Cartagena


Los Palacio piden ayuda estatal

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

11 de septiembre de 2009 12:01 AM

Después de una tragedia de hace siete años, la familia Palacio Salcedo teme que su casa vuelva a derrumbarse. Los esposos Etanislao Palacio y Dora Salcedo hacen parte de los damnificados que en la madrugada del 18 de julio de 2002 dejó el estallido de una carga de explosivos en la manzana 60 del Plan 282 del barrio El Socorro. Después de siete años luchando por la reconstrucción de su vivienda, los Palacio Salcedo aseguran que lo que han logrado hasta el momento ha sido gracias a la colaboración de empresas privadas, comunidades religiosas y a su propio bolsillo, pero poco del Gobierno distrital. “Del Distrito sólo recibimos en ese momento $1.200.000 para que viviéramos arrendados por tres meses, mientras se reorganizaba esta calle y se podía empezar a reconstruir”, dice Etanislao Palacio, quien a la vez recuerda que el Inurbe les aportó 7 millones de pesos con los cuales lograron adelantar buena parte del primer piso de la vivienda. Cuenta Dora Salcedo que otros tres millones de pesos los adquirieron gracias a la gestión del entonces párroco de la Iglesia San Nicolás de la Roca, Rafael Castillo Torres, “pero los dos días de su propio salario, que prometieron los concejales; y otro montón de ayudas que anunció la Alcaldía nunca aparecieron”. Algunas secuelas Como casi todas las viviendas de El Socorro, la de los Palacio Salcedo era de dos pisos: en la primera planta estaban la antesala, la sala, la cocina y un baño. Y en el segundo piso, los dormitorios y otro baño. Hace siete años en esa casa convivían el matrimonio Palacio y una hija con su esposo y sus dos hijas. Como resultado de la explosión, las recamaras se vinieron abajo. Dora Salcedo sufrió fracturas complicadas en la pierna derecha y en ambas manos, por lo que debió permanecer un mes hospitalizada y tres meses incapacitada, necesitando ayuda constante para sentarse o levantarse de un sillón que debió habilitársele para que se mantuviera mientras podía volver a caminar por sí sola. Aunque actualmente se apoya en un bastón. Etanislao Palacio —quien resultó ileso, al igual que sus nietas y su yerno— cuenta que a su hija debieron suturarle la cabeza con 40 puntos; y que durante la hospitalización y convalecencia de Dora, la familia nunca recibió ayuda estatal. Con el dinero aportado por el Inurbe, alcanzaron a reconstruir la primera planta y diseñar un plafón sobre el que se construiría el segundo piso, empresa que ha resultado imposible por la falta de recursos monetarios. “Después que construimos el primer piso —relata el señor Palacio— la ‘Ladrillera El Clay’ y una ferretería de la que no recuerdo el nombre, nos regalaron una buena cantidad de ladrillos, pero ahí los tenemos archivados en el patio, porque no se ha podido seguir construyendo por falta de plata, porque mi mesada de pensionado apenas alcanza para nuestra manutención”. Con las lluvias de años anteriores y con las de las últimas semanas, el agua se ha empozado en diferentes punto del plafón, deteriorando las plaquetas que también hacen las veces de techo del primer piso. “En la recamara nuestra las placas se están rajando. Y al fondo de la casa tenemos un cuarto que no se está utilizando porque es el más deteriorado de todos. En la sala hay varios puntos que están cediendo por la acción del agua empozada en el plafón. Es decir, en cualquier momento la casa podría caerse nuevamente”, augura el señor Palacio. La venta, una salida En algún momento los esposos Palacio Salcedo pensaron en vender lo que queda de su casa, pero el resto de los familiares se opuso tomando en cuenta que en ella están representados 35 años del esfuerzo que pulverizó el estallido del 18 de julio. Decidieron quedarse y requerir la presencia del Estado, pero siempre recalcando “que no estamos pidiendo limosna, sino exigiendo una atención que creemos merecer por ser ciudadanos colombianos víctimas de una situación fortuita y violenta”, explican. Entre todos sus reclamos también tienen tiempo para lamentar que, antes de la explosión, su casa era una de las más hermosas de la manzana 60, “pero ahora está afeando la calle y hasta podría caernos encima, si sigue empozando el agua lluvia en el plafón”. Hay que dialogar Consultados por El Universal, el alcalde menor de la “Localidad industrial y de la bahía”, Edgar Arrieta Caraballo; y el director de la “Oficina de prevención y atención de desastres del Distrito”, Juan Yacamán, invitaron a la familia Palacio Salcedo a que se acerque a sus respectivos despachos para conocer el caso en detalle. No obstante, Yacamán aclaró que el presupuesto aportado por el Inurbe puede considerarse la ayuda estatal que recibieron todas las familias afectadas de la manzana 60.

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