En Cartagena de Indias, AA está desde el 18 de abril de 1964 cuando comenzó con el Grupo Caribe, y ahora hay 22 grupos de alcohólicos anónimos en esta ciudad, con unas 250 personas en general, entre hombres y mujeres.
Y hace casi 40 años, desde el 2 de enero de 1972, una de esas 250 personas llegó a esta organización en busca de ayuda.
Se trata de un hombre que ahora tiene 76 años de edad, y que se siente muy agradecido con la organización porque prácticamente ayudó a que renaciera en él una nueva vida, con verdadero sentido para existir.
Sobre su pasado difuso dice que “de los tragos de whisky en bares de Cartagena pasé a quedarme bebiendo ron ‘ñeque’ en el Parque del Centenario”.
El alcoholismo le hizo tocar fondo completo cuando empezó a extraer de las canecas de basura cualquier comestible desechado para alimentarse”.
“Perdí entonces a toda mi familia, a mi mujer y mis hijos, pero después los recuperé porque tomé la determinación de dejarme ayudar de Alcohólicos Anónimos”.
La historia de este hombre es todavía más sorprendente y conmovedora de lo que apenas alcanza a narrarnos en el poco tiempo que dedicamos para escucharlo.
En conclusión, los 40 años que este hombre rehabilitado tiene en AA, los ha dedicado ayudar a mucha gente, lo hace en la Cárcel de Ternera con la anuencia del director de esa penitenciaría, y también en las clínicas donde haya pacientes que reciben tratamientos por situaciones derivadas del alcoholismo.
UNA ENFERMEDAD BOMBA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara que el alcoholismo no es un vicio, sino una enfermedad psicosomática, pues se afecta tanto la mente y como el cuerpo.
En el alcohólico “hay una idea mental fija por consumir que es progresiva, irreversible y mortal”, explica el consultado por El Universal.
El alcoholismo es una bomba de tiempo que hay que saber desactivar, pues hay siempre una compulsión física en el organismo que se dispara con el primer trago que se toma, como si fuera un detonante, y entonces el alcohólico queda indefenso frente a la ansiedad de seguir bebiendo.
En su relato para El Universal, este hombre detalla que la persona que incursiona en los malogrados terrenos del licor, una vez borracho queda inmerso muchas veces en lagunas mentales, y cuando llega la resaca se enfrenta al tormentoso mundo de los sentimientos de culpabilidad y estados de angustia hasta llegar incluso al delirio o tremens, y en muchos casos se empieza a alucinar hasta entrar en pánico.
El alcoholismo desconoce estratos económicos, pues penetra en todas las esferas de la sociedad.
TRES TIPOS DE BEBEDORES
No todo el que bebe es alcohólico.
1–Bebedor Social: el que se toma 2 ó 3 tragos de licor y no se obsesiona, de manera que su personalidad no se transforma.
2–Bebedor Fuerte: aquella persona que aunque se enlaguna, puede parar la bebida, y si el médico le dice que pare de tomar, lo hace.
3¬–El Alcohólico: el que queda indefenso ante la bebida con el primer trago de licor que ingiere.
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