"El aeropuerto entre Cartagena y Barranquilla es casi una obligación": General Freddy Padilla

No existe razón técnica ni económica que justifique la oposición al proyecto de construir un gran aeropuerto internacional entre Cartagena y Barranquilla, manifestó el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla De León, durante una visita a la sede de El Universal. Reveló que la idea del megaaeropuerto empezó a concretarse cuando se discutía la concesión del Aeropuerto Eldorado, de Bogotá, y expertos en temas aeronáuticos advirtieron sobre el obstáculo que representaba la cercanía de la base de Catam, pues las normas internacionales prohibían el funcionamiento de terminales aéreos contiguos a instalaciones militares. El Gobierno colombiano argumentó que Catam no era exactamente una base militar, sino un aeropuerto para la salida del Presidente en sus viajes internos y externos, y para recibir a los dignatarios de otros países, con lo cual se subsanó el inconveniente. Sin embargo, recordó el general Padilla, la advertencia de sí tenía plena aplicación en el caso del aeropuerto de Barranquilla, situado cerca de la Base Aérea del Norte, una instalación militar estratégica. Para resolver el problema, el Gobierno se dio cuenta de que debía enfrentar la disyuntiva de construir otra base área o construir otro aeropuerto, así que se pensó en una solución ideal: considerando que Cartagena necesitaba garantizar la ampliación de su aeropuerto en poco tiempo, ¿por qué no construir uno equidistante de las dos ciudades, en el cual la Nación invertiría lo que iba a destinar a solucionar el problema de la base de Barranquilla? Contó el Comandante de las Fuerzas Militares que desde entonces la idea del megaaeropuerto empezó a tomar forma, y se creo una sociedad con el propósito de impulsarla. —El Gobierno ha dado los pasos necesarios, ordenó la elaboración de documentos Conpes y Confis, y el presidente Álvaro Uribe está decidido a que el proyecto salga adelante, dijo el alto oficial. En los últimos dos años se hizo un estudio histórico detallado de las condiciones climáticas de la zona, y se encontró el sitio ideal, exactamente en medio de las dos ciudades. —Ni mandado a hacer, comentó el general Padilla. Aclaró que el itinerario de este proyecto demuestra plenamente que detrás de la idea no hay interés personal alguno de una minoría privilegiada, como han manifestado algunas personas de las dos ciudades. Sustentación Según el oficial militar, hay varios argumentos en favor del proyecto: –Con el actual aeropuerto, Cartagena no cubre las necesidades del gran desarrollo turístico al que aspira. –En Barranquilla deben solucionar el problema de la cercanía del aeropuerto a una base militar estratégica, ya sea mudando está última o mudando el terminal aéreo. –El Ernesto Cortissoz podría seguir funcionando como aeropuerto militar integrado a la base. –El Aeropuerto Rafael Núñez, de Cartagena, podría seguir funcionando hasta cuando fuera innecesario. El megaaeropuerto, aseguró el general, es la solución perfecta para los dos primeros problemas, y al mismo tiempo, es la mayor oportunidad que tiene la Costa Caribe para crecer en grande. —A los barranquilleros, el megaaeropuerto les quedará un poco más cerca que el Ernesto Cortissoz, y a los cartageneros les abrirá un horizonte casi infinito de oportunidades para el desarrollo turístico y comercial, dijo el oficial. Añadió que la naturaleza de las propiedades rurales en el sector, permitiría disponer de espacio para la infraestructura complementaria que impulsará un desarrollo económico sin precedentes en el país. —Está bien que uno quiera tener un aeropuerto al lado de su casa, pero quedan muy pocas ciudades así, y es necesario mirar el asunto desde un punto de vista que no sea parroquial, expresó el Comandante de las Fuerzas Militares. Aclaró también que el proyecto no frenaría las inversiones en el Rafael Núñez, porque es una obligación y una responsabilidad que no puede eludir el Gobierno. —Por estas razones –concluyó el general Padilla– como dije al principio, no hay un solo argumento legítimo para descalificar el proyecto.