Cartagena


La Candelaria llegó a los 60 años en medio del pandillismo

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

04 de febrero de 2010 12:01 AM

El barrio La Candelaria llegó a sus 60 años de existencia enfrentando una de las olas delincuenciales más preocupantes de toda su historia. Así lo dieron a conocer los dirigentes comunales, quienes el fin de semana pasado empezaron a organizar una serie de ac-tos culturales y deportivos que involucraran a toda la comunidad en torno a tan significativa fecha. Pero el que La Candelaria ya esté constituido como uno de los barrios más antiguos de las zonas populares de Cartagena, no les impide ver que su progreso material y humano ha sido poco, si se compara con otros sectores con los cuales comparte la misma edad. “El sólo hecho de que en el barrio existan cinco instituciones educativas con instalaciones bien dotadas y buenos cuerpos docentes, pero que al mismo tiempo haya siete pandillas integradas por jóvenes que todavía no alcanzan los 20 años, indica que algo está fallando en el seno de las familias de nuestro barrio”, dice Giovanny Zúñiga, uno de los trabajadores comunales que más preocupados se muestran con la irrupción del fenómeno. Y desde luego, en el barrio funcionan, desde hace bastante tiempo, la “Concentración Educativa Omaira Sánchez Gar-zón”, la “Escuela Ciudad de Tunja”, el “Instituto Bolívar”, el “Instituto Pedro de Heredia” y la “Institución Educativa Esilde Medina Pacheco”, a las cuales ingresa, cada año, una importante cantidad de niños y jóvenes provenientes de los tres sectores que componen a La Candelaria. Pero también es impresionante la cantidad de estudiantes que desertan del medio educativo, para (en el mejor de los ca-sos) engrosar las filas de la economía informal, pero también para perder el tiempo en las esquinas, buscar problemas con los habitantes de los otros sectores y tropezarse con el consumo de estupefacientes. “Indiscutiblemente —opina José Luis Correa, miembro de la Junta de Acción Comunal—, el asunto tiene su raíz al inte-rior de las familias, empezando porque la mayoría de los estudiantes que desertan son hijos de madres solteras. A veces viven con ambos padres, pero no tienen la motivación para el estudio porque cada cual anda por su lado; y si a eso le sumamos las carencias económicas y la falta de empleo, es fácil entender que para esos jóvenes el estudio es una pérdida de tiempo, en vez de ser una esperanza de progreso”. De la esquina al atraco Cuentan los dirigentes comunales que el problema ha ido creciendo en los últimos meses, dado que en un principio se veían jóvenes estacionados en las esquinas, después se presentaron los enfrentamientos entre un grupo y otro por motivos in-significantes; “y actualmente dejaron de pelear entre sí para robar celulares, bolsos y todo lo que puedan a sus vecinos o a los visitantes del barrio”, manifiestan. Al mismo tiempo dicen seguir haciendo gestiones ante el Gobierno distrital, el Sena y el Bienestar Familiar para imple-mentar programas educativos en los que tanto jóvenes como amas de casa aprendan actividades que les permiten montar sus propios negocios y ganar dinero. “Cuando conversamos con esas familias —afirma Reinaldo Perea, presidente de la JAC—, las madres nos dicen que qui-sieran saber hacer algo para ganar dinero; y los hijos afirman que les aburren las clases del colegio, porque nos les sirven para conseguir plata, que es lo que se necesita en sus casas”. Como punto agravante, el barrio no cuenta con muchos espacios deportivos y recreativos, sólo con dos canchas de sóftbol y microfútbol, que se hallan en pésimas condiciones. “Por eso, muchos prefieren divertirse demarcando territorios para justificar el pleito; aunque algunos dicen que quisieran salirse de las pandillas, pero que los enemigos los obligan a integrarlas porque no los dejan en paz, y tienen que defenderse”, relata Giovanny Zúñiga. Para algunos moradores y para los mismos líderes comunales, en La Candelaria muchos jóvenes desorientados alcanzan la mayoría de edad cuando ya saben empuñar un arma y agredir con ella. “Y no es necesario que tengan 18 años”, dice José Luis Correa. El barrio —La Candelaria tiene 2.500 viviendas y 10 mil habitantes, aproximadamente. —Está ubicado en la Zona Suroriental de Cartagena. —Pertenece a la Localidad 2 de la Virgen y Turística. —Se compone de tres sectores: La Candelaria, La Central y Omaira Sánchez. —Esta rodeado de barrios como La Esperanza, Boston y Camino del Medio.

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