Así lo dieron a conocer moradores y miembros de la Junta de Acción Comunal de la zona, quienes explicaron que el peligro lo representan los enfrentamientos entre pandillas.
Denunciaron que las mencionadas gavillas pertenecen a sectores aledaños como Chapacuá, Fredonia, Los Cerezos, La Magdalena y La Puntilla, entre otros, quienes escogen los momentos de lluvia para organizar sus reyertas.
El lugar que escogen los pandilleros para agredirse a pedradas es un solar que la comunidad tiene destinado para la construcción de un colegio público, lucha que ha venido sosteniendo casi desde la fundación del barrio.
Cerca de ese solar funciona el “Hogar múltiple Las Palmeras”, guardería en la que permanecen niños de 2 a 5 años de edad, quienes, además de ser testigos de los encuentros entre pandilleros, se exponen a recibir un golpe, puesto que las piedras que no caen en la humanidad de los enemigos, llegan al techo del establecimiento, el cual ya semeja un colador por la cantidad de huecos que producen los impactos.
La dirigencia comunal dice que, además de las guerras entre pandillas, el otro inconveniente son las lluvias, debido a que el techo agujereado deja filtrar el agua, lo que obliga a niños y a profesoras a ocultarse en la cocina y en el comedor mientras pasa el aguacero.
Los padres de familia hicieron un llamado a las autoridades distritales para que se apersonen del caso, “o nos veremos en la obligación de retirar a los niños de este plantel”.
La JAC aseguró haber enviado comunicaciones a la Policía Metropolitana, la cual ha respondido enviando camiones de sus efectivos, lo que ha disminuido un poco los encuentros pandilleros durante las lluvias de las últimas semanas.
Pero no sólo la guardería ha sido víctima de los peleoneros, también el Centro Cultural Las Palmeras, la inspección y el Centro de Vida, en donde permanecen los adultos mayores de la zona.
También los tenderos dicen estar sufriendo las consecuencias de esos enfrentamientos, “porque cuando esos tipos forman sus peleas tenemos que cerrar nuestros negocios hasta que pase la lluvia. Y eso significa pérdidas que no se recuperan”.
Los de la JAC consideran que es este el momento preciso en que el Gobierno Distrital debería emprender la construcción del colegio en el solar destinado para esa empresa, gestión que acabaría con las reyertas de los pandilleros y evitaría que los jóvenes del sector tengan que estudiar en colegios de las comunidades vecinas.
El Universal intentó conocer las impresiones del alcalde local, Reinaldo Manjarrez, pero éste nunca respondió su teléfono celular.
Cartagena
Niños de guardería, a merced de pandillas
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