Cartagena


Mendigos aprenden inglés para pedir dinero a turistas

“My friend, want money for me”, que traducido al castellano es: “Mi amigo, quiero dinero para mí”, es la frase que utilizan algunos mendigos para pedir dinero a los turistas extranjeros que visitan a Cartagena. Apenas logran entrar en diálogo con ciudadanos extranjeros, los indigentes exclaman: “Mister, a dollar for the love of God to eat”, que significa en español: “Señor, un dólar por el amor de Dios para comer”, logrando de esta manera, con importunidad y humillación, ablandar el corazón de los visitantes, de quienes reciben limosnas. LA HISTORIA DE PASCUALA Pascuala Hernández, de 51 años de edad, es una de las personas que se dedica a pedir monedas y billetes en inmediaciones del Museo Naval y en otras calles del Centro Histórico de la ciudad. Desde tempranas horas aguarda las excursiones de turistas que vienen en los cruceros a conocer y a pasar vacaciones en la capital de Bolívar. Ella es oriunda de Buenaventura (Valle), de donde emigró para Cartagena a la edad de 18 años en busca de un mejor futuro. En aquel puerto del pacifico colombiano, sin saber leer ni escribir el castellano, aprendió algunas frases en inglés que hoy en día son claves para ganarse el pan de cada día. Pascuala reside en el sector Foco Rojo del barrio Olaya Herrera, al sur occidente de Cartagena, y convive con dos hijos en condiciones de pobreza extrema. Un buen día se le ocurrió ponerle un “valor a agregado” a la mendicidad: abordar a los extranjeros de habla inglesa comunicándose en su idioma para que la entendieran, esto con el fin de ganar un poco más de dinero. “Es que los cachacos o los de aquí no dan casi nada, mientras que los gringos dejan entre 5 y 10 dólares cuando pasan por acá”, comenta la mendiga. Ella confiesa que cuando era joven y vivía en Buenaventura, deseaba mucho “cruzar el charco” (atravesar el océano) en barco para irse a los Estados Unidos. En esa búsqueda del sueño americano aprendió palabras en inglés, pero el destino le jugó malas pasadas y recaló en la Heroica, donde ahora se vale de lo poco que sabe del idioma extranjero para ganarse la vida. “Se que hay mucha gente que acosa al turista, pero ese no es mi caso porque siempre trato de ser cordial con ellos, esperando caerles en gracia”, dice. Pascual Hernández prefiere reservarse cuánto dinero gana a diario en sus labores de mendicidad, pero es clara en afirmar que le basta para vivir. Rutinariamente llega al Centro Histórico “a las 7 de la mañana y se va como a las 7 de la noche”, tiempo que pasa postrada en el suelo sin que se sepa si en realidad es discapacitada o no. ACOSO Samuel Cole, turista estadounidense de visita en Cartagena, manifiesta sentirse acosado, ya que en cada esquina de la ciudad se topa con un indigente que lo sigue para pedirle dinero. Por su parte, Enrique Julio, ciudadano cartagenero, asegura que son muchos los mendigos que hacen su agosto y amargan la vida a los turistas. “Esperan la temporada de cruceros para rebuscarse. Le piden plata a los cruceristas y esta situación se ha vuelto incontrolable”, expresa Julio. Así como Pascuala, muchos mendigos han aprendido inglés para poder pedir dinero a los extranjeros que visitan la ciudad heroica. Esta situación, al parecer, pasa desapercibida por las autoridades, que a través de la Corporación de Turismo Cartagena de Indias adelanta acciones para evitar que se hostigue a los visitantes, debido a que este problema es una meta a superar por las pretensiones de convertir a Cartagena en destino turístico de talla mundial.

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