Cartagena


Perdió sus piernas pero no sus sueños

JESSICA PONCE AGUIRRE

03 de junio de 2012 06:06 PM

En una habitación de la Clínica Madre Bernarda, ya consciente, Katty Yulieth Fonseca Acosta le da detalles a Erney Acosta Vergara, su madre, del terrible accidente que sufrió el pasado jueves 24 de mayo, cuando, intentando cruzar la calle hacia su trabajo, una volqueta cargada de arena pasó por encima de ella.
La joven, que cuatro días después del incidente se enteró de que parte de sus dos piernas habían sido amputadas para poder salvarle la vida, ha resultado ejemplo de fortaleza y optimismo lo que ha llenado de esperanza a su familia que no desea otra cosa que Katty, de 21 años, salga adelante.
“No era la primera vez que me pasaba, varias veces habían estado por atropellarme, a una de mis amigas también casi le pasa, es un sector muy peligroso”, le dijo Katty después de despertar a su madre, quien viajó de El Carmen de Bolívar, donde vive, el mismo día del accidente y la acompaña en la clínica de 8 de la mañana casi hasta las 9 de la noche cuando la hacen salir.
El martes, mientras esperaba afuera de la Unidad de Cuidados Intensivos a que los mé¬dicos la llamaran para poder ver a su hija, Erney contaba que temía mucho la reacción de Katty al enterarse de la amputación casi completa de su pierna derecha y de la izquierda a la altura de la pantorrilla, pero que el valor de la joven al conocer la noticia defi¬nitivamente hizo que se sintiera menos angustia¬da y confía en que a pesar de esta dura prueba, Katty saldrá adelante.
A la madre la mortificaba pensar en lo vanidosa que siempre había sido su muchacha, cuanto le gustaban las faldas y lucir zapatos de tacón alto, pero ante esta prueba da gracias a Dios de que las cosas no hayan sido peores y de que Katty sigue con vida.
“Ya hemos hablado con ella. Ha sido duro escuchar lo que cuenta de ese día, pero es alentador ver la fortaleza y la tran¬quilidad con la que ha asumido lo que le pasó y sobretodo sus ganas de seguir estudiando y convertirse en una excelente contadora pública”, relata la madre que no puede evitar que sus grandes ojos miel se llenen de lágrimas, pero respira profundo y continúa.
“Katty me dice que el día del accidente venía solita después de almorzar, que siempre era muy difícil cruzar esa calle y que después del impacto no se acuerda de nada. Sabemos que fue la gente de la calle la que la ayudó y la trajo hasta la clínica”, narra la mujer de 45 años.
APASIONADA Y OPTIMISTA
Descrita por Eliana Venecia, compañera universitaria y una de sus mejores amigas, “Katty es una niña aplicada, estudiosa y sobre todo muy apasionada por lo que hace.
“Siempre hemos admirado a Katty porque estudiar y trabajar al mismo tiempo no es fácil, pero ella lo hace muy bien, su meta es convertirse en una excelente profesional y desarrollarse en empresas muy importantes, siempre lo decía. Por eso la rodeamos, la apoyamos porque sabemos que continuará adelante y cuenta con todos sus amigos para eso. Lo que pasó no va a ser un impedimento para Katty, de eso estoy segura”, dice Eliana, desde que se enteró del accidente de su amiga asiste regularmente al hospital a visitarla.
Junto a Eliana, los  alumnos de la Universidad Libre, donde Katty adelanta sus estudios, iniciaron una cadena de oración por la recuperación de la joven y le dan gracias a Dios por la fuerza espiritual que ella ha tenido hasta el momento, lo que “jugará a favor de su pronta recuperación”.
“QUE SE HAGA JUSTICIA”
Aunque hasta el momento el seguro de la volqueta de placas KEG 599 que atropelló a Katty ha respondido por los gastos clínicos de la joven de 21 años, la familia ya inició las acciones legales correspondientes para encontrar a los responsables de este desafortunado accidente.
Richart Fonseca, abogado y primo de la víctima resaltó que la entereza de Katty ha hecho que la familia se sienta más unida y con muchas ganas de apoyarla pero que también es consciente de que se viene un largo proceso en el que se debe indagar para encontrar a los responsables de “un accidente que pudo haberse evitado”.
“Un abogado particular ha iniciado las acciones legales correspondientes para encontrar a los responsables y obtener una indemnización justa por lo que ocurrió, ya que hay que pensar en el futuro de Katty. El daño ya está hecho pero más adelante habrá que contar con unas prótesis que garanticen que ella tenga una mejor calidad de vida”, dice Richard quien llegó de El men y ha estado muy pendiente de su prima desde la semana pasada.
Dice la señora Erney que es necesario hacer un llamado de atención a los conductores de los diferentes vehículos que circulan por la ciudad para que sean más siderados con la vida de las personas.
“Ojalá que esto no se repitiera, que los conductores de todos los vehículos fueran más prudentes y conside-rados con la vida de la gente y que las ridades ejercieran los controles en zonas de construcción como en la que sucedió el accidente que le cambió la vida a Katty, lo que se viene es difícil, pero estoy segura de que saldremos adelante”, concluye la madre.
EL FUNESTO DÍA
Al jueves 24 de mayo, después de su hora de almuerzo, Katty regresaba sola a su puesto de trabajo en la estación de Petromil ubicada frente a la entrada del barrio Villa Estrella por la vía La Cordialidad.
Era la 1:30 cuando el polvo, el calor implacable, la muchedumbre y el caos que es habitual ver en este punto de la ciudad, jugaron en contra de la muchacha que fue arrollada por un vehículo de carga que le “desmigajó” las piernas en un instante, como dice su madre.
Auxiliada por la gente de la zona, la joven estudiante de contaduría pública fue llevada a la Clínica Madre Bernarda, donde le fueron amputadas parte de ambas piernas y aún se recupera de la intervención quirúrgica.
El viernes Katty fue sometida a una nueva operación reconstructiva en su pierda derecha.

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