Así lo revela en su informe de portada la edición de la revista Dinero que comienza a circular este jueves. La publicación presenta pruebas que muestran, por ejemplo, que en Cartagena no menos del 30 por ciento de los recursos públicos para inversión son manejados a través de Edurbe, una entidad que convirtió los contratos interadministrativos en fuente de privilegios para políticos y empresarios amigos de funcionarios públicos.
La publicación obtuvo, entre otras evidencias, una grabación en la que el ex funcionario y contratista Rafael Borré cuenta cómo él y el empresario Marco Guette –también contratista de la entidad- le ayudaron al entonces director de Edurbe, Diego Otoya, a conseguir el dinero que necesitaba para ‘frenar’ un debate en el Concejo en el que serían denunciadas serias irregularidades en el manejo de los contratos.
Basada en diversas fuentes, la publicación cuestiona también el papel que cumple la ingeniera Marcela Patiño Castaño, esposa del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina. Ella ha estado vinculada al consorcio Maja, adjudicatario de millonarios contratos, entre ellos el de la remodelación del estadio Pascual Guerrero.
El manejo de irregular de los contratos se acerca a los $2 billones.
Este es un fragmento trascrito de la conversación en la que Borré le cuenta al veedor cívico Carlos Ardila González cómo fue abordado para que prestara el dinero necesario para pagarle al citante evitar el debate en el Concejo de Cartagena:
(...) Carlos Ardila: A ver Rafa, tú que conoces la contratación del Distrito quiero saber si a pesar de algunos buenos propósitos de los alcaldes de transparencia, todavía se siguen repartiendo platas, algunas personas están manejando la contratación. Hay un caso de un señor Marcos Guete, con varias contrataciones en Edurbe. ¿cómo puede hacerse esto si la voluntad política es no incurrir en estas cosas? Por qué no me tratas de explicar?
Rafael Borré: Hombre, Marcos Guete siempre lo he conocido como una persona que le compra los contratos a la clase política. Él es una persona que está muy metida en Edurbe; de hecho yo tuve un inconveniente con él porque él me llevó donde el anterior gerente de Edurbe a que le consiguiera una plata, el señor Diego Otoya. Ellos me llevaron allá y hay una denuncia en la Fiscalía, porque el señor Marcos Guete me manifestó que como yo tenía unos intereses de los cuales no existen en Edurbe, que si había la posibilidad que yo les prestara 40 millones de pesos para que ellos quedaran bien con el director y en su efecto yo también y pudiéramos los dos trabajar en llave...
Ardila: ¿A quién se los entregó (los $40 millones)?
Borré: Yo se los entregué al señor Diego Otoya con el beneplácito del señor Marcos Guete. Es más, Marcos Guete dio unos cheques en garantía para que el dinero mío no tuviera ninguna pérdida.
Ardila: ¿Esa plata se le devolvió?
Borré: Bueno, ellos hasta el momento me devolvieron 20 millones de pesos y quedan restando 20 millones de pesos. Marcos Guete, la intención de él era cobrar una cuenta y por eso el accedió a ayudar al gerente de Edurbe en ese momento. Eso creo yo, es lo que yo analizo de la situación, el por qué el señor Marcos me llevó a donde Diego para que yo entregara esos 40 millones y se los prestara. Él tenía una cuenta bastante grande, larga con alrededor de unos 600 a 700 millones de pesos que estaba cobrando ahí... tenía embolatada... y que con el señor Rafael Tono definitivamente no la pudo pagar porque él se negó ante algunas inconsistencias que había por el cobro de esta cuenta de los cuales desconozco detalles pero que sé que sí le debían esa plata y un problema muy grave que él tenía para el cobro de esta plata.
Ardila: ¿Esa plata para qué fue?
A ver, yo la plata como se lo manifesté en ese momento no la tenía. Es más, yo les hice un favor ante el desespero que ellos tenían, eso fue un jueves a mediados..., no manejo la fecha exactamente pero en los documentos te la podré confirmar (...). Ellos a eso de las 3 ó 4 de la tarde en el Caribe Plaza, y tenían un debate al día siguiente en el Concejo, a las 9 de la mañana, un debate del cual el señor Diego había estado sacando el cuerpo y en dos ocasiones ya había cancelado la ida, se había ausentado, se había excusado una por licencia y otra por no estar en la ciudad y era la tercera vez ya, entonces pienso yo, pienso no, ellos no podían en ningún momento fallar a ese debate y tampoco por lo que me di cuenta no estaba preparado el señor Diego para asumir la responsabilidad del mismo. Los oí hablando y me comentaron a mí también, cosa que no puedo afirmar porque simplemente fue un comentario que ellos me hicieron, que necesitaban 40 millones para que ese debate no se realizara (...).
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