“No molestamos a nadie con nuestra venta de comida”

María De La Rosa, mayor de 60 años, vende almuerzos todos los días hábiles en uno de los andenes de la Calle 10 de Bocagrande, entre Avenida San Martín y Carrera 3, y es ella de quien se ha hecho referencia como el negocio informal de la sombrilla amarilla que había aparecido en el espacio público de la zona (Lea: Espacio público de Manga, un dilema para el Distrito). 
“Desde hace más 13 años mi mamá ejerce su actividad en ese mismo sitio y su clientela son personas que viven o trabajan en los domicilios y negocios de ese mismo sector”, manifiesta el joven William Cueto De La Rosa, hijo de María, objetando la información que publicara este semanario sobre esa venta informal semiestacionaria, contigua a un reconocido concesionario de vehículos.
Explica el joven que su progenitora ejerce su labor de manera fugaz, puesto que llega a las 11:30 de la mañana y hacia la 1:00 de la tarde, hora y media después, recoge sus aperos y se va de regreso a casa, cuando ya ha vendido todos los almuerzos.
Aclara que su progenitora trae los alimentos ya preparados y empacados en moldes desechables, es decir, que para nada los sirve en el sitio, sino que la gente los compra y se los lleva, por lo tanto “usted nunca encontrará que ella deja el sitio desaseado o con basura, su labor es completamente higiénica”.
Sobre el sector donde comercializa los alimentos indica que María De La Rosa tiene allí clientela propia que siempre la espera, y es por eso que su estadía en el sitio es breve, “se desocupa rápido, de manera que no se puede decir que esté causando molestias por ocupación del espacio público, es más, le puedo asegurar que la gente del sector le guarda afecto a mi mamá y nunca le han dicho nada por su presencia transitoria en ese lugar” (Lea: Invasión de espacio público: problema de nunca acabar).
“Lo que pasa también es que las condiciones físicas de ese sector han cambiado, ya que antes en el sitio donde ella se ubica había una casa abandonada y mi mama vendía bajo el sol, por lo cual su venta no era visible, pero desde hace unos tres meses adquirió la sombrilla amarilla que usted ha visto, para resguardarse del sol y que sus clientes puedan llegar por sus almuerzos también con más comodidad”.
William Cueto admite que su madre no tiene carnet ni permiso formal de autoridad alguna para su actividad en el espacio público, pero considera que los más de 13 años en esta labor ameritan que por lo menos le dejen ganarse su sustento.