Desde que decidió abandonar su casa, a los 15 años, ha sido muy poco el contacto que Líbinton Oviedo ha tenido con su madre Esther Arcia.
“He hecho tantas cosas para que vuelva pero no me dice nada. Yo no sabía ni dónde estaba”, cuenta Esther, quien, avisada por la madre de los hijos de Líbinton, viajó de Montería a Cartagena para verlo y realizar trámites de la cédula de su hijo.
Hoy, con 24 años y dos hijos, Lívinton es una de las cientas de personas halladas en situación de calle dentro de los mangles de la avenida del Lago, durante un operativo realizado por la Alcaldía, junto a la Policía Metropolitana, para declarar este espacio libre de habitantes de la calle, tras las constantes denuncias de inseguridad por parte de la comunidad del Pie de la Popa.
“Esto se ha convertido en refugio de maleantes y drogadictos. Están atracando a las personas que salen a caminar temprano”, señaló el alcalde Campo Elías Terán, a la vez que anunció una presencia continua en el sector para garantizar la seguridad de los vecinos de este barrio.
El secretario del Interior, Nausícrate Pérez Dautt, indicó que se detectaron unos 12 cambuches, y cerca de 170 personas.
Habitantes de la calle
Cambuches con techos de plástico y otros materiales, maletas, colchones y hasta mascotas, se encontraron las autoridades durante el recorrido, en donde funcionarios de espacio público y del consorcio de recolección de basuras hicieron lo propio.
“Búsquenme otro lugar para vivir”, “déjame recoger, al menos, la ropa”, se escuchaba entre algunos de los adormitados ciudadanos que salían de entre los mangles que, en conjunto, habían convertido este sector en una pequeña “urbanización”.
Milciades Osorio, coordinador del programa de habitantes de la calle de la Secretaría de Participación, explicó que desde 2008 se realiza un trabajo de “socialización, ubicación y caracterización de las personas en situación de calle”.
“Hasta diciembre de 2011, había un censo de 546 personas en situación de calle. Con esa población es la que estamos trabajando hoy”, señaló el funcionario, y añadió que, junto a la Fundación Mayaelo encargada de hacer el trabajo de convencimiento para la rehabilitación d estas personas se han rehabilitado unas 50, de 200 que participaron en el programa.
“Es un programa progresivo. Dependiendo del tiempo que tengan las personas en esta situación, es más fácil la socialización”, explica Osorio.
Reacción ciudadana
Los habitantes de ese sector del Pie de la Popa se mostraron complacidos con el operativo, aunque algunos señalaran que actividades anteriores no habían tenido continuidad.
“Uno no puede estar en la terraza de la casa. Cuando llego a mi casa me toca tirar el bolso adentro enseguida porque están pendientes de atracar”, señaló María Bernarda Osorio Fortich.
La ciudadana se mostró incómoda por la actitud temeraria de muchos habitantes de la calle. “Tenemos rejas de dos metros, y nos dicen: ‘Nos volamos (la cárcel)Ternera, ahora que no nos volemos esta’”.
Por su parte, Liliana Puello, asidua transeúnte del paseo peatonal de ese sector, expresó que siente miedo al caminar sola por el lugar.
“Me toca salir con el perro para echárselo a los atracadores, porque no hay de otra”, expresa la ciudadana, quien concluye con que “somos Pie de la Popa en nuestras casas, pero afuera parecemos cualquier otro barrio peligroso por los insultos y la inseguridad”.
En ese sentido, el alcalde anunció que los operativos y la presencia de la Policía será constante, y que estos serán replicados en otros lugares identificados de la ciudad.
“El 90% es de aquí”
Según Milciades Osorio, en años anteriores se creía que los habitantes de la calle provenían del interior del país.
“Hoy, el 90% de estas personas en esta situación es aportado por los barrios de la ciudad, producto de una descomposición social, la drogadicción. Esto los aleja de su núcleo familiar, sin embargo, muchos están dispuestos a salir”, indica Osorio.
Opiniones
- María Bernarda Osorio, residente. “Espero que continúe. Esto se ha hecho y queda en un solo día”.
- Liliana Puello, residente. “Me toca salir con el perro o con algún acompañante porque nos atracan”.
- Nancy Pérez Ramos, habitante de la calle. “Esto no sirve para nada. Ya lo han hecho, nos llevan y nos echan para la calle otra vez”.
- Cristóbal Pérez Ruiz, habitante de la calle. “Ya no confío en estas campañas. Mi casa me la han destruido varias veces. Yo vivo en el puente Jiménez”.
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