Cartagena


Los parques, sin espíritu en Cartagena

OMAIRA ARISTIZÁBAL DUQUE

17 de diciembre de 2012 09:46 AM

En el Parque ‘Espíritu del Manglar’ se invirtieron 5.000 millones de pesos en obras que hizo un banco como parte de un compromiso con el Distrito. Los trabajos se entregaron en noviembre de 2003.
Desde ese momento, con el cambio de alcalde, de Carlos Díaz a Alberto Barboza, el deterioro de ese vital espacio público de más de 18 hectáreas fue acelerado. Se convirtió en refugio de habitantes de la calle, drogadictos y delincuentes.
Todos los elementos del mobiliario urbano desaparecieron. La basura y hasta los excrementos pasaron a reemplazarlos. La oscuridad y la inseguridad se tomaron el lugar y lo convirtieron en monumento a la vergüenza, el abandono y la inseguridad.
Hoy, nueve años después sigue sin uso y abandonado. Afortunadamente, la limpieza y el cuidado mínimo de sus especies han vuelto al lugar gracias al trabajo ‘heroico’ y permanente de los miembros de la Guardia de Voluntarios Ambientales de Cartagena, que desde hace dos años ha impedido la desaparición absoluta de esta valiosa zona.
Otra muestra ilustrativa de la desidia en la ciudad la configura el más emblemático e histórico espacio cartagenero: el Parque del Centenario. Han pasado décadas sin que este espacio pueda ser disfrutado a plenitud por la gente. Ahora está en recuperación.
Las obras empezaron en agosto de 2011 y debían entregarse seis meses más tarde (febrero de 2012), pero aún no las terminan. Era la gran obra para celebrar el Bicentenario de Cartagena, pero la posibilidad de poderlo disfrutar sigue aplazándose.
Las plazas también sufren el mismo tratamiento: mucha inversión y nadie responde por lo que se promete hacer, por la calidad de las obras y menos por el buen uso futuro de estos espacios públicos.
En los barrios la situación es aún peor. No hay parques sino peladeros con escombros, vestigios de madera o hierro que en algún momento fueron juegos infantiles. Hoy son áreas desperdiciadas y refugio de maleantes y drogadictos. Otros se los han apropiado personas para usufructo y beneficio particular.

Sin parques
Según cifras oficiales, en Cartagena existen 198 parques y zonas verdes. En todo su territorio son 8 millones 748 mil 918 metros cuadrados de espacio público, pero ¿dónde están?
Según el francés Parc, “un parque es un terreno que está destinado a árboles, jardines y prados para la recreación o el descanso de los ciudadanos. Suele incluir áreas para la práctica deportiva, para sentarse, bebederos, juegos infantiles y otras comodidades. Los parques, por lo general, constituyen las principales zonas verdes dentro de una ciudad o asentamiento urbano”.
Al remitirse a esta definición la conclusión es obvia: la ciudad no tiene parques.
La misma desidia que ha afectado al Espíritu del Manglar ha dominado la realidad de la ciudad y se repite en todos los aspectos del espacio público, de las zonas verdes y parques desde los más grandes, importantes y emblemáticos hasta los de los barrios.
Los parques no tienen dolientes, se invierte en ellos miles de millones y luego se abandonan, sin ninguna responsabilidad y al accionar de una ciudadanía que tampoco defiende sus propios espacios.
El arquitecto restaurador Alberto Herrera Díaz reconoce la falta de espacios públicos acondicionados para el esparcimiento en Cartagena y asegura que el principal problema es la falta de cultura ciudadana.
“No tenemos claridad del mantenimiento, cuidado de la vegetación, ni de la arborización. No nos preocupamos por cuidarlas. Mientras no tengamos consciencia de la importancia de cuidar las zonas verdes y las áreas de sombra es muy difícil. Por ahí tenemos que empezar. Es responsabilidad de los ciudadanos aunque, obviamente, se comparte con las autoridades, pero si no tenemos consciencia ni educación desde los hogares y colegios, sobre la necesidad de generar ambientes sanos, con sombra y verdes, la administración sola no puede. Es una labor que debe empezar en los hogares y continuar en los colegios, desde luego, con el apoyo de las autoridades para desarrollar esos espacios”.
Adelfo Doria Franco, gerente de Espacio Público y Movilidad Urbana de Cartagena, está de acuerdo con el arquitecto Herrera Díaz y pone sobre la mesa otros dos grandes problemas: la falta de recursos y de una entidad responsable de estas zonas.
A su criterio, el principal problema es la falta de cultura ciudadana
. “La comunidad no se apropia del espacio público y lo otro es la falta de recursos, como si fuera poco no hay un responsable. En Cartagena no hay una dependencia que se encargue de los parques y, con ese fin, se creó el Comité Distrital de Parques y Zonas Verdes, que reúne al EPA, Espacio Público, Infraestructura, IPCC, Ider, Umata, Asuntos Sociales, Edurbe y Planeación distrital para poder hacer una gestión integral de las zonas verdes y parques de la ciudad y poderlos mantener como debe ser: embellecidos y como espacios de integración y de cultura ciudadana para el disfrute de todos”.
Con respecto a la falta de recursos reconoce que en las comunidades hay pocos parques y esas zonas son muy pequeñas. “Se requiere hacer una inversión de recursos muy importante y, por eso, en el Plan de Desarrollo nos propusimos lograr una meta concreta: recuperar 100 parques de toda la ciudad en los cuatro años de esta administración. Pretendemos recuperarlos, mantenerlos, embellecerlos y entregarlos a las comunidades, a empresas y a fundaciones para que los adopten y los mantengan. Por eso, tenemos otra estrategia que es la de los convenios”.
Los parques no solo son importantes para el descanso o los paseos de vecinos, sino que también resultan vitales desde el punto de vista ecológico para la generación de oxígeno.

Los dolientes y el futuro
El gerente de Espacio Público tiene claro que un parque no es solo poner unas matas, sembrar árboles, embellecerlos y ponerles agua. Un parque importante ambientalmente requiere inversión de recursos y garantizar su consolidación durante seis meses mínimo para que lo que se sembró pegue, tenga futuro y pueda sostenerse. Y algo vital que aquí no hay: que tenga un doliente que responda, lo cuide y mantenga.
“Muchos parques tienen alguna obra de infraestructura que hay que desarrollar. No concibo un parque que solo tenga árboles y carezca de bancas y lámparas porque se convierte en un foco de inseguridad. Un parque debe tener amoblamiento: bancas, iluminación y juegos de niños. Uno sencillo puede costar entre $80 y $100 millones, si queremos uno que valga la pena, en donde la gente se recree, pero que a la vez se sienta segura y ejerza alguna actividad lúdica o recreativa. Ese es el modelo que queremos implementar en Cartagena”.
Agrega que tampoco debe ser una zona verde completamente, ni 80% de cemento, adoquines o parques que se convierten en plazoletas. Hay que combinar una función intermedia en la que el niño pueda recrearse, el papá pueda leer, tener zona de recreación, incluso poner a funcionar ciclorrutas o zonas en las que los adultos puedan hacer caminatas.
En el primer año de Gobierno de la actual administración, asegura, están dedicados a la planeación, diagnóstico y montaje de los proyectos y elaboración de diseños. Para cumplir la meta que se ha impuesto de recuperar 100 parques es necesario que en los años 2, 3 y 4 se intervengan un mínimo de 30 por año, más los que deben quedar listos en 2012, que según cálculos de Doria Franco, serán unos 20.
“Nos pusimos una meta realista, pero nuestra idea es que podamos tener una intervención mucho más integral y superar esa meta”, dice Adelfo Doria.

Solos no podemos
El arquitecto restaurador Herrera considera que lo vital para crear los espacios y dar una solución definitiva a la falta de espacio público y parques adecuados es repensar la ciudad en su planificación.
“No estamos haciendo unas sesiones de áreas suficientes, zonas verdes definidas para que sean áreas de encuentro. Nos estamos preocupando más por dar más metros cuadrados de edificaciones en un lote, sin tener en cuenta que éstas deben estar pensadas en función de un espacio libre, generoso o, por lo menos, con el mínimo exigido al tenor de los cánones internacionales, que es en lo que tenemos que esforzarnos. Esas normas los definen alrededor de los 12 ó 15 metros cuadrados por habitante.
“Tenemos edificios en los que la proporción de urbanismo y de espacio libre es ínfima. No tenemos por dónde caminar ni zonas que permitan hacer recreación. No estamos pensando en los niños, en los espacios para que puedan divertirse. El Centro Histórico, por ejemplo, es uno de los más vivos, pero todo está planificado en función de los adultos. No está pensado para que existan parejas, juventud y niños que tengan espacios de recreación”, expresa.

Responsabilidades y recursos
La responsabilidad legal y constitucional con los parques y zonas verdes de la ciudad es del Distrito, reconoce Adelfo Doria, y asegura que “existe una clara voluntad política y administrativa que se ve reflejada en el Plan de Desarrollo que aprobó el Concejo y en el que hay una estrategia para el mantenimiento de los parques y zonas verdes, pero eso no puede quedar en el papel. Debemos emprender acciones concretas y destinar recursos para hacer un trabajo que impacte. Los que tenemos no son suficientes”. Pero también es igualmente tajante: sin la colaboración ciudadana y de los líderes comunales es imposible lograrlo. La responsabilidad es de todos. “Solos no podemos”, sentencia.
El Distrito cuenta con la posibilidad de hacer unas inversiones, pero es indispensable unir esfuerzos y para lograrlo tienen que poner en marcha dos estrategias vitales. Una es contar con el apoyo de la ciudadanía que actúe como doliente de los espacios que le corresponde, que haga valer sus derechos, pero que también asuma el deber de cuidarlos y defenderlos. Segundo, firmar convenios de adopción de parques y espacios con fundaciones y empresas que garanticen que las inversiones perdurarán y se mejorarán.
Con relación a las inversiones, Doria Franco cuenta que en este 2012 el Gobierno hizo una bolsa común con las diferentes entidades que conforman el Comité de Parques y acumularon en total $1.300 millones. No es suficiente. Se necesitan anualmente mínimo $2.500 millones, pero con esos recursos se puede empezar a hacer un trabajo importante.

Mayor desafío
El mayor desafío de Doria Franco es impactar con parques grandes, a la altura de otras ciudades. Por lo menos 10 de esos 100 que se construyan o remodelen no deben ser solo para una comunidad específica, sino para toda la ciudadanía.
“Estamos revisando dos propuestas de las muchas que hay en la ciudad en cuanto a recuperación. Uno es el Parque de Los Leones, en el Pie de La Popa; otro es el de Las Botas Viejas, vamos a hacer una propuesta integral. El tercero es una zona verde que hoy es un peladero, en Santa Lucía, frente a Ronda Real. Es un sitio de uso público en el que proyectamos hacer un parque y vamos a sentarnos con la comunidad porque es un sitio estratégico. Sería muy importante entregarlo o, por lo menos, empezar su construcción este año. Ya estamos concertando con la comunidad. Esos son tres puntos, además del Parque del Centenario y el Espíritu del Manglar, de los 10 que ya tenemos definidos y vamos a empezar a trabajar. Nos comprometemos no a entregarlos este año, pero sí esperamos que quede todo diseñado, presupuestado y que arranque lo más rápido posible en el 2013”.

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