Cartagena


Pandilleros acosan a hogar del adulto mayor en San Francisco

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

04 de septiembre de 2009 12:01 AM

Más protección de las autoridades competentes pi-den los ancianos del “Centro de Vida Santa Mariana”, del barrio San Francisco. Según las directivas del establecimiento, éste siempre ha sido objeto de los ataques de jóvenes pandilleros y ra-poneros que pululan por el lugar, pero desde que co-menzó el presente año la problemática se ha agudizado ostensiblemente. El Centro de Vida fun-ciona en un sector conocido como “El Ancianato”, el cual es considerado —tanto por habitantes de San Francisco como por los mismos agentes de la Policía Metropolita-na— como “zona roja”. “Y parece que es así —ex-plica Paola Pereira, la direc-tora del Centro—, porque a cualquier hora del día un grupo de muchachos acos-tumbra a pararse en la esqui-na opuesta, esperando a ver a quién le quitan algo”. El “grupo de muchachos” (algunos son nietos de los ancianos del Centro) a los cuales se refiere la funciona-ria, está compuesto, según los moradores, por jóvenes pandilleros provenientes de los sectores más deprimidos de San Francisco, pero espe-cialmente de las estribaciones del cerro de La Popa. Entraron al hogar De acuerdo con Hum-berto Reales, otro de los fun-cionarios del Centro, en una sola ocasión los facinerosos lograron ingresar al local, rompiendo el techo en la parte trasera, con el objeto de sustraer un equipo de sonido que horas después fue recu-perado, pero en pésimas condiciones. “Desde entonces —cuenta Reales— no han intentando entrar nuevamente, pero ahora sucede que las personas que vienen a visitarnos, a ver a algún familiar o a hacer algún trabajo humanitario, deben tener cuatro ojos, porque las atracan en la puerta y a plena luz del día”. Lo anterior puede ilus-trarse mediante un episodio ocurrido meses atrás cuando una trabajadora social, per-teneciente a la “Secretaría de participación ciudadana” del Distrito llegó al Centro a dictar una charla para los an-cianos; y mientras lo hacía, los pandilleros despojaron de varios elementos a la ca-mioneta en que se transpor-taba, la cual estaba parquea-da a las puertas del edificio. “Hace unos pocos días —relatan los afectados— la anterior directora cerró con broche de oro su estadía en el Centro: cuando se estaba despidiendo de nosotros, le robaron el bolso con todas sus pertenencias, en cuanto puso el primer pie fuera del local”. No dar “papaya” La reacción más inme-diata por parte de las vícti-mas es dirigirse al CAI que funciona a unos 300 metros del local, “pero —dicen—, últimamente los policías se limitan a decirnos que no llevemos cosas de valor, ni llamemos tanto la atención, porque el Centro está en una ‘zona roja’”. Sin embargo, y de acuer-do con lo señalado por los vecinos del sector El Ancia-nato, las únicas víctimas de los pandilleros no son los an-cianos, ya que cuando llueve y la avenida principal de San Francisco (a cuyas orillas está el Centro de Vida) se inun-da, los vehículos deben ami-norar su marcha para no va-rarse, momento éste que aprovechan los delincuentes para atracar a los conducto-res. “A propósito de la aveni-da —dice Humberto Rea-les—, queremos llamar tam-bién la atención del Datt, pa-ra que nos instalen unos re-ductores de velocidad, con el fin de que los ancianos pue-dan cruzar la vía con tran-quilidad, ya que por aquí los vehículos pasan a toda velo-cidad”.

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