Cartagena


Lavadores de carros sitiaron a Santa Lucía

Los habitantes de la urbanización Santa Lucía dicen no saber a quién más acudir para re-solver el problema de los lavadores de carros alrededor de esa zona. Agregan que el inconveniente lleva más de 15 años haciendo carrera, pero sólo hasta unos meses atrás se hizo visible para el resto de la ciudad cuando se estaba construyendo el tramo de Transcaribe correspondiente a la Carretera de La Cordialidad, en donde el Distrito se vio obligado a utilizar a la fuerza antimotines de la Policía Metropolitana, en aras de desalojarlos. “Pero el problema es más viejo de lo que parece”, dicen los vecinos de este barrio que tie-ne 35 años de existencia, de los cuales más de la mitad lleva padeciendo una problemática que comenzó en la parte trasera de lo que hoy es el “Centro Comercial Santa Lucía”. “Empezaron apostándose —recuerdan— cerca de la Manzana G, en lo que estaba desti-nado como zona verde. En ese tiempo llamábamos a la Policía, se les decomisaban los baldes y se les retiraba. Otras veces, era una camioneta del Datt la que pasaba con un megáfono, ad-virtiéndoles a los conductores que no estacionaran ahí, so pena de un comparendo. Pero aho-ra, la Policía no actúa si no recibe una orden de la Alcaldía Local, pero ésta dice que eso es asunto del Datt, por el problema de tráfico que implica, aunque este organismo tampoco actúa”. Mientras tanto, los lavadores de carros que están en la Manzana G no sólo están ocupan-do el espacio público ilegalmente, sino que también son una molestia ambiental, no única-mente por la suciedad y el fango que producen con sus actividades, sino por el ruido que ge-neran cuando encienden los equipos de sonido de los carros. “Desde las 4:30 de la madrugada ya están apostados. Y de 3:30 a 5:00 de la tarde reanu-dan el oficio, porque a esa hora llegan tanto carros del servicio público como particulares”, cuentan las familias afectadas. Difícil dialogar Otra de las estrategias que idearon los moradores, en compañía de la Junta de Acción Comunal, fue dialogar con los lavadores de carros, “pero tampoco dio resultado, porque res-ponden con agresividad y palabras soeces, y la verdad es que ningún vecino quiere exponer su integridad física por enfrentarse a esas personas”, manifiestan. Posteriormente, y con los trabajos de readecuación de la Carretera Troncal de Occidente, los lavadores se mudaron de los predios de la Manzana G, hacia la Carretera de La Cordiali-dad, de donde más tarde fueron retirados a la fuerza por las autoridades. “Ahora, después de tanto pelear, volvieron a la Manzana G y también ocupan el parque que hace frente con la empresa Unicat, con el Cuerpo de Bomberos y con la entrada a la Manzana E. Lo que nos preguntamos es ¿por qué si el Distrito pudo sacarlos de La Cordiali-dad, no emplea los mismos métodos para retirarlos de donde están ahora? ¿Acaso nosotros, que pagamos impuestos y servicios caros, revestimos menos importancia que Transcaribe?”, protestan los afectados. Asimismo, cuentan que con la ocupación del parque no sólo se realiza el lavado de vehí-culos sino que también ese espacio se ha convertido en estacionamiento de volquetas y en restaurante informal, con todas las implicaciones ambientales que ello contiene. “Lo curioso es que están frente a la Estación de Bomberos, pero los operadores, en vez de recriminarlos, hasta les colaboran regalándoles agua”, aseguran los habitantes, quienes tam-bién recuerdan que cuando estaban en La Cordialidad, entre taxistas y mototaxistas, se ma-nejaban rumores según los cuales el sitio también era un expendio de estupefacientes. Confianza legítima Las pocas veces que la JAC ha logrado conversar con los lavadores de carros se ha encon-trado con que todos manejan la frase “confianza legítima” para defender el derecho que dicen tener a quedarse en ambos sitios por el tiempo que llevan laborando en él. Ante esa defensa, los vecinos enviaron, en febrero pasado, una misiva al comandante ope-rativo de Seguridad Ciudadana, de la Policía Metropolitana, Jaime Barrera Hoyos, quien afirmó sentirse dispuesto a colaborar, pero bajo la orden expresa del alcalde de la Localidad 3, Edgar Arrieta Caraballo. Mientras las autoridades discuten la forma de actuar frente al problema, los lavadores de carros siguen obstaculizando las entradas al barrio y apoderándose poco a poco de la Manza-na E, calle posterior a la Estación de Bomberos de Santa Lucía. “Entre la falta de autoridad y los derechos de quienes dicen estar defendiendo su medio de subsistencia, el barrio está perdiendo su calidad de zona residencial estrato 4, pero impuestos y servicios suben cada vez más”, se lamentan los moradores. Eso le toca al Datt El alcalde de la Localidad 3, Edgar Arrieta Caraballo, explicó que el citado caso es más un problema de tránsito que de espacio público, pues se trata de vehículos que estacionan en zo-nas prohibidas, cosa que aprovechan algunas personas para ofrecer servicios de lavado. “Por esa razón —agregó— hace casi un mes le envié una comunicación al Datt para que aplicara las sanciones correspondientes, dado que los conductores en cuestión están violando el Artículo 152 del Código Nacional de Tránsito, pero hasta ahora no han respondido, por lo cual repetiré la comunicación”. En cuanto a la ocupación del parque, el funcionario advirtió que se trata de un espacio re-cuperado, asunto que fue notificado a la Policía Metropolitana para que efectuara el desalojo, con base en un proceso que se abrió en días pasados, “pero toca que nos comuniquemos con la Policía para establecer, de una vez por todas, cuándo se llevará a cabo la restitución”.

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