Niños futbolistas no tienen canchas sino potreros

La referida cancha se localiza al lado del estadio de fútbol del barrio San Fernando y detrás del conjunto residencial Villas de la Victoria.
Los padres de familia dicen que fue construida hace 25 años y desde entonces nunca más se le ha hecho ningún tipo de mantenimiento.
La cancha múltiple, a su vez, contiene tres canchas: dos para jóvenes y una para niños, las cuales carecen de un sistema de drenaje de aguas pluviales, por lo cual, en cuanto cae un aguacero, los campos se inundan y la evacuación es lenta.
Carlos Vargas Mestra, uno de los padres de familia, dijo que “cuando por fin el agua se escurre, la cantidad de barro hace que los muchachos jueguen con dificultad; y cuando se seca, se vuelve un peligro, porque algunos se caen y se rasgan la piel”.
Los familiares de los pequeños deportistas también se quejan de que el escenario no tiene graderías, ni camerinos, ni baños para que los jugadores se cambien de ropa, actividad que deben hacer a la vista del público u ocultos detrás de los árboles.
Por no tener cuadrillas de aseo permanente y por la falta de canecas de basura, los campos se mantienen sucios  de los desechos que arrojan los espectadores los fines de semana y de los que depositan los inescrupulosos durante los días en que no hay partidos.

De cancha a potrero

Iván Turriago, otro padre de familia, se refirió a que el cerramiento del polideportivo está en pésimas condiciones como también su entorno exterior, en donde algunos comerciantes informales montan negocios de cocina y dejan el espacio ocupado con fogones de leña y demás desechos.
Los residentes cercanos al ese espacio deportivo insisten en que desde que éste fue creado hace un cuarto de siglo, nunca más se le ha invertido presupuesto alguno, lo que explica el deterioro de las arquerías, la ausencia de iluminación y falta de vigilancia.
“Por la oscuridad que reina en el campo y por no tener vigilancia permanente, en los últimos dos años han asesinado a doce personas, siendo los casos más sonados la muerte de un abogado, quien estaba acompañando a su hijo futbolista; y la de cuatro muchachos, de quienes aún no se sabe por qué les quitaron la vida”, comentan los vecinos.
Asimismo, aseguran que los 87 árboles que actualmente respiran alrededor de la cancha fueron sembrados por la comunidad, y que las pocas veces que las autoridades se han condolido de los campos es para echarles arena después de un aguacero.
“Aún así —agrega Iván Turriago—, el año pasado tuvimos que suspender un campeonato porque el terreno estaba imposible”.
Por su parte, Carlos Vargas añadió que “la gente de los alrededores dice que aquí no hay campos, sino potreros, pero lo que queremos es que todos nos unamos y hagamos algo por rescatar este espacio, que no es únicamente de Alameda la Victoria sino de la Localidad 3, aunque hasta acá vienen equipos de casi toda  Cartagena”.
Entre las acciones que esperan los padres de familia que ponga en marcha el Gobierno Distrital, está una normativa para evitar que se siga vendiendo licor durante los partidos.
“El domingo pasado —relataron—, el propietario de un equipo estaba borracho y comenzó incitando al juego sucio y por último casi le pega al árbitro”.
Entre el polideportivo y el estadio de San Fernando corre un caño de aguas servidas en el que podrían caer los niños, “pero que también podría mejorarse y usarse como vía para al evacuación de aguas lluvias, pero con sus respectivas señalizaciones”, sugirió Iván Turriago.
El director del Instituto de Deportes y Recreación del Distrito (Ider), Jorge Franco, dijo haber visitado el escenario la semana pasada, “pero la gente sólo me habló del problema de la venta de licor. Sin embargo, estoy abierto a dialogar con alguna comisión de padres de familia que quiera venir a mi despacho”.