Paciente murió esperando los exámenes médicos

Es tan  inhumana y desalentadora la situación, que las entidades del sector no tienen en cuenta si se trata de la vida de un adulto mayor o de algún niño.
El cuerpo de Petrona Sotelo, de 79 años, no aguantó más la larga espera de unos exámenes médicos y de que aparecieran unos especialistas que nunca llegaron a la Clínica AMI de esta ciudad.
Ayer a las 10:30 de la mañana, esta señora murió en el cuarto piso de este centro hospitalario.
Sin embargo, una vocera de la entidad hospitalaria le dijo a El Universal que la paciente recibió toda la atención necesaria y se siguieron todos los parámetros requeridos, y sugirió a este medio que para recibir información oficial se debía hacer una solicitud por escrito.
La ‘tramitomanía’ y la pésima atención, en este caso también de la EPS Humana Vivir en el régimen contributivo, a la cual pertenecía Sotelo, tienen su gran cuota de responsabilidad en la muerte de esta mujer, cuyo caso es uno más de los miles que ocurren en Cartagena por la lentitud en las órdenes y remisiones a médicos, especialistas y laboratorios.
Una fuente médica le informó a El Universal que la señora Sotelo padecía de un cáncer de tiroides y que había sido atendida con todos los cuidados necesarios, pero uno de sus hijos, Manuel Valdelamar Sotelo, desmiente a esa voz. Petrona Sotelo había ingresado al centro asistencial el 23 de junio y murió ayer 11 de julio.
“La Clínica AMI no puede emitir un diagnóstico, porque no hubo resultados, ni se le realizaron los exámenes más importantes ordenados a mi madre por parte de Humana Vivir, tal como dice la historia clínica. También, nos entregan un acta defunción que dice que falleció por ‘muerte natural’”, dijo Valdelamar Sotelo.
La historia
El Universal obtuvo copia de la historia clínica y según ese documento, la paciente ingresó “por episodios múltiples de sangrado por vías digestivas, con pérdida de peso progresivo y un antecedente de ‘bocio tiroideo de larga data, sin que se le hubiera realizado estudios para descartar malignidad”.
A todo eso se sumó un cuadro de desnutrición general y una desmejoría que en los últimos apartes de la historia clínica arrojan un pronóstico malo para la paciente.
Entre los estudios clínicos que quedaron pendientes por realizarle a Petrona Sotelo, está una Colonoscopia (visualización del intestino grueso), un TAC abdominal contrastado (tomografía computarizada del área del vientre). Para la realización del TAC, la clínica había ordenado el traslado a otra institución, porque en la AMI no disponían de los equipos para hacerlo.
 También faltaron los resultados de un examen de líquido pleural (de la pleura o membrana que recubre los pulmones y otras áreas) y la valoración por un cirujano oncológico para el manejo de un cáncer de tiroides.
Hubo negligencia
El hijo de la fallecida insiste en que hubo negligencia por parte de la EPS Humana Vivir.
“Yo hablé varias veces con el gerente de Humana Vivir, Remberto Cantillo, quien me prometió que personalmente se iba a encargar del caso, pero nunca lo hizo, hasta prometió que vendría a la clínica, y yo le dije que ya para qué”, expresó Manuel Valdelamar.
El Universal conoció también que en los últimos días la paciente debía ser traslada a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Ante eso, y por petición de familiares, la UCI fue conseguida en una clínica en Manga, gestionada por la directora del Dadis, Katherine Egea, pero la Clínica no ordenó el traslado, aduciendo que la paciente debía ser primero estabilizada.
El caso del fallecimiento de Petrona Sotelo, es una prueba más de que no hay prioridad para la atención en salud de los adultos mayores enfermos de esta ciudad, y que la indolencia de las EPS, como la cuestionada Humana Vivir, prolongan el dolor  físico y aumentan la pena de los familiares.