Cartagena


El Campestre: amenazado por invasiones

REDACCIÓN CARTAGENA

25 de marzo de 2010 12:01 AM

Hace 25 años, cuando la urbanización El Campestre fue construida, a sus alrededores se divisaban largas extensiones de tierra que hasta hace un tiempo se consideraban eran los predios del barrio. Tiempo después fueron creciendo más conjuntos de viviendas y más extensiones de malla vial que únicamente se veían como el crecimiento de la ciudad hacia lo que años atrás eran los espacios de la zona industrial de Mamonal. Ahora, este último concepto se encuentra confundido entre la cantidad de asentamientos urbanos que han crecido en esos sectores, dos de las cuales les están robando el sueño a los habitantes de El Campestre: Altos del Campestre y Nuevo Campestre. De acuerdo con los integrantes de la Junta de Acción Comunal, esos dos barrios fueron naciendo como invasiones que posteriormente se legalizaron, no sin antes cercenar espacios que desde un principio estaban considerados como parte de los terrenos de El Campestre. Los líderes cívicos aseguran que la Junta de Acción Comunal del barrio Nuevo Campestre intenta apropiarse de los terrenos en donde funcionan la “Institución Educativa Berta Gedeón de Báladi” y la “Procesadora de Alimentos Indupollo”; mientras que los líderes cívicos de Altos del Campestre afirman que los terrenos en donde funciona la unidad deportiva (patinódromo, campo de sóftbol y pista de calentamiento) les pertenecen por antonomasia. Elvira Trespalacios, la presidenta de la JAC de El Campestre, recuerda que tanto Nuevo Campestre como Altos del Campestre fueron naciendo como pequeñas invasiones que, posteriormente, la Secretaría de Planeación del Distrito fue aprobando paulatinamente. “Y esas legalizaciones —explica la líder— eran hechas mediante mapas arbitrarios que trazaban los dirigentes comunales, incluyendo en ellos terrenos que siempre pertenecieron a El Campestre. Pero lo más sorprendente es que el Distrito ni siquiera verificó la precisión de los mapas; y ahora que se está hablando del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) ni siquiera mencionan la posible restitución de los predios que pretenden quitarnos”. “Como si fuera poco —dice Nazario Bitar, vicepresidente de la JAC—, el Ider, cuando iba a conformar la Junta Administradora de la Unidad Deportiva, lo hizo con habitantes de Altos del Campestre y nunca nos invitó”. Espacios en alerta Pero no son esas las únicas amenazas de invasiones que sufre el barrio, tomando en cuenta que es uno de los más privilegiados de la Zona Suroccidental de Cartagena en cuanto a la cantidad de zonas verdes de posee. Pero esas zonas verdes, cuando no son invadidas por basureros satélites, alguien las convierte en parqueaderos, en talleres, fondas o negocios de comidas rápidas, cuyos propietarios alegan docenas de derechos cuando se les recuerda que están usufructuando el espacio público. En los pocos espacios que todavía no han sido invadidos, la dirigencia comunal permanece alerta para que nadie los convierta en basureros, en zonas comerciales o lotes para levantar viviendas. Otra de las grandes preocupaciones del barrio es la definitiva adecuación del Canal El Campestre, que ellos identifican como una vena rota a la que cada año se le invierten miles de pesos en plaquetas, pero en cuanto llueve los volúmenes de agua, provenientes de los barrios vecinos, destruyen las estructuras y convierten al canal en una trampa en la que han caído muchas personas sin lesiones graves hasta el momento. “El canal está a cargo de Cardique. Ellos lo limpian periódicamente, pero aclaran que la solución definitiva es la construcción de dos vox coulbert, cuyos diseños debe entregarlos el Distrito y aún no lo ha hecho, pese a que ya se le ha dado notificación”, dice la JAC. Agregan los habitantes que cuando se desata un aguacero, las corrientes que sobresalen del canal convierten en un arroyo la entrada principal del barrio y los trancones suelen ser descomunales. Transporte y malla vial El Campestre es otro de los barrios de la Zona Suroccidental que desde su fundación contaron con casi todas sus vías pavimentadas, pero los miembros de la JAC aprovecharon para llamar la atención respecto al deterioro que sufre la misma. Relatan que cuando se estaba construyendo el corredor de carga, las volquetas que participaban en esas labores deterioraron algunas de las arterias principales, daño por el que el Distrito nunca ha respondido. No hay quien responda tampoco por la ampliación de busetas, desde que trasladaron el turno de la ruta Campestre-Centro hacia el barrio San Fernando. De allá vienen atiborradas de pasajeros, obligando a los moradores de El Campestre a utilizar mototaxis o a caminar hacia la Avenida El Bosque para tomar rutas menos congestionadas. Por El Campestre circulan, además de sus propias busetas, las de Coointracar, Metrocar y buses de Zaragocilla, “que no es que nos ayuden mucho, porque también pasan llenos, además de que ninguno llega a Crespo o a Manga. Le hemos pedido al Datt que nos colabore para crear esa ruta y a ampliar el número de busetas de El Campestre, pero nos dicen que los dueños de las transportadoras no quieren invertir en más vehículos”, cuenta la JAC. Un puesto de salud La comunidad solicita al Dadis y a la ESE Hospital Cartagena de Indias, que autorice el funcionamiento de un puesto de salud para el barrio, y que además asigne dotación de materiales e insumos. También piden la contratación de profesionales de la salud para que ofrezcan atención de primero auxilios. La población se comprometió a ceder un predio y la infraestructura para las instalaciones del centro asistencial. La propiedad pertenece a la JAC, y los habitantes esperan convertirla en un centro de salud que sea atendido por personal eficiente y amable. “Los moradores, en su mayoría, cuentan con afiliación a la seguridad social, pero a veces necesitamos un puesto de salud donde acudir para solicitar servicios menores como la toma de la presión o la colocación de una inyección”, expresa Evelernice Campo, secretaria de la JAC. Indica que ya iniciaron trámites ante el Dadis, y que el paso a seguir es tocar la puerta de la Ese Cartagena de Indias. Faltan docentes Evelernice Campo se une al llamado de la “Asociación de Padres de Familia” de la “Institución Educativa Bertha Gedeón de Báladi”, único colegio público del barrio, en el sentido de exigir a la Secretaría de Educación Distrital la contratación de 7 docentes que hacen falta. Cabe recodar que los padres de familia impidieron que sus hijos asistieran a clases el viernes 26 de febrero, para exigir al Gobierno Distrital el nombramiento de los profesores. La JAC también solicita a las directivas del plantel educativo que dejen de ser renuentes con ellos, y los inviten a trabajar de la mano en pro del bien común. Las zonas recreativas El Campestre goza de una buena infraestructura para el deporte y la recreación. Cuenta con 26 zonas verdes, cinco canchas múltiples, y un enorme polideportivo donde se encuentran dos escenarios de lujo: el estadio de sóftbol “Francisco Castellón” y el patinódromo “Marco Molina Montes”. Sin embargo, hay ciertos problemas que no permiten que sus moradores puedan ejercer de manera eficiente el derecho a la recreación. El principal es que, a pesar de tener 26 zonas verdes, el barrio no cuenta con un parque donde la familia pueda llegar a recrearse sanamente, con zona para niños. La mayoría de las zonas verdes las han convertido en parqueaderos y botaderos de basura, los cuales le dan un mal aspecto al sector. Uno de los casos más comentados por l JAC sucede en la zona aledaña a Telecom (antiguo Telecartagena), donde la zona peatonal ha sido tomada como parqueadero por algunos vecinos, no dejando espacio para que la gente transite o que los niños puedan jugar. Es tal el descaro, que hasta le han colocado rampas de concreto para que los vehículos puedan bajar y subir. Otra problemática es que los kioscos instalados en el polideportivo están vendiendo bebidas embriagantes ante la vista de todo el mundo, sin que las autoridades distritales no hayan tomado cartas en el asunto, pese a ser informadas por la Junta de Acción Comunal. De las cinco canchas que existen en El Campestre sólo hay dos en regular estado: la que queda diagonal a la estación de Policía del barrio Los Caracoles (fue refaccionada por el Ider) y una ubicada en la cuarta etapa. Las otras están en pésimo estado, principalmente la que está en la quinta etapa, la cual es utilizada por los jóvenes para el consumo de drogas y para cometer actos que atentan contra la moral. Pese a todo, El Campestre produce buenos deportistas como el caso de los hermanos Cristian y Joehely Barrios, quienes actualmente integran las selecciones Bolívar en masculino y femenino respectivamente, gracias a su talento para jugar el voleibol. El Padre Mahony, en su salsa Por su vocación de servicio a la comunidad, el padre John Mahony es considerado el personaje del barrio El Campestre. Es reconocido en la ciudad por haber ocupado un cargo público en la Alcaldía Mayor de Cartagena: “asesor del despacho de la alcaldesa Judith Pinedo para el tema de educación superior”, del cual dimitió recientemente. “Sentí que se había cumplido un ciclo. Estaba un poco cansado de cumplir esa doble función. Es decir, ser asesor y párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Torcoroma, de El Campestre. Ahora quiero dedicarme a lo mío: ser cura”, dijo el presbítero tras renunciar. Pero no sólo se le conoce por sus funciones públicas, más bien se le aprecia por las labores que realiza desde su ministerio sacerdotal. Recién llegado a Colombia, desde su natal Londres (Inglaterra), en los albores de los años 90, el religioso tuvo su primera prueba de fuego en el norte del departamento de Bolívar, en una zona con asidua presencia guerrillera. Su misión pastoral allí no fue fácil. En el púlpito tenía que medir el alcance de cada palabra. Una expresión demás pudo haberle costado la vida; y, de hecho, su existencia estuvo en peligro en varias ocasiones. “Pero Dios siempre me sacó de los malos momentos”, recuerda con emoción. Cuando asumió como servidor público en la Alcaldía se propuso trabajar por una Cartagena mejor, donde los menores puedan crecer con ideales y bienestar. “Acabar con el desequilibrio social y llegar a más gente con los dineros oficiales”, era su consigna cuando trabajaba para la Administración Distrital. Y ahora, aunque le quedan muchos proyectos en la ciudad, se concentra en primero “desarrollar diferentes actividades para reunir fondos y así terminar el salón Parroquial en El Campestre, además de un comedor para la gente necesitada, porque aunque ese barrio no sea una urbanización de estrato 1, sí está rodeado por algunas comunidades que necesitan ayuda”.

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