El fuerte de San Sebastián del Pastelillo, ubicado en el barrio Manga, fue restaurado por el arquitecto Alberto Samudio, con una inversión cercana a los 1.000 millones de pesos.
Dejarle un fuerte a Cartagena para la posteridad es el objetivo principal del arquitecto Alberto Samudio con las concluidas obras de restauración del Fuerte San Sebastián del Pastelillo, en el barrio Manga.
Este monumento se muestra a propios y turistas con una cara renovada y sin desprenderse de la mítica historia de nuestra ciudad.
Las obras empezaron el 19 de octubre de 2009, y en ellas se invirtieron cerca de $1.000 millones, aportados por el Club de Pesca, encargado del cuidado del Fuerte, en cumplimiento de la Ley 30 de 1943, que autoriza al Club a usar, cuidar y mantener el monumento por 100 años.
Las obras fueron divididas en dos fases: una de tipo estructural, que consistieron en la estabilización del fuerte mediante una “submuración en las cortinas oeste y sur del Fuerte”, explicó el arquitecto restaurador Alberto Samudio Trallero.
“Esperamos que en el futuro cercano haya un museo en el sector de El Polvorín, para eso ya se están haciendo los estudios y diseño a cargo del restaurador Alberto Samudio”, dijo por su parte Amaury Covo, presidente del Club de Pesca.
La otra etapa
La segunda fase de las obras fue de restauración, para embellecer todo el monumento, que no había sido sometido a restauración desde hace 40 años.
“Para hacer la restauración fue necesario hacer estudios arqueológicos y una investigación histórica para mirar las condiciones del Fuerte, y encontramos por ejemplo que había un sistema de drenaje de aguas lluvias del siglo XIX, y que explica el porqué se inundaba a veces en ciertos sectores”, expresó la arquitecta Rosa Elena Martínez, miembro del equipo restaurador de la Firma Alberto Samudio.
“El Club hizo algo para el bien de la ciudad y el turismo nacional e internacional, pues el Fuerte está abierto a toda la comunidad y es visitado cada mes por 10.000 personas”, concluyó Covo Segrera.
Esta restauración fue aprobada a través de la Resolución 1724 de 2009 por parte del Ministerio de Cultura.
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