Francelina vive sus casi cien años en soledad

A sus 93 años, Francelina Elena Aguilar quedó como se dice popularmente, “en las tablas”, luego de tener su propia casa en el barrio Piedra de Bolívar. El predio es ahora un lote en donde un nuevo dueño construirá otro inmueble.El drama de esta adulta mayor empezó hace 5 años, cuando una familiar, al parecer una sobrina suya, Doris Herrera, vendió la amplia casa donde vivía.
Rumoran los vecinos que luego de la venta del inmueble la sobrina se habría ido con el dinero dejando a su tía en abandono.
Ahora, como en la novela de Gabriel García Márquez, Francelina al igual que Úrsula Iguarán vive sus últimos años de los casi 100 que tiene, en completa soledad.
Le dan asilo
El caso de Francelina en la Calle San Fernando del barrio Piedra de Bolívar tiene  enfrentados a los vecinos, que se pelean y opinan sobre la caridad y la solución al problema de la nonagenaria.
Las diferencias empezaron porque Míriam Ramos Muñoz, antigua vecina de Francelina, acogió en su casa a la anciana.
En lo alto de una empinada loma se llega a la casa de nomenclatura 40-44, de Míriam Ramos. Por un estrecho callejón se accede a un cuarto emparapetado con zinc, en el patio, donde está viviendo ahora la mujer de 93 años.
La anciana casi no habla. Sus piernas casi no le sirven. Está demacrada, sostiene un palo que le sirve de bastón, tiene dificultades visuales, pero parece escuchar perfectamente.
Con su mutismo Francelina Elena Aguilar parece decirle al mundo y a los vecinos cercanos, que no le interesa que la miren con lástima, ni con eso que llaman hipocresía. Hay en el cuarto sólo una cama con un viejo colchón. El lugar tiene mal olor debido al poco aseo.
Con la ayuda de sus hijas, Míriam Ramos dice que hace lo que puede; sin embargo, su gesto ha generado inconformismo en el barrio, porque le critican que muchas de las ayudas que recoge en el barrio no las destina a su huésped.
A lo anterior Ramos responde que lo que hace es por caridad, y que no le corresponde hacerlo.
Enfrentados
Santiago Manuel Mendoza, presidente de la Acción Comunal del barrio Piedra de Bolívar, solicita que las autoridades tomen cartas en el caso de Francelina Meza.
Considera el dirigente comunal que la asistencia que Ramos le está brindando a la anciana no es la mejor.
Incluso, otros vecinos consideran que la familia que acogió a Francelina se está lucrando con la asistencia a la desvalida.
“Lo mejor es que a esta adulta mayor se le dé asilo en un hogar geriátrico (ancianato) y sea pagado por el Distrito”, pide Mendoza.
Entre tanto, con una atención a medias, bajo la caridad críticada de una vecina, Francelina Meza pasa sus último años cercanos a los cien, sin ningún doliente familiar cercano, ya que se desconoce dónde están los parientes consanguíneos de la mujer.
Ancianatos en Cartagena
Funcionan en Cartagena varios hogares geriátricos o ancianatos como la Corporación Sueño de Vida Ceniama, la Casa de Descanso Betania, el Hogar San Pedro Claver, el Refugio La Milagrosa, Dones de la Misericordia y el Asilo San José.
De estos centros, Ceniama y Betania son privados, y el resto tiene convenios con el Distrito y el Departamento.
“Aceptamos ancianos remitidos por la Alcaldía y la Gobernación, previo estudio de las condiciones y del estado físico y mental; tenemos 103 ancianos, de los cuales 42 fueron remitidos por la Secretaría de Participación Ciudadana de la Alcaldía y el resto por la Gobernación”, dice Edna Ramos, directora del Hogar San Pedro Calver, en el barrio Bosque.
El Universal espera que las autoridades se pronuncien en el caso de Francelina Meza, para de ser posible internarla en uno de estos ancianatos.