El joven, de 27 años, asegura que la dramática situación que ha venido padeciendo es producto de una deficiente atención médica que recibió en la Clínica Madre Bernarda en el año 2008.
El afectado contó que a finales de abril del 2008 fue herido con un pico de botella en el momento que intentaba separar a un amigo y a un conocido mientras se enfrentaban en una disputa.
Manjarrés Canedo se dirigió al centro de salud en cuestión para recibir atención y afirma, lo siguiente: “Me atendió el médico Rodolfo Barrios quien me revisó la herida y me ordenó una radiografía en la que no apareció el vidrio”.
“Pero no me suturaron inmediatamente –prosigue Manjarrés–, sino que al día siguiente una practicante de universitaria fue la que me cosió la herida”, agrega el joven, quien asegura que esta información la obtuvo de la muchacha que en ese momento lo atendió.
El joven permaneció hospitalizado y en observación durante 2 días hasta que fue descartado que el pulmón estuviese comprometido a causa de la profunda lesión, pues según información que le diera el médico que lo atendió, la herida estaba a menos de 1 centímetro de distancia del importante órgano del aparato respiratorio.
Empieza la pesadilla
Un año después Manjarrés Canedo dice haber empezado a sentir molestias justo en donde tenía la cicatriz producto la rotura que había sufrido.
“A los pocos meses, no recuerdo cuantos exactamente, cargué un mueble e hice un movimiento brusco y sentí una punzada dentro de la herida, pero no me salió nada y pensé que había sido producto de ese movimiento brusco”, relató el afectado.
“Pero como al año sentía que me puyaba, pero no veía nada hasta que un día nuevamente hice otro movimiento brusco y la piel se me puso de color café y cuando me tocaba la herida sentía algo extraño. Luego empezó a salirse el vidrio cada vez más, él mismo fue partiendo la piel, el mismo cuerpo fue como rechazándolo y expulsándolo”, agrega.
Acciones legales
Sólo hasta finales del año pasado el denunciante emprendió acciones legales contra la clínica, aconsejado por una amiga abogada, manifestó en entrevista concedida a este diario.
En diciembre del 2011 la Clínica Madre Bernarda fue notificada de una cita en la Casa de Justicia a fin de conciliar, pero nadie del centro asistencial acudió.
El 16 de febrero el denunciante interpuso un derecho de petición en el que le solicita a la Clínica Madre Bernarda asumir los procedimientos pre y posquirúrgicos necesarios para la extracción del cuerpo extraño, y también pide que le sea reconocida una indemnización por los perjuicios ocasionados.
Perjuicios
En declaraciones a El Universal el afectado asegura que el hecho de tener que convivir durante todo este tiempo con este objeto extraño en su cuerpo le ha generado múltiples daños en diferentes momentos de su vida.
“Hace un año apliqué para un trabajo en el que me descartaron después de conocer este hecho, me dijeron que para el cargo que ocuparía necesitaba hacer fuerza y por mi estado podía ser perjudicial”, lamenta Manjarrés quien aseguró que la remuneración en ese oficio era buena.
Así mismo “como no puedo hacer fuerza tampoco he vuelto al gimnasio, pues antes me gustaba hacer pesas. Desde entonces me he subido más de 20 kilos” de peso corporal, dijo.
Manjarrés Canedo dijo: “No me puedo acostar del lado de la herida y se me ha dificultado mi vida de pareja”.
Habla clínica
El abogado de la Clínica Madre Bernarda contestó a este medio alegando que las declaraciones del reclamante “no tienen ninguna fuerza probatoria en contra de la clínica, nadie nos garantiza que esto no le pasó después de que salió de la clínica, será un juez el que determine quien tiene la razón”.
El defensor jurídico de la clínica propuso que sea Medicina Legal la que determine hace cuanto tiene el vidrio incrustado, “solo esta entidad del Estado podrá probar si lo que dice el denunciante es verdad o no”, añade.
Respecto de la solicitud de este diario, de proporcionar el número de contacto telefónico del doctor Rodolfo Barrios, médico que atendió en el 2008 el caso, el abogado de la clínica se negó a darlo.
Buscan solución
El Universal se comunicó con Rubén Romero Mouthón, director del Departamento Administrativo Distrital de Salud (Dadis), para poner en conocimiento de esta entidad el particular caso, sobre todo teniendo en cuenta que el afectado es beneficiario del Sisbén.
En la tarde de ayer funcionarios del Dadis se comunicaron con José Manjarrés Canedo y lo citaron en la mañana de hoy a la sede de esta entidad distrital.
A fin de ofrecerle solución a la difícil situación que padece Manjarrés Canedo, este diario también se comunicó con el doctor Álvaro Cárcamo, miembro del grupo Guardianes de la Salud, quienes mediante acciones sociales y sin ánimo de lucro velan por los pacientes más vulnerables en el Distrito.
El galeno se ofreció a realizarle también en la mañana de hoy nuevos exámenes al denunciante, como una ecografía que definiría el diagnóstico real del joven.
“A veces las radiografías no detectan objetos traslúcidos y por eso se hacen necesarios estos exámenes alternativos”, concluye Cárcamo.
Cartagena
Le dejan un vidrio incrustado y se percata 3 años después
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