Membrillal, entre la penumbra y el olvido

En medio de la penumbra. Así viven la mayoría de los residentes de la vereda Membrillal, jurisdicción de Pasacaballos, cuando se pone el sol. La situación pende de las constantes fallas eléctricas que tienen los barrios de esta comunidad que han crecido de forma desmesurada, por lo que la mayoría de las 639 casas permanecen en las tinieblas cuando anochece. En las penumbras La presidenta de la Junta de Acción Comunal de Membrillal, Yuris Bello Beltrán, explica que ese es el principal problema que afecta a casi el total de la población que, a fuerza de la ausencia o a la inestabilidad del fluido eléctrico, ha tenido que acostumbrarse al antiguo y clásico modo de iluminar con velas o mechones. “El día en que la electricidad casi no falla, tenemos que medirnos también. Por ejemplo, si queremos ver televisión, tenemos que apagar la nevera, porque el voltaje no tiene mucha capacidad”, se lamenta Bello Beltrán. Membrillal tiene en total 4.822 habitantes, pero la mayoría de ellos viven en 4 de los sectores subnormales: Villa Elfrides, La Ceiba, El Campo y Villa Chiri. De acuerdo con la presidenta de la JAC, a su comunidad la abastecen de electricidad, la empresas Electricaribe y Energía Social. Esta última, dicen los habitantes, es la que más deficiencias presentan. Sin embargo, el problema no sólo radica en la falta de electricidad para alumbrar las noches, sino en los perjuicios que la inestabilidad del voltaje trae consigo, pues la mayoría de los residentes manifiesta tener algún electrodoméstico que se ha dañado por cuenta del mal servicio eléctrico. Enso Cogollo, uno de los miembros más activos de la JAC, admite que “como el voltaje sube y baja, nos daña los electrodomésticos. Es algo muy notorio que le pasa a muchas personas”. Yuris Bello indica que tras una comunicación con funcionarios de Electricaribe, les informaron que antes de que finalice el año instalarán un transformador en la vereda, que solucionará los problemas de voltaje. Pileta comunitaria Otro de las insuficiencias que menoscaban la vida de los membrillaleros es el hecho de tener que tomar el agua mediante cuatro piletas comunitarias. “Y no alcanza para todo el mundo. Lo que queremos es que ese servicio sea individual y nos llegue a nuestras casas. El clamor de la gente es que se eliminen las piletas y haya una sola conexión que nos abastezca a todos”, señala la presidente de la JAC. Los habitantes recuerdan especialmente dos circunstancias recientes: la sequía de hace un mes, que les obligo a comprar el agua en pimpinas; y el enojo de la gente, que, a falta de agua, tomó vías de hecho y obstruyó el camino de un camión cargado de agua de la empresa Acuacar, que pasaba por Membrillal y se dirigía a otra población cercana. Por eso, cuando llueve, los habitantes se sienten contentos y aprovechan para recoger toda el agua lluvia que puedan para después racionarla. Membrillal tampoco tiene alcantarillado y sus vías están sin pavimento, por lo que para sus habitantes es usual encontrar todo tipo de heces y desperdicios humanos sobre éstas, situación que también se complica cuando arrecian las lluvias, pues las calles se convierten en lodazales y grandes canales de agua que arrastran diferentes residuos sólidos. Alucinógenos De otro lado, un aspecto que tiene alarmados a los padres de familia es el creciente consumo de alucinógenos entre jóvenes que no sobre pasan los 20 años. “Para varios muchachos es común fumar marihuana o meter bazuco de manera 'frenteada'. Incluso, por las vías de la entrada principal de Membrillal”, explica Enso Cogollo, quien ve con preocupación el auge de las drogas en su población. Esta comunidad, además, se duele de lo que ellos consideran, el pésimo servicio de transporte de la ruta de buses Campestre–Centro. Con indignación, los residentes explican que los conductores y sparrings de la ruta El Campestre frecuentemente se rehusan a llevarlos hasta Membrillal. En su lugar, los dejan en el barrio Arroz Barato desde donde tienen que caminar por 20 minutos para llegar a sus casas. Conjuntamente, los miembros de la JAC denuncian que, en especial, los sparrings de la ruta El Campestre acostumbran a orinar en toda la vía principal de esta población, “y nadie les puede decir algo, porque son ‘guapos’ y responden con grosería e incitan a pelear”, admite uno de los residentes, quien prefirió la reserva de su nombre.