Cartagena


Las Palmeras, respirando mal ambiente

REDACCIÓN CARTAGENA

19 de mayo de 2010 12:01 AM

Los habitantes del barrio Las Palmeras consideran que con los problemas ambientales que padecen han tenido suficiente como para mantener ocupados a sus dirigentes comunales. Y no exageran: aunque tienen todas sus calles pavimentadas, servicios públicos aceptables y un transporte urbano en las mismas condiciones, la situación ambiental que los acosa ya está cobrando niveles impresionantes, dado que se les presenta en tres grandes frentes: el Arroyo Matute, el mal servicio de recolección de basuras, el deficiente sistema de alcantarillado de los barrios vecinos y las escombreras satélites. Pero el que ellos consideran como el problema ambiental número uno es el Arroyo Matute, el mismo que cruza por los predios del vecino barrio Villa Rosita y que, desde finales del siglo pasado, empezó a ser noticia en Cartagena por las cons-tantes inundaciones que le reportaba a los barrios cercanos a sus márgenes. En Las Palmeras no ha sido diferente. Los sectores en los que está dividido el barrio (A, B, C, D y E) sufren los rigores de las corrientes que sobresalen del arroyo cuando las taruyas y el sedimento crecen exageradamente durante los meses previos a la temporada invernal. En consecuencia, los líderes dialogaron con las directivas de la Corporación Ambiental del Canal del Dique (Cardique), misma que determinó que el arroyo necesitaba de obras de empedramiento, pavimentación y limpieza mecánica periódica. Stanly Montero, uno de los dirigentes, cuenta que ni el empedramiento, ni la pavimentación, ni la limpieza mecánica se han ejecutado, “pero sí una limpieza manual practicada por un grupo de trabajadores que solucionó poco. Con el primer aguacero no solo se inundó este barrio sino los vecinos. De modo que nos dirigimos al EPA Cartagena y éste ordenó otra limpieza manual, pero con el siguiente aguacero volvimos a inundarnos. Es decir, hemos caído en un circulo vicioso que ya cumplió la misma edad del barrio”. El mal de las aguas Los trabajadores cívicos explican que las limpiezas manuales son menos efectivas que las mecánicas, puesto que mediante las primeras los trabajadores sólo erradican la taruya que permanece en la superficie del arroyo, para darle paso a la que per-manece en el fondo, convirtiéndose en un problema de nunca acabar. Cosa diferente es la limpieza mecánica, dado que las maquinarias destinadas no sólo erradican las taruyas profundas y su-perficiales, también arrasan con el sedimento que no permite la buena circulación del agua y facilita las inundaciones. A la vez que los líderes afirman que el problema es de vieja data, también reconocen que el Gobierno Distrital ha hecho ingentes esfuerzos por reducir las agresiones del arroyo, como la desviación del Canal Calicanto, que también corre por esa zona y desemboca en la Ciénaga de la Virgen. Con dicha obra se logró que el volumen de aguas del Matute disminuyera un poco para luego aplicarle la limpieza mecá-nica que anuló las molestias durante algún tiempo, “pero lo que ha faltado es permanencia durante esas gestiones”, dice Silvia Quintero, presidenta de la JAC del Sector A. Paralelo al desbordamiento anual del Arroyo Matute, Las Palmeras, en su Sector E, sufre las consecuencias de una mala instalación de redes de alcantarillado en los barrios Los Cerezos y Nuevo Milenio, que se construyeron en territorios altos. “Cuando llueve, los alcantarillados se rebosan y todas las corrientes vienen a parar a nuestro sector, porque estamos en zo-na baja”, afirma Cielo Sánchez, presidenta de la JAC del Sector E. Así mismo, los dirigentes exponen que, durante la construcción del barrio, las manzanas 35 y 36 nunca fueron favorecidas con el alcantarillado, por lo que cual las amas de casa arrojan las aguas servidas al Arroyo Matute, para no verterlas a las calles, solución ésta que ha contribuido mucho más con la contaminación de ese cuerpo pluvial. Otras preocupaciones El puente: está ubicado entre la manzana 36 y el Sector E. Fue desmontado en el barrio Villa Estrella y llegó a Las Palme-ras con 8 años de uso. En este momento lleva 15 años de servicio, pero se encuentra tan deteriorado que, su reparación es más costosa que ha-cerlo nuevo. Por lo tanto, el Distrito anunció que puede hacerse en concreto rígido con recursos que sobrepasan los 200 millones de pesos, pero hasta el momento no se han visto indicios de esa obra. La vía principal: conocida también como la Transversal 78, esta carretera se encuentra en avanzado estado de deterioro, toda vez que por ella trasiega un significativo flujo vehicular, ya que no sólo impide que los residentes deban caminar hacia la Avenida Pedro Romero o la Carretera de La Cordialidad para tomar un bus o buseta, sino que también sirve como línea de evacuación cuando se producen trancones en cualesquiera de las vías cercanas. De acuerdo con las JAC, desde hace 10 años se viene conversando con el Distrito para su readecuación, momento en el que sólo se necesitaban 500 millones de pesos, pero ahora cuesta el doble. Las basuras: no son sólo desechos orgánicos sino también montones de escombros lo que pueden encontrarse en este ba-rrio. Dicen las JAC que, pese a los talleres de capacitación y perifoneo que han adelantado, algunas familias no aprenden a deshacerse correctamente de las basuras. Sumado a eso, la empresa Pacaribe —responsable de Las Palmeras— no cumple los horarios de recolección. Desde las 6 de la mañana las amas de casa colocan las bolsas en los sitios señalados, pero el vehículo recolector aparece en el medio día o en la tarde; o no aparece. Mientras tanto, los indigentes y los perros rompen las bolsas y riegan las basuras. El resultado: malos olores, ratas y enfermedades respiratorias y cutáneas. Los líderes comunales aprovecharon para hacer un llamado a los habitantes de la vecina urbanización Sevilla, quienes co-locan sus bolsas de basura en el andén peatonal, alegando que sus calles no soportan el peso del camión recolector. Mientras tanto, los niños que vienen de los colegios cercanos deben lanzarse a la Pedro Romero, con el riesgo de ser arro-llados por los buses que trafican a toda velocidad. La seguridad: por ser vecino de zonas subnormales como Las Américas, Ucopín y Olaya Herrera dicen los habitantes que Las Palmeras se ha convertido en una especie de corredor de las pandillas que arman trifulcas en los alrededores, momentos que también han aprovechado para asaltar a tenderos y a transeúntes. Incómodos en hogar El área que cubre el Hogar Múltiple Las Palmeras es un botadero de basuras y desechos. Miriam Orozco Sanabria, madre comunitaria del centro donde se atienden las necesidades educativas y nutricionales de la infancia, comenta que montones de desperdicios son arrojados en dichos alrededores, generándose olores nauseabundos. Los niños, padres de familia, madres comunitarias y población en general que asiste al hogar no soportan la fetidez, y se cansaron de la permanencia de escombros, malezas, taruyas y excretas en el lugar. Un habitante comenta que han pedido ayuda para resolver la situación, sin obtener una respuesta de las autoridades. Señala que también les incomoda la hediondez del Arroyo Matute, que pasa por la parte trasera del hogar múltiple, con-vertido por algunos habitantes y foráneos, en sanitario público. Orozco Sanabria expresa que la situación es insoportable, puesto que merma las actividades que se desarrollan al interior del centro, que sirve a niños en edades de cero a 5 años, y es administrado por el Bienestar Familiar. Además, dice que por los desperdicios se ha perdido la armonía del sector, ya que las basuras llevaron indigentes a la zona. ¿Y el colegio? La presidenta Silvia Quintana manifiesta su preocupación porque la construcción de un colegio público para el barrio, que prometió la Administración Distrital, a su parecer se está dilatando. “No hemos vuelto a escuchar algo del tema. Queremos que el secretario de educación, Julio Alandete, nos dé alguna ra-zón”, dijo. Según ella, ante el cierre del colegio República de Argentina, que se convertirá en patio del Transcaribe, los jóvenes se quedarían sin una escuela cercana. “El Distrito nos propone cupos en el megacolegio de Villa Rosita, pero no estamos de acuerdo. Queremos nuestro cole-gio, para la cual se ha destinado un terreno que pertenece a la comunidad”, precisa. Agrega que otra necesidad es la instalación de un puesto de salud, en vista de que el de Fredonia, a su juicio, no tiene ca-pacidad para atender a los usuarios de Las Palmeras, quienes tienen que esperar mucho tiempo para apartar citas médicas. El sóftbol está out El barrio tiene varias necesidades en materia de deportes. Sin embargo, una sola es la que más les preocupa: no quieren que los jóvenes no tengan en qué distraerse. Así se refiere Antonio Pájaro Acevedo, uno de los líderes, a la situación en que se encuentra el estadio de sóftbol. En este, según cuenta, no se pueden hacer campeonatos ni prácticas, debido a un fallo judicial que prohibió su uso hasta tanto no se adecue con unas mallas de protección. “Una vecina interpuso una tutela porque las pelotas que bateaban hacia afuera le estaban haciendo daño a su vivienda. Por eso quedó suspendido”. Su petición es que se agilice cuanto antes esta petición, pues el sóftbol es el “deporte rey” del barrio. Además, piden la adecuación del terreno, baños y más gradas enmalladas. La única cancha múltiple requiere de mantenimientos, pues su deterioro avanza a medida que pasan los meses. La única zona verde y de esparcimiento para los niños está en inmediaciones del Hogar Infantil; y, desde 1997, no se le ha hecho una inversión seria para su recuperación, aseguran sus líderes. Otra de sus peticiones es que el Distrito compre los terrenos en donde está la cancha de fútbol de una de las entradas del barrio sobre la Carretera de La Cordialidad. “A esos terrenos les hemos hecho mantenimiento desde hace 25 años para la práctica de este deporte. Pero resulta que son de una firma privada que jamás ha visto por ellos, y nosotros los necesitamos para que se haga allí una cancha en la que el Distrito pueda invertir, por el bien de la juventud. Le pedimos al Ider haga algo por esos terrenos”, dijo Pájaro Acevedo. El guardián del caño A sus 68 años de edad es considerado por muchos de sus vecinos un verdadero ejemplo para la juventud de Las Palmeras y —¿por qué no?— de Cartagena. Don Andrés Pérez Bravo es uno de los pocos personajes del sector que se preocupan verdaderamente por mantener “im-pecables” varias zonas, entre esas el caño Calicanto, “porque sucio representa un verdadero peligro no sólo para nosotros sino para los sectores que atraviesa”, dice. Diariamente se le puede ver —cuentan sus vecinos— tomando una escoba y una palita para barrer la amplia zona cerca-na al caño, con el fin de que éste no se llene de basuras. Además, “al primero que vea tirando desechos le llamo la atención. A veces me toca discutir con algunos, pero lo hago es por el bien de todos”, indicó. Dice que desde que vive en este barrio (hace más de 20 años) se despertó aún más su amor por la limpieza y quiere que muchos de sus vecinos también se contagien para tener a Las Palmeras limpio. Por su trabajo no recibe ni un peso. Sostiene que “lo hago porque amo a la naturaleza. Ella no se sabe defender sola. No-sotros somos quienes tenemos que cuidarla”. Otra de sus grandes defensas es la que tienen en contra de algunos muchachos de ese sector y de otros barrios aledaños, pues se dedican a la caza de aves. “Les tiran piedras a las garzas y a otros pájaros. Eso se tiene que acabar”. Don Andrés dice que espera que muchos de sus vecinos se enamoren de la naturaleza, así como él.

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