Así lo hizo saber ayer Gillian Barbosa Miranda, docente del área de Geotecnia del Programa de Ingeniería Civil de la Universidad de Cartagena, quien explicó que los humedales eran alimentados por las aguas lluvias que bajaban de las laderas, tanto superficialmente como interiormente.
Manifestó que la situación del barrio se describe como un movimiento de masas de tierra, producto de factores como la intervención inapropiada del hombre en la parte inferior de la ladera, en donde estaba el sistema de humedales que hace 30 años fue rellenado con tierra, lo cual le quitó el proceso de filtración de drenaje a la zona, fenómeno que se acompañó con deforestación, excavación y construcción rudimentaria de viviendas en la parte superior.
Lo anterior ocasionó que cada año se presentara inestabilidad, registrándose un incremento el año pasado por causa del fenómeno de La Niña, que produjo lluvias de casi 2.300 milímetros, cuando lo normal está entre 800 y 900 milímetros.
“Es decir, las lluvias saturaron grandemente la ladera, produciéndose el primer colapso de las viviendas unas 200 en el mes de noviembre, a lo cual se le sumaron las lluvias del presente año, que se han precipitado en 200 milímetros, sumado a que también hay filtraciones de tuberías de agua potable y servidas”, dijo el ingeniero.
Recalcó que en el momento en que se rellenaron las pozas, el agua que circulaba interiormente nunca encontró salida, generando la desestabilización y la saturación del suelo.
En otras partes
El investigador anotó que, una vez realizado el diagnóstico, se le recomendó al Gobierno Distrital que interviniera los barrios San Bernardo y 20 de Julio, que están en las partes laterales de la ladera, para que no suceda lo mismo que en la zona cercana a la vía principal de San Francisco.
“Por esa razón ya se están realizando demoliciones y reubicaciones, pero también deben ejecutarse obras de manejo de las aguas y colocar una serie de filtros temporales para evacuar el agua que está acumulada en la parte inferior de la ladera, de tal forma que pueda garantizarse la estabilización durante el invierno del presente año, mientras se ponen en marcha las obras definitivas, las cuales tienen unos costos muy altos”, indicó Barbosa Miranda.
Señaló que el problema de San Francisco es sumamente grave, pero que en otros sitios de la ciudad también podría estarse presentando, poniendo como ejemplo la Loma del Marión, en donde, por efectos de las abundantes lluvias de los últimos años, es posible que haya aguas represadas en su interior.
Detalló que la Universidad de Cartagena ha venido haciendo estudios exhaustivos en zonas como el Salto del Cabrón, Loma del Diamante, Lo Amador, Nueva Granada y Manzanares, entre otras, mientras que el Distrito se enfoca en buscar los recursos para hacer las obras definitivas, “pero mientras éstas no se lleven a cabo, toca seguir haciendo monitoreos constantes”, aclaró.
Asimismo, informó que en cuanto se hagan las obras de recuperación de esos terrenos, la idea es que se conviertan en zonas ecológicas, reservas naturales o parques recreativos, pero de ninguna forma podrían urbanizarse, so pena de que se presenten los percances de siempre.
El docente hizo un llamado a la comunidad de San Francisco para que tome las precauciones del caso, puesto que los deslizamientos y movimientos de tierra todavía están activos, “por lo que sería contraproducente que alguien esté en la noche tratando de cuidar los que fueron sus lotes o demás pertenencias”.
Igualmente, señaló que “sería bueno que los constructores tuvieran en cuenta que hacer obras en laderas requiere de demasiados cuidados técnicos, que si fuera en una zona plana”.
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