el 2004. Cuando estaba en la selva a mis pies llegó un volante de los que repartían los helicópteros del Ejército, me invitaban a dejar las armas y me darían seguridad, educación, vivienda y empleo, yo les creí, por eso me fui del grupo”, narra García.
En entrevista a El Universal, Alejandro Éder Garcés, director de la nueva Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), explica: “Si las personas (los desmovilizados) no vuelven estarían incurriendo en un delito y perderían su libertad, esto abarca incluso a los desmovilizados que llevan varios años juiciosos trabajando y están reintegrados a la sociedad, pero que deben regresar al programa para completar el proceso y adquirir su certificado de culminación, como lo determina la Ley 1424”.
El reinsertado que duro 3 años y cuatro meses en el grupo ilegal comenta: “Estamos cansados de que cada día el Gobierno nos esté llamando por que estamos en peligro de ir a la cárcel, yo estoy trabajando juicioso en la legalidad, estoy limpio, pero este proceso se me ha hecho eterno, siempre resulta algo nuevo por hacer”, afirma Ricardo García.
AFECTADO POR EL INVIERNO
“Ahora tengo una situación difícil, vivo peor que cuando estaba en el campamento (de las Auc), tras la inundaciones en El Pozón mi familia está en una situación precaria, el lodo nos da hasta las rodillas, mi casa es de cartón, plástico y madera; pagó 60.000 pesos de arriendo porque no me alcanza para más, entonces dónde está la promesa de una vivienda digna”, enfatiza el reinsertado del bloque Héroes de los Montes de María.
Para culminar el proceso debe asistir semanalmente a unos talleres y por ello le dan 480.000 pesos mensuales.
“Ahora con este nuevo llamado estoy desanimado, fuera de que tengo que asistir a los talleres no puedo tener un trabajo estable en una empresa, cuando comienzo a pedir permiso y les informo que soy desmovilizado sacan cualquier excusa para despedirme, eso me pasó hace poco en un conjunto residencial donde trabajaba como celador, y si dejo de asistir en dos oportunidades al taller psicosocial me dictan boleta de captura”, comenta Ricardo.
UN PLAN DE AYUDA
“Al Pozón fueron representantes del Distrito a brindarnos ayudar y hasta hora nadie ha hecho nada, en esta situación también hay más desmovilizados y desplazados, quienes paradójicamente vienen de la misma zona en la que yo operé”, relata.
Y agrega: “Tengo 7 años activo en el programa de desmovilizados y le pedí a la psicóloga que nos apoya en Cartagena, que me hiciera una visita urgente para que se den cuenta de las condiciones en las que estoy viviendo, pero me dijo que no podía porque estaba lloviendo y la verdad es que sería bueno que sienta la experiencia de meter los pies en el barro como le toca a mi familia y así le den prioridad a crear un plan de ayuda frente a estos casos en los que nos sentimos desamparados”.
“ESTOY CUMPLIENDO”
“Desde que inicie el proceso he estado en Cartagena, Barranquilla y Bogotá, primero me pagaban un millón doscientos cincuenta y tres mil pesos mensuales ($1’253.000), porque tengo 5 hijos, ahora solo recibo 480.000 pesos y a pesar de que hago talleres para capacitarme y estoy en un curso de electricidad, no he logrado conseguir un trabajo estable”, dice García.
El reinsertado llegó a Cartagena en los primeros días de mayo del año en curso.
“No muestro mi rostro porque también tengo problemas de seguridad, como colabore con la justicia, los que antes eran mis compañeros no olvidan eso, porque en las Auc eso se llama traición. Apenas mis enemigos se den cuenta que yo estoy por aquí me toca salir y dejar lo que había comenzado con mi familia”.
“Yo le estoy aportando a la paz de Colombia y ahora qué camino cojo, siento que me ofrecieron muchas cosas para retirarme de la organización y pasa el tiempo y no las veo, desde que me desmovilicé me han hecho ofertas para volver, pero yo ya estoy limpio y quiero seguir en la legalidad, porque estoy cansado de pelear, pero necesito apoyo”, pide Ricardo.
SU VIDA EN LAS AUC
“Cuando era parte de las Auc siempre estuve en la selva combatiendo a la guerrilla, nunca maté a una persona a sangre fría, lo que quizás si pudo pasar es que en combate se halla muerto alguien porque allí dispara todo el mundo, porque éramos enemigos de la guerrilla y de sus colaboradores”, recuerda García, y anota que en el grupo ilegal se ganaba 700.000 pesos mensuales, “era plata segura, solo tenía que patrullar, la verdad nunca alcance a conocerlos a todos, éramos aproximadamente 150 y solo los veía cuando salíamos a operaciones en conjunto”, mencionó el reinsertado.
Contaban con un espacio para compartir con la familia “teníamos una casa y allí nos podían visitar los familiares y nosotros pedíamos permisos para ausentarnos 2 ó 3 días del campamento para compartir con ellos. Mi esposa y mis hijos vivían en Cartagena y cuando necesitaban dinero y yo no tenía, le decía al comandante y él me los pasaba”, dijo Ricardo.
ANTES DE ENTRAR AL GRUPO
Ricardo García es oriundo de Marialabaja (Bolívar), “yo era taxista y tenía una vida normal y de un momento a otro la vida se me complico, llegaron días en los que me tocaba empeñar cosas de mi casa para cumplir con la entrega del turno, yo trabaja de noche, de lunes a jueves era regular, pero los viernes, sábados y domingos me reponía, pero llego un tiempo en que la plata no me alcanzaba para pagar las cosas que había empeñado y comencé a perderlas y en esa situación se me presentó la oportunidad y me fui para las Auc. Uno por la familia hace lo que sea, y yo no quería que siguieran sufriendo”.
Ricardo García concluye así: “Definitivamente el desempleo es el gran problema, ahora estoy de nuevo en esa situación, aunque mi esposa vende bollos y yo trabajo en oficios varios y vendiendo desinfectantes, la situación realmente es complicada.
*Ricardo García es un nombre ficticio por solicitud del entrevistado.
AYUDA HUMANITARIA
“Lo que se busca con el proceso de reintegración es que los desmovilizados se capaciten para volver a ingresar a la legalidad, es un proceso que dura en promedio 6 años y medio por persona y tiene 3 componentes: psicosocial, formación académica y formación para el trabajo”, comenta Álvaro González Fortich, representante de la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en Bolívar.
Si las personas cumplen con estos tres componentes a lo largo de la ruta de reintegración, ellos reciben un apoyo económico que es entre 320.000 y 480.000 pesos por mes, si no cumplen con sus obligaciones no reciben el apoyo.
“Ahora con la Ley 1424 deben contribuir con el Centro de Memoria Histórica del país, realizar tareas de reparación y cumplir con el trabajo comunitario. De igual forma el reinsertado puede solicitar un apoyo para desarrollar su plan de negocio y poner en marcha lo que ha aprendido en los talleres de formación. Se presentó una situación difícil con la temporada invernal que ha afectado a varias personas, independientemente de que sean reinsertados y en ese caso estamos hablando de ayuda humanitaria”.
Cartagena
Desde la mirada de un reinsertado
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