Cartagena


Mbilia Bel está en Cartagena

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

15 de agosto de 2010 12:01 AM

Mbilia Bel llegó a Cartagena el viernes, después de 9:00 de la noche, pero se encerró en la pieza que le habían asignado en un hotel del barrio Bocagrande. Nadie pudo hablar con ella. Ninguno de los que llevaban más de 20 años esperando verla de cerca, pudieron siquiera saludarla, porque después de unos sucesos traumáticos en el Ae-ropuerto El Dorado, de Bogotá, decía sentirse “terriblemente cansada”. Pero a las 10:00 de la mañana de ayer se presentó al Teatro Adolfo Mejía, en compañía del guitarrista Lokassa Ya Mbongo y del empresario Alex Voicel, quien hizo posible que la “Organización Musical Rey de Rocha” (OMR), con el productor Humberto Castillo a la ca-beza, trajeran a la cantante congoleña a Cartagena de Indias. La Fundación Surcos y la Corporación Champeta Criolla, que, a su vez, están organizan-do el “Festival Nacional de la Música Champeta”, formalizaron una rueda de prensa que tu-vo algo de académico y de fiesta nostálgica alrededor de los éxitos de Mbilia Bel y de la histo-ria de los africanos en Cartagena. Hoy, desde las 8:00 de la noche, en el Estadio de Sóftbol del barrio Chiquinquirá, la diva africana macará la última parte del Festival, acompañada del picó “El Rey de Rocha” y los cantantes Viviano Torres, Louis Towers, Mr. Bogaloo, Rafael Chávez, Melchor Pérez y Leandro Barón (“El Encanto”), entre otros. Durante la rueda de prensa, los organizadores afirmaron que la seguridad está garantizada, además de una serie de elementos logísticos para que el concierto marche sobre ruedas. Ayer, a las 7:00 de la noche, Mbilia Bel y su grupo partieron hacia Barranquilla en donde estarían cumpliendo compromisos, para luego retornar a Cartagena a hacer lo propio. El soukus y la champeta El investigador y musicólogo cartagenero, Enrique Muñoz Vélez, fue el encargado de contar a Mbilia Bel los pormenores del proceso esclavista en América, sobre todo cuando comenzaron a gestarse las primeras fusiones entre lo que vino del continente africano, lo que se encontró entre los nativos amerindios y lo que aportaron los europeos. La traducción fue del músico cartagenero, Dunis Franco. De esta manera, los asistentes se enteraron de que, gracias al desaparecido “Festival de Música del Caribe”, Lokassa Ya Mbongo ya había venido a Cartagena en los años 80, acom-pañado de la Succus Star. Recordó que en ese momento su primera impresión fue de desconcierto, “porque noso-tros veníamos a cantar soukus, pensando en que era esa la primera vez que ustedes lo escu-charían; y resulta que nos encontramos a unos muchachitos haciendo nuestra música. Y no sólo eso, también nos oíamos en las emisoras y en las discotecas. Nos preguntábamos que cómo pudo haber pasado eso. Después lo comprendimos: es que Cartagena tiene mucho de nosotros”. Mbilia Bel dejó en claro que en las épocas en que ella grabó las canciones que ya se volvie-ron clásicas en Cartagena y demás ciudades del Caribe colombiano, no tenía ni la menor idea de que en este rincón de Colombia ocupaba primeros lugares de sintonía radial. “Lo supe mucho después —dijo—, cuando ya yo no cantaba esas canciones, sino las que se oían en Europa y parte de Norteamérica. Cuando me enteré, me pasó lo mismo que a los músicos africanos que ya habían venido a Cartagena hace más de 20 años: me preguntaba cómo se había dado todo eso”. Cumbia y soukus Después de enterarse, por los buenos oficios de Enrique Muñoz, que en 1960 estuvo en Bogotá su paisana Miriam Makeba causando estragos con su “Pata pata”; y que Lucho Ber-múdez la acompaño en un concierto, para luego fusionar esa música con la suya mediante un ritmo llamado “Patacumbia”, Mbilia Bel pidió que le mostraran algo de la danza doliente que siempre ha representado a Colombia en todo el planeta. Pero antes, y estimulada por las peticiones del público que se puso de pie para aplaudir su sonrisa, la congoleña esbozó algunos fragmentos de “Eswi Yo Wapi” (El guapiyé); “Mobali na ngai wana” (La granada o La bollona), “Yamba ngai” (El mañoso) y se aventuró a cantar en un castellano sin tropiezos la primera estrofa de “Abriendo puertas”, la canción del co-lombiano Kike Santander, que la cubana Gloria Estefan hiciera famosa a mediados de los 90. Posteriormente, la cantante Érika Muñoz subió al escenario para interpretar la “La pollerá colorá” y bailar, acompañada del cantante Melchor Pérez, a los que sorpresivamente se sumó Mbilia sin perder la cadencia, como si toda su vida hubiese vivido bailando cumbias en Car-tagena. Ante el contoneo de la africana se fueron sumando más bailadores, hasta que Érika le pro-puso cantar “Mobali na ngai wana” a dúo y en el idioma en que está grabado. La alegría del público fue general, mientras Lokassa Ya Mbongo anunciaba, a través del micrófono, que el concierto sería mucho mejor. Éxitos de Mbilia Bel —Beyanga, —Nakei Nairobi (El alambre) —Faux Pas (Los tres golpes). —Eswi Yo Wapi (El guapiyé). —Yamba ngai (El mañoso). —Mobali na ngai wana (La granada o La bollona).

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