Cartagena


Pacientes de Clínica Crecer se quejan por atención inhumana

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

20 de agosto de 2011 12:01 AM

Laura Marriaga Ahumada, de 5 años, es la hija de Yirley, quien reside en el barrio San Fernando, sector El Silencio.
Desde el pasado domingo 15 de agosto la niña está sufriendo de unos dolores abdominales que empezaron produciéndole vómitos, por lo que sus padres la llevaron al puesto de salud del barrio Blas de Lezo, en donde le recetaron algunos medicamentos.
Pero el lunes debieron llevarla dos veces, por lo cual el personal médico sugirió que la trasladara a la Clínica Crecer.
El martes en la mañana la madre se presentó con la niña a la mencionada clínica,  en donde, según ella, “primero debí hacer una fila enorme, con todo y que la niña lloraba fuertemente por el dolor, pero después le hicieron unos exámenes de sangre y orina y me dijeron que podía regresarla a la casa”.
Sin embargo, el miércoles en la tarde debió llevarla nuevamente, “y me la acostaron en una camilla. Yo quería que me le hicieran algo, pero me decían que no podían darle nada, porque no se sabía qué tenía, y que me la llevara para la casa”.
El jueves la llevó nuevamente, puesto que ya la niña se desmayaba por lo fuerte del dolor, pero fue a las 5:00 de la tarde cuando el personal de la sala de urgencias se comunicó con el médico de turno, quien apareció a las 9:00 de la noche para decir que la paciente necesitaba una ecografía.
Ayer, siendo las 11:30 de la mañana, practicaron la ecografía, pero no se detectó, según los médicos, el origen del dolor. A las 5:30 de la tarde, los padres de la niña estaban a la espera de un pediatra, que determinaría lo que estaba padeciendo la paciente.
“Uno comprende que aquí llegan demasiados pacientes, pero si ven que un niño está sufriendo mucho con una afección, ¿por qué lo tratan con esa indiferencia, como si uno estuviera pidiendo limosna?”, se pregunta Yirley Ahumada.

Una sutura problemática

Como Cristina Luna Salgado se identificó otra paciente que llegó, hace 12 días, a la sala de urgencias de la Clínica Crecer, después de haber sufrido un accidente que le dejó una herida pequeña en el rostro.
Andrés Salazar, su yerno, cuenta que la paciente fue suturada con dos puntos y enviada a su casa, con la recomendación de que volviera en diez días para retirarle los hilos.
“Pero —relata Salazar—, habían pasado unos diez días cuando de pronto se le comenzó a inflamar la cara. La traímos ayer (jueves 18 de agosto) a las 9:00 de la mañana, pero la atendieron como dos horas después, porque su hija insistió”.
Dijo Salazar que cuando a la paciente le retiraron los puntos le sobrevino una hemorragia, por lo que le comunicaron a los familiares que tenía una vaso sanguíneo abierto, “y por eso intuimos que le habían hecho una mala sutura”.
Luego, los médicos procedieron a hacerle otra sutura que le inflamó el rostro nuevamente, “pero cuando empezamos a reclamar, trataron de evadir la responsabilidad diciendo que eso le tocaba a un cirujano plástico y que ellos no tenían nada que hacer, porque nuestra EPS no cubría ese tipo de servicios. Después, nos dijeron que la regresáramos a la casa”, aseguraron los parientes de Cristina Luna.
“Por supuesto —prosiguieron—, no les hicimos caso y nos quedamos hasta que nos solucionaran el problema. Entonces, salieron con que el hematoma se debía a que la paciente es hipertensa y diabética. Después, cuando vieron que no nos conformábamos con ese argumento, entonces dijeron que la iban a remitir a otro centro médico.”
A las 5:50 de la tarde de ayer, los familiares de la paciente contaron que a las 3:00 de la tarde, un cirujano plástico la valoró “y dijo que no había necesidad de remisión ni de cirujanos plásticos, que todos lo procedimientos podían hacerse en la misma clínica.
Más adelante, anotaron que “lo que le indigna a uno de los médicos de urgencias es que se portan como si estuvieran tratando con perros y no con seres humanos que pagan un servicio”.
Dos funcionarias de la clínica, quienes se negaron a dar sus nombres, dijeron que ellas no podían dar declaraciones a la prensa, pero también se negaron a decir quién era la persona encargada para tales menesteres.

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